"Un modelo de desarrollo moral para la formación de estudiantes" es el nombre del proyecto desarrollado por un equipo de profesionales de la Corporación Educacional Masónica de Concepción, que se manifestó como un libro y que fue presentado ayer en el Club Concepción.
Alejandro Guillier, periodista y senador por Antofagasta, estuvo a cargo de la presentación. Y, en ese contexto, habló con Diario El Sur sobre la crisis política, las decisiones del gobierno, entre otros.
Contingencias
-Desde luego. La muerte de un trabajador que luche por sus derechos -aunque esté equivocado o pidiendo más de lo que le corresponde- es una tragedia y un fracaso para todo el país. La justicia civil debe investigarlo, como es grave, y Carabineros debe establecer una revisión de sus procedimientos. A veces en el ánimo de restablecer el orden callejero se pierde el uso proporcional de la fuerza y terminamos agravando un problema en vez de solucionarlo. Autoridad no es sólo fuerza física. También es argumentar y manejar el estrés de un conflicto.
-Una persona que ha sido condenada por los tribunales por violación a los Derechos Humanos debió haber sido destituida de todo cargo y haber perdido todos los beneficios que tiene. Debería ser motivo de vergüenza para una institución en vez de estarle rindiendo homenaje. Eso sería el sentido común más elemental en cualquier país del mundo.
-Los Derechos Humanos nunca son cortinas de humo y cada cierto tiempo estas cosas que quedan pendientes vuelven una y otra vez. En Alemania acaban de condenar a un oficial de las SS que era secretario de un campo de prisioneros, que era el que llevaba los registros y confiscaba las joyas o dinero y hacía un fondo y eso lo mandaba a la industria de guerra. Y fue condenado porque fue testigo y no denunció. Así que todos los países del mundo están revisando su pasado cuando se actualizan. Cuando los países enfrentan traumas muy grandes siempre tratan de llegar hasta el final, porque es un imperativo ético y los delitos de lesa humanidad no prescriben. Y eso explica por qué los tribunales los reabren una y otra vez.
-El tema de los Derechos Humanos es patrimonio de todos los chilenos y nadie debería sentirse excluido, o que es una bandera de la izquierda o de un sector político.
Ajustes
-Esa pregunta me la han hecho hasta mis hijos, si me siento decepcionado de haber dejado el periodismo para meterme en política y siempre les contesto que uno en la vida toma decisiones en su momento. Aquí no hay tiempo de arrepentirse de nada. Lo que hay que hacer es mejorar la capacidad de influir para que las cosas se hagan como el criterio honesto de uno le dice que hay que hacerlo.
-Pero los partidos y los parlamentarios que hicimos campaña defendiendo esa propuesta programática también somos responsables. Entonces, no puedo eludir mi responsabilidad. No estoy decepcionado. Al revés. Debemos trabajar más y mejor para ayudar a poner un rumbo correcto en un momento de desorientación y en que hemos descubierto debilidades en nuestra propia coalición, que no ha sido capaz de ponerse a la altura de las circunstancias. Lo que tenemos que hacer no es rehuir las circunstancias, sino superarnos. Tenemos que hacer un enorme esfuerzo por reorientar el gobierno a uno que mantenga las reformas, pero hacerlas bien, escuchando más a la gente, aunque nos demoremos un poco más. Esto no es problema de ritmo, sino de rumbo.
La reforma tributaria fue un enredo que pocos entendieron. En la reforma a la educación cometimos errores. Partimos mal. Deberíamos habernos metido francamente a mejorar la educación pública y la carrera docente como prioridades. Nos enredamos con el lucro y las escuelas subvencionadas, mucha de las cuales lo hacen bien.
-Faltó sensibilidad política. No reprocharía una falta de convicción. Creo que no hemos tomado el pulso a los cambios que el país ha tenido. La gente no quiere democracia representativa, sino participativa. Por eso necesitamos una nueva Constitución. Porque la del 80 no tiene considerados mecanismos de participación ciudadana. Es centralista y nosotros queremos regionalización, repartir poder. La actual lo concentra. Pero eso hay que hacerlo bien, escuchando a los ciudadanos, con una sociedad informada, recogiendo consensos básicos. Puedes ganar una elección por un voto más, pero para gobernar tienes que convencer al país y eso significa que la gente se sienta parte de lo que estás haciendo y en eso hemos fracasado. No hemos renovado las formas de hacer política.
-Creo que si la Nueva Mayoría abandona su vocación de reformas pierde el sentido. Lo que tenemos que aclarar si esto es un problema de ritmo o rumbo. El rumbo hay que mantenerlo, pero los ritmos y formas hay que cambiarlas. El programa es lo que nos une, así que no podemos sacrificarlo, pero sí hay que hacer una cierta gradualidad con criterios de justicia social y equidad. Si no alcanza la plata para todo, empecemos con los más pobres. Pero, hay otras reformas que no requieren financiamiento económico, como la descentralización del país. Eso tiene que ver con una decisión de repartir poder y generar empoderamiento en las regiones.
-Me consta que la Presidenta es la gran impulsora de la descentralización, pero dentro de los partidos de la Nueva Mayoría hay matices y divisiones. Dentro del gobierno es un tema que no está decantado y por eso se ha frenado.
Si queremos un intendente elegido tenemos que delegarle facultades administrativas, políticas y financieras. Si no, vamos a elegir a alguien que no va a hacer nada y va a ser un engaño a la ciudadanía.