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Dos periodistas en mi cancha

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Son independientes. No aceptan la sumisión ni la complicidad. Ambos saben mucho de fútbol y se documentan con propiedad, entusiasmo y amor. Los une la misma y exclusiva pasión: el periodismo.

Conozco al dúo con simpatía y lealtad. A Julio Salviat desde la Escuela de la Pontificia Universidad Católica, donde fuimos compañeros. Años después, me designaron editor de Deportes de "Las Últimas Noticias". Como mis afanes van por los rieles de la literatura y la entrevista, llevé a Julio por su formación ética, su especialización acentuada y su claridad a la hora de armar equipos.

El otro es Juan Cristóbal Guarello. Lo vi en sus primeras andaduras, en la Diego Portales. Áspero y autónomo en las asambleas y en sus crónicas inaugurales. Siempre le tuve -y le tengo- mucho afecto. Hoy aplaudo sus comentarios en Canal 13 de televisión, donde transita de la acidez al acierto, de la vocación al estilete, del conocimiento a la limpieza.

Los admiro. Escribo - con la transcripción de Consuelo Morales Vega, grata técnica en enfermería- antes del partido de la Selección Chilena frente a la uruguaya. No creo en los pronósticos ni en los milagros. Pero como esta columna se publica después de esos 90 minutos, me concentro solamente en los dos colegas.

Julio Salviat pertenece a mi generación y me visita frecuentemente con la siempre bella Gloria Silva, su esposa. Lo hacen desde que quedé con mis piernas inmóviles por un desacierto médico.

Fue jefe de Deportes de los diarios "La Nación", "La Tercera" y "El Mercurio". Su campo principal estuvo en la revista "Estadio", donde se formó especialmente con Antonino Vera, siempre atento a la exactitud, la investigación y el reporteo. Su compañero más cercano era Edgardo Marín, hoy columnista de "El Mercurio" y autor de libros sobre la historia del fútbol en Chile. Esta dupla escribió la obra titulada "De David a Chamaco", precisa en los datos incontrarrestables y precisa en la estadística.

Vertí lágrimas porque dejaron fuera a Enrique "Cuá Cuá" Hormazábal, para mí el mejor de todos los tiempos, aunque se incomoden los jóvenes que saltaron del pobrerío de la población al contrato millonario en clubes europeos. Salviat y Marín me dieron sus razones. Entre otras, la indisciplina de mi ídolo, la misma que respaldó a Fernando Riera para excluirlo de la selección que resultó tercera en el Campeonato Mundial de 1962.

A Juan Cristóbal Guarello lo sigo desde que él era un muchacho ríspido, despierto, y muy íntegro. Solidarizo con su carta a los jugadores que enfrentaron a sus rivales de camiseta celeste. Es refrescante y novedoso, claro y audaz, vivo y sin ataduras.

Parece que le quitaron las bridas muy temprano y corre -como Salviat- sin genuflexiones ni pleitesías. Ambos están en mi cancha.

Vacuna contra Virus Papiloma Humano: Oposición v/s beneficio

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Según cifras entregadas por el Ministerio de Salud, la inoculación para prevenir el Virus Papiloma Humano (VPH) es la que genera más alta oposición del Plan Nacional de Vacunación, con 5.556 negativas en 2014. Es decir, por cada 18 niñas vacunadas contra el VPH hubo 1 rechazo, motivado, se estima, por consideraciones religiosas y morales, así como temor a efectos adversos.

Se cree que factores morales, asociados a que la vacuna evidenciaría un inicio más precoz de la vida sexual de las menores, ha complicado a algunas familias, además de reticencias respecto de sus efectos en la salud por tratarse de una vacuna nueva.

Más allá de los resquemores de los padres, normales en cierta medida en esta etapa , es necesario destacar la importancia para la salud pública que significa la protección contra el VPH. En Chile, el cáncer del cuello del útero causa más de 600 muertes por año en mujeres de edad reproductiva. Las infecciones de transmisión sexual causadas por este virus son, por lejos, la causa de consulta más frecuente en los centros especializados del sistema pública de salud. Eso, sin duda, es un problema de salud pública suficiente para incorporar esta vacuna como medida de prevención.

Con estas cifras, en 2014 el Ministerio de Salud decidió incorporar al Plan Nacional de Inmunizaciones del país la vacuna contra el VPH para todas las niñas de 4° año básico, con el fin de protegerlas contra el cáncer del cuello del útero y otras enfermedades causadas por el mismo virus. Así, las niñas reciben la primera dosis en 4° año de enseñanza básica y una segunda dosis al año siguiente. De hecho, la Organización Mundial de la Salud ha recomendado vacunar a niñas entre los 9 y 10 años, ya que investigaciones han demostrado que a esta edad el sistema inmune responde mejor a la vacuna que en edades mayores.

La vacuna, disponible desde hace unos 10 años en el sistema privado de salud a un alto precio, hoy es totalmente gratuita para todas las niñas de Chile, independiente de su sistema de previsión de salud. Además, al inmunizar un alto porcentaje de las menores se protege no solo a las vacunadas, sino que a la población en su conjunto. Sin duda, el "efecto rebaño" de la vacuna es uno de los beneficios esperados tras esta decisión, un beneficio para la salud de todos.