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Lavarse las manos previene en 40% las enfermedades

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En los helados días de invierno, el aumento de resfríos y enfermedades respiratorias se convierte en el invitado infaltable, alcanzando altas cifras.

Según explicó la doctora Norma Castillo, broncopulmonar de Megasalud, "no existe un tratamiento médico específico para la gripe y aquellos medicamentos que se utilizan van destinados a aliviar los síntomas".

"Aumentar las defensas y evitar en lo máximo posible la infección viral, son los dos métodos más adecuados para prevenirla", señaló.

La especialista, junto con entregar diez recomendaciones (ver recuadro), afirmó que "la vacunación es la forma más eficaz de prevenir la infección por virus de la gripe, ya que estacionalmente se propaga fácilmente y puede extenderse con rapidez en escuelas, lugares de trabajo y ciudades".

Respecto de la inoculación, Castillo indicó que quienes deben recibirla son las mujeres embarazadas en cualquier etapa del embarazo, niños de 6 meses a 5 años, personas mayores de 65 años, personas con enfermedades crónicas y trabajadores de la salud.

ABRIGARSE

Respecto a los resfríos, el profesor de Enfermería de la Universidad Católica de la Santísima Concepción, Erick Álvarez, planteó que tener uno no es fácil de evitar, ya que en estos meses las personas se enfrentan a condiciones ambientales de temperaturas más frías -que favorecen a los virus que provocan esta enfermedad-, y la baja en las defensas, facilitada por los cambios bruscos de temperatura.

Sin embargo, detalló que uno de los aspectos relevantes a tener en cuenta tiene relación con lavarse las manos con frecuencia, ya que "esto previene resfríos y enfermedades respiratorias hasta en un 40%".

En cuanto a la vestimenta, el docente sugirió abrigarse usando varias capas de ropa, empezando por telas de algodón. "Esto ayuda a enfrentar el frío, pero también a que sea fácil desabrigarse cuando se llega a un lugar calefaccionado", lo que evita que el cuerpo se exponga a fuertes cambios de temperatura.

Guantes, bufandas y orejeras son, a juicio de Álvarez, una buena alternativa "y particularmente los gorros, pues se pierde mucho calor por la cabeza". Asimismo, concluyó que se deben utilizar pañuelos desechables al toser o estornudar y eliminarlos de inmediato. Si no se tienen a mano, las personas deben cubrirse la boca con el antebrazo.

Nueva Encíclica del Papa Francisco

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Estamos ante la esperada encíclica del Papa Francisco y volvemos a encontrarnos con un Papa que sorprende: es la primera Encíclica escrita en castellano, y con un título italiano que le presta aquel cuyo nombre incorporó a la historia de los sucesores de san Pedro: Francisco.

Laudato sí, mí Signore

Y sigue el estilo directo e interpelador del Papa argentino lanzándonos preguntas que se cuelan desde el primer momento en nuestras almas: "¿Qué tipo de mundo queremos dejar a quienes nos sucedan, a los niños que están creciendo?". El tema central es el cuidado de la casa: familia, tierra. Y siguiendo en la manera bien concreta de hablar del Papa Francisco, nos acerca a quienes merecen el mayor de respeto de la tierra: los niños

El Papa nos advierte muy pronto que estamos "maltratando" y "saqueando" esta Tierra y nos envuelve entre los gritos de quienes más sufren las consecuencias: los "abandonados del mundo". Y con una expresión de Juan Pablo II -la "conversión ecológica" - invita a individuos, familias, colectivos locales, nacionales y comunidad internacional a escuchar esos gritos.

Francisco nos pide "cambiar de ruta" y nos embarca en el estilo positivo tan suyo a la "hermosura del desafío" por el "cuidado de la casa común". Advierte como positivo que ha crecido "una sincera y dolorosa preocupación por lo que está ocurriendo en nuestro planeta".

La Encíclica tiene como destinatarios primeros a los fieles católicos, pero siguiendo una praxis empleada ya por san Juan XXIII incluye a todo hombre de buena voluntad, porque quiere "especialmente entrar en diálogo con todos sobre nuestra casa común. Por eso, es el diálogo una de las ideas vertebradoras de todo el documento, y de manera especial en el capítulo 5, en que hablará de él como del instrumento para afrontar y resolver problemas.

El texto termina con dos oraciones: una que se ofrece para ser compartida por todos los que creen en "un Dios creador omnipotente" y que ocupa el número 246, y la otra propuesta a quienes creen en Jesucristo y que es rimada con el estribillo "Laudato sí", que abre y cierra la encíclica.

La "Laudato, si" tiene el tamaño habitual en documentos de esta clase: 245 puntos que se extienden por 186 páginas y que el Papa Francisco firmó en la Solemnidad de Pentecostés del año 2015, tercero de su Pontificado.