La necesidad de ser resilientes
Hace unos días fuimos testigos de los primeros pasos en la recuperación de Pablo, el joven cajero quemado en Hualpén, luego que un par de delincuentes intentaran robarle.
Y no deja de sorprender cómo las personas que, habiendo vivido situaciones traumáticas, logran reconstruirse y desenvolverse con recursos personales que nadie se imagina poseían.
Es lo que los expertos llaman resiliencia, un mecanismo que permite a las personas enfrentar las adversidades y hechos dolorosos, y proyectarse en el futuro a pesar de acontecimientos desestabilizadores, de condiciones de vida difíciles y de traumas a veces graves.
Conocer personas que han reaccionado positivamente frente a situaciones tan complejas como los delitos que a diario vemos en televisión, deja entrever que se puede sobrevivir a este tipo de experiencias y por eso, aunque requerirá de gran trabajo, Pablo tiene oportunidades de salir adelante.
Víktor Frankl, sobreviviente de los campos de concentración nazi, dijo alguna vez que una experiencia traumática siempre es negativa, pero lo que suceda a partir de ella depende de cada persona. En cada ser humano está la opción de elegir si de esa vivencia se obtiene un logro o se cae abatido, ignorando las posibilidades de aprendizaje. Frankl confirma su pensamiento proponiendo que "el hombre que se levanta es aún más fuerte que el que no ha caído".
En la vida cotidiana compartimos con personas resilientes, quienes enfrentan la vida de un modo mucho más optimista, entusiastas y enérgico; son personas curiosas y abiertas a nuevas experiencias.
Por lo tanto, nuestro compromiso como sociedad es generar una red de apoyo para quienes hacer frente a las adversidades es más difícil y hacer de esta contención una instancia que aumente la confianza en las capacidades de cada uno. Son estas redes las que harán crecer a nuestra comunidad.
Aprendamos todos entonces a ser resilientes.