Estudiantes entre el estrés y la ansiedad de fin de semestre
Al aproximarse el fin de semestre académico, los estudiantes tienden a experimentar mayores niveles de estrés, pues se caracteriza por un periodo en el cual aumenta significativamente el nivel de exigencia. Se rinden las últimas evaluaciones, se entregan informes, se realizan presentaciones de trabajos. Lo anterior, si bien es esperado, suele resultar más complejo en aquellos estudiantes que presentan bajos rendimientos, ya que se pueden jugar la aprobación de una asignatura o incluso su continuidad de estudios en este periodo.
En este escenario, la respuesta de estrés, que es básicamente un aumento en el nivel de activación que permite afrontar las mayores exigencias, suele ser adaptativa. Sin embargo, muchos estudiantes experimentan a su vez importantes niveles de ansiedad, que se asocia a sus temores al fracaso, a la posible reacción de sus familias frente a una reprobación y a sus expectativas de logro.
De esta forma, la ansiedad suele interferir con los desempeños, en tanto afecta a la capacidad de atención, memoria, comprensión, resolución de problemas, entre otros, lo que se traduce en que, a pesar de los esfuerzos que realiza el estudiante, no se obtienen buenos resultados.
Dadas estas condiciones, los expertos suelen realizar recomendaciones básicas que permitirían mejores desempeños, aun cuando no garantizan el éxito. En primer lugar, los estudiantes deben planificar este último periodo de clases, lo cual incluye organizar sus horas libres en función de las fechas de evaluaciones, estableciendo que se estudiará, dónde y con quién. Además, se debe organizar el material que se dispone en cada asignatura, completar información faltante y ordenar apuntes. Adicionalmente, se debe velar por asistir a las últimas clases, ya que es frecuente que los docentes entreguen tips o realicen repasos de los contenidos que serán evaluados.
Es importante que los estudiantes no sólo consideren las calificaciones que requieren para aprobar sus asignaturas, sino que también sus reales posibilidades de alcanzarlas, por ejemplo, si para aprobar se requiere una nota 7,0 es poco probable que se logre, por tanto, si bien se debe dedicar tiempo a su preparación orientar todos los esfuerzos a dicha asignatura no sería prudente.
No se debe olvidar que la mayoría de las universidades establecen periodos de exámenes de repetición o recuperativos. Por tanto, si un estudiante está en riesgo de reprobación en varias asignaturas puede enfocar sus esfuerzos principalmente en las asignaturas que requieren de menores calificaciones dejando la opción del examen de repetición para aquella asignatura que requiere mayor nota o que su reprobación implica retrasarse en su carrera.
Además, si se pretende optimizar los tiempos de estudio, el realizarlo en grupos suele ser positivo, en tanto es posible resolver las dudas y, más importante, se cuenta con una red de apoyo que permite disminuir el nivel de ansiedad.
Durante este periodo, la familia es importante, pues le entrega al estudiante una red de apoyo. Para eso, debe escuchar atentamente los temores e inquietudes de los hijos sobre sus estudios, manifestar interés no sólo por el rendimiento sino por cómo se está sintiendo. El factor central para el estudiante es tener la certeza de que cuenta con el apoyo de sus padres independientemente de los resultados académicos y, por tanto, éstos deben estar disponibles para contener y prestarle ayuda de ser necesario.