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Despenalización del aborto

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La expectativa por alcanzar un alto nivel de desarrollo humano integral y de bienestar, con equidad y justicia social - en particular en ámbito de salud materna - es siempre valioso como finalidad de política sanitaria. Sin embargo, esta loable intensión se ve tentada en la actualidad en buscar atajos - derecho al aborto - de dudosa efectividad sanitaria, con graves externalidades negativas y controvertida valoración moral. La imposición de un programa de gobierno en materia de salud sexual y reproductiva, promovido a través de los medios de comunicación y el aparato público, como lo es la despenalización de la interrupción voluntaria del embarazo, dejan caer inexorablemente un principio no negociable para una sociedad democrática y pluralista como es el respeto debido a la vida y la dignidad de cada ser humano.

Chile ostenta cifras de mortalidad materna que nos encumbran como el país más seguro para ser madre en Latinoamérica, lo cual descarta que la despenalización por causa de salud materna sea una necesidad de salud pública y sólo se explicaría por razones ideológicas. Por otra parte, la situación legal del aborto no cambia la naturaleza moral de esta acción - cuando es procurado - debido a que implica la muerte del hijo, sea éste sano o enfermo, como en el caso de la causal de niños con malformaciones congénitas letales, agregando además graves repercusiones para la salud física y mental de la mujer, incluso si el embarazo ha sido fruto de una violación.

La iniciativa presentada en la Cámara de Diputados no permite avanzar en la prevención de los abortos clandestinos, estimados entre 13.000 a 18.000 al año, perdiendo una gran oportunidad de humanizar el trato digno a la mujer embarazada vulnerable, perpetuando la violencia de género intrínseca a las condicionantes de coerción, miedo y falta de expectativas de vida que circundan a este mal social y de paso no ofrece una oportunidad al niño/a en gestación de incorporarse a una sociedad, paradojalmente, cada vez más envejecida y que requiere mayores signos reales de inclusión y misericordia. Es el momento de levantar la voz por los que no pueden hacerlo y promover decididamente acciones de acompañamiento a mujeres que lo necesitan.

El pan dejó de ser el premio de consuelo

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La cáscara crocante de una marraqueta recién salida del horno, rellena con jamón de pierna y queso gouda, acompañada de un café con leche muy caliente, puede ser una de las imágenes más recurrente del desayuno de gran parte de los chilenos. Muchos despertamos inundados del típico olor a pan tostado y nos da la sensación de que el estanque de energía comienza a ser llenado con la gasolina del mejor octanaje.

En Chile veneramos al pan, ubicándonos como los principales consumidores en Latinoamérica, con alrededor de 98 kilos al año por persona, según cifras de la Federación Chilena de Industriales Panaderos (Fechipan). A nivel mundial, solo somos superados por Alemania. Hoy el pan responde satisfactoriamente a un consumidor más sofisticado y preocupado de su calidad de vida, que exige alternativas de alimentación más gourmet, naturales, sanas y funcionales, dejando de ser un producto cuestionado por su aporte nutricional, que ha desarrollado una oferta variada y saludable al alcance de todos los bolsillos. Dejó de ser el premio de consuelo.

El almuerzo es un buen ejemplo. A esta hora, el sándwich hace su entrada triunfal con los clásicos ave palta y ave pimiento, una alternativa liviana para quienes tienen poco tiempo. Para los que no, se ha desarrollado una amplia oferta de sándwich gourmet, acompañada de la proliferación de restaurantes especializados. También contamos con alternativas más criollas, como los acorazados sándwich de pernil palta y el arrollado pebre en pan amasado, que pueden ser consumidos por quienes requieren más calorías.

Como un ingrediente adicional, los panes gourmet han surgido con fuerza, con la llegada de panaderías internacionales que han instalado en el abanico de posibilidades panes que incluyen ingredientes diferentes y naturales como aceitunas, almendras, nueces, higo y miel, como un ejemplo de las múltiples novedades. Esto hace aún más atractiva la nostálgica costumbre de tomar once, ampliando la variedad más allá de las hallullas o marraquetas.

Para quienes necesitan terminar el día con algo contundente, el pan también les ofrece su menú. Como vemos, a lo largo del día, el pan sigue siendo el rey indiscutido de la mesa de los chilenos. Gracias a su versatilidad, este producto ha ido evolucionando según los nuevos requerimientos de los consumidores, mejorando su aporte nutricional y diversificando la oferta hacia una más saludable. Así, podemos encontrar en el mercado muchas variedades de pan que incluyen ingredientes como probióticos u Omega 3, y semillas como la avena, quínoa o la maravilla. También, existen alternativas reducidas en sodio e incluso con un menor porcentaje de materias grasas, todo en respuesta a este público cada vez más exigente en temas de calidad y que considera al pan una alternativa saludable dentro de su dieta.

Versátil y saludable, para todos los gustos y necesidades, sin duda el pan continuará siendo el rey indiscutido de la alimentación en nuestro país.