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"Docentes recuperarán estatus si se vuelve a una profesión exigente"

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Aunque valoraron las modificaciones presentadas por la Comisión de Educación de la Cámara al proyecto de carrera docente, el viernes el Colegio de Profesores decidió mantener su paro, a la espera de que el ministro Nicolás Eyzaguirre comprometa su apoyo a estas modificaciones.

La propuesta elimina la prueba habilitante necesaria para ingresar a la carrera profesional; mantiene los cinco tramos de desempeño, pero permitiría que el profesor vea aumentada su remuneración más rápido; disminuye la cantidad de alumnos por sala; introduce cambios al retiro docente y reduce el número de evaluaciones.

Este último aspecto es uno de los que más preocupa a la investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP) Sylvia Eyzaguirre, quien opina que es "inconsistente"afirmar que la profesión docente es crucial para el país y al mismo tiempo "flexibilizar"el sistema de diagnóstico.

En general, a esta doctora en Filosofía le parece que el proyecto va "bien orientado", pero advierte que las nuevas propuestas no subsanan las "falencias"de la iniciativa. Tampoco considera correcto que se tramite bajo "presiones"del Magisterio, sobre todo porque dice que se trata del único proyecto que tiene la posibilidad de mejorar la calidad de la educación y la equidad.

- El paro que inició el Colegio de Profesores no tiene justificación alguna. El proyecto busca fortalecer la profesión docente mejorando sustantivamente las condiciones laborales de los maestros y elevando las exigencias. En líneas generales, el proyecto está bien orientado, pero hay aspectos que deben ser mejorados. Pero ello debe ocurrir en su tramitación en el Parlamento, donde todos los actores deben ser escuchados y no sólo un grupo de interés como es el Colegio de Profesores. En general, no comparto las demandas del Colegio de Profesores. Me parece que una de las principales falencias del proyecto son las bajas exigencias que establece y lo que busca el Colegio de Profesores es bajar aún más esas exigencias. Es evidente que una carrera profesional de bajas exigencias no asegurará calidad alguna.

- Me parece preocupante, porque claramente no es democrático. Es importante que el Ministerio de Educación escuche a todos los actores cuando está diseñando las políticas públicas, pero luego, lo que corresponde en un Estado democrático es que los proyectos se discutan en el Parlamento, que es el representante por excelencia de las distintas sensibilidades e intereses de la sociedad, y no que algunos grupos de poder puedan imponer sus intereses por sobre los otros. Es evidente que el Colegio de Profesores defiende sus intereses particulares, que en ocasiones se contraponen al interés de los propios estudiantes. Lo grave es que se vulnera la democracia, cuando los poderes fácticos se imponen sobre la mayoría.

- Me parece que responde a la oportunidad. A diferencia del año pasado, cuando se discutía el proyecto de inclusión, el Gobierno tiene bajísimo apoyo ciudadano y eso lo debilita mucho para llevar adelante su agenda.

- La discusión relativa a educación superior es diferente. Existe relativo consenso en que el avance hacia la gratuidad no debe ser discriminatorio. El Ministerio de Educación comunicó exigencias arbitrarias para las casas de estudio de educación superior que implican una tremenda discriminación entre estudiantes de igual grado de vulnerabilidad. El ministro se ha excusado diciendo que no se puede dar gratuidad a todas las instituciones porque el sistema está desregulado. Sin embargo, él ha tenido un año y medio para poder ordenar esta situación, pero no ha avanzado absolutamente nada en esta materia. Es impresentable que a mediados de 2015 todavía no contemos con una ley de Superintendencia de Educación Superior y con un nuevo marco regulatorio. La discusión parlamentaria está muy avanzada en estos asuntos, era perfectamente posible haber sacado el año pasado los proyectos que permitirían hoy avanzar en gratuidad, pero fue la decisión del Gobierno no avanzar en esas materias que eran urgentes y hoy pagan las consecuencias.

- En principio me parece mal que la Comisión de Educación de la Cámara sólo atienda las demandas del Colegio de Profesores y no vele por el bienestar de los niños y jóvenes. Respecto de su propuesta, me parece bien que busquen incrementar el monto de la asignación para trabajar en establecimientos vulnerables, que no permitan que los docentes que no logren avanzar de la etapa inicial en ocho años sigan enseñando en establecimientos que reciben aportes del Estado, que pueda avanzarse de forma más rápida a los tramos superiores de la carrera. No me parece adecuado que se bajen aún más los estándares de calidad para el encasillamiento de los docentes, que se eliminen las evaluaciones y que se mantenga el actual monto de la asignación de experiencia, entre otros aspectos. Me parece que las propuestas de la Cámara no subsanan las falencias principales del proyecto que tienen que ver con la excesiva centralización de la carrera, falta de autonomía a los directores de escuelas públicas en la selección, evaluación y desvinculación de su cuerpo docente, bajas exigencias para los nuevos profesores y persisten tramos que no se justifican como el tramo Temprano.

- Las medidas propuestas apuntan a mejorar la calidad de la educación. Elevan las exigencias para entrar a estudiar Pedagogía y para las instituciones que quieran formar profesores. Además, mejoran sustancialmente las condiciones laborales, disminuyendo las horas lectivas y mejorando las remuneraciones. Se crea una carrera docente que premia el mérito e incentiva el buen desempeño. Se perfecciona el sistema de evaluación y el área de perfeccionamiento. Por supuesto que en el diseño más fino de las medidas hay aspectos que podrían mejorarse, pero en términos generales el proyecto es una clara contribución para fortalecer la profesión.

- No del todo y eso es uno de los aspectos que se deben mejorar. Los estándares que establece el proyecto son todavía muy bajos, aun cuando son más altos que los actuales, y los docentes de bajo desempeño pueden permanecer en el sistema eternamente, aunque con mayores obstáculos. Así como nadie quiere ser operado por un médico que no sabe operar, tampoco nadie desea que a su hijo lo eduque un docente que no sabe enseñar. Es incomprensible que como sociedad prefiramos proteger al mal docente antes que a los niños.

- Por supuesto que es un tremendo retroceso. La evaluación es una herramienta fundamental para el diseño de estrategias de mejoramiento continuo. En prácticamente todas las profesiones se evalúa a los profesionales anualmente. Las profesiones que tienen altas repercusiones sociales debiesen ser evaluadas de forma más exigente por su significativo impacto y sin embargo los docentes se evalúan sólo cada cuatro años. Es inconsistente afirmar que la profesión docente es crucial para el país y al mismo tiempo abogar por eliminar o flexibilizar el sistema de evaluación. Los docentes sólo van a volver a adquirir el estatus social que alguna vez detentaron si se vuelve a una profesión exigente, que garantice excelencia.

- Las mayores exigencias para estudiar Pedagogía (los mejora en remuneraciones) y la reducción de horas lectivas, son mejoras sustantivas que podrían tener un impacto positivo en la calidad de los nuevos docentes, siempre y cuando vayan acompañada de mayores exigencias. Si no elevamos las exigencias de la carrera, entonces ésta seguirá siendo una profesión desprestigiada. Existe bastante evidencia internacional que señala que sólo con mejorar las condiciones laborales no se eleva la calidad de los docentes. Hoy tenemos la oportunidad de dar un paso importante para mejorar la calidad de la educación, pero para ello se requiere que nuestros parlamentarios piensen más en el bien común que en satisfacer las demandas de determinados grupos de poder.

- No sirve de nada aumentar el gasto si éste no va aparejado de mayores exigencias. US $ 2.300 millones es una cantidad importante de recursos que bien invertida podría tener un impacto significativo en el aprendizaje de nuestros niños y jóvenes.

- No, la reforma educacional que se está llevando a cabo no tiene su foco en la calidad, sino que su foco es otro, es ideológico. Con ideológico no quiero decir que sea malo, sólo que su foco no es la calidad. Hoy estamos discutiendo sobre cómo debería organizarse la educación, no sobre cómo deberíamos mejorarla. Algunos creen que este cambio en la forma de organizar la educación traerá consecuencias positivas en calidad. Sin embargo, la evidencia no avala esta creencia. Terminar con el lucro, el copago y la selección no va a mejorar los aprendizajes de nuestros estudiantes. Sí, en cambio, podría mejorar la calidad de la educación con la subvención de gratuidad y la nueva subvención preferencial para la clase media. La gratuidad en educación superior no va a mejorar la calidad, a no ser que se invirtieran más recursos que hoy, pues no están esos recursos disponibles. Tampoco es factible que mejore la equidad en el acceso a la educación superior en el corto plazo y si la gratuidad no es universal, arriesgamos un serio aumento en la segregación. La educación parvularia ha quedado nuevamente relegada, cuando sabemos que es una pieza clave para alcanzar mayor equidad. El único proyecto que tiene la posibilidad de mejorar la calidad de la educación y la equidad social es el de carrera docente. Por eso es tan importante que su tramitación se haga pensando en los niños de Chile y no en las presiones del Colegio de Profesores.