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Liderazgo, emprendimiento y fútbol

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En medio de la fiebre futbolera, nos percatamos que crece en nosotros una gran emoción y un nacionalismo que nos es tan habitual en un pueblo como el nuestro.

Todo es fútbol y lo demás se detiene o pasa a un segundo plano.

Quisiera permitirme una reflexión a este respecto. Al analizar el fútbol como pasión de multitudes, no se puede evitar pensar en los principios que sustentan la dirección y el liderazgo modernos. Estos se basan en cuatro elementos fundamentales: la motivación, la comunicación, el liderazgo y el trabajo en equipo; podemos decir entonces que lo que caracteriza a las organizaciones eficientes también caracteriza a un equipo de fútbol eficiente.

Cualquier teoría sobre relaciones humanas queda pequeña para explicar el fenómeno. Como seres humanos necesitamos las referencias y en el fútbol las encontramos de sobra. Satisface nuestra necesidad de pertenencia, de reconocimiento, de seguridad y el triunfo de once jugadores lo sentimos y vivimos como propio.

Lo más importante es el trabajo colectivo y táctico de quien dirige un equipo, mostrando gran liderazgo y dándonos una unidad pocas veces vista.

Una Copa América, un Mundial de Fútbol o una Olimpiada es una representación de este mundo, es una síntesis de lo que somos, apreciamos la diversidad y la tolerancia en un juego altamente competitivo.

El fútbol llama a mostrar los valores supremos del ser humano: el honor, la perseverancia, la lucha, el amor a la "camiseta", todo enmarcado en lo que siempre esperamos sea un juego limpio y honorable.

Finalmente, no podemos dejar de pensar que la conformación de un equipo se estructura sobre la base de personas que logran poner a prueba sus habilidades y recursos personales y deportivos, con el objetivo de llevar al triunfo, no a un equipo, sino a un país.

Perseverancia, optimismo, autocontrol, disciplina y muchas otras virtudes son las que necesitamos para emprender un negocio, una Copa América o para tener éxito en la vida.

Los chicos también crecen

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Y después de catorce años, una vez más la fiesta americana del fútbol la tenemos en nuestro país.

Mucho ajetreo previo, bastante expectación no exenta de dificultades. Finalmente el pitazo inicial se escuchó en todo el continente y ahora lo que importa de verdad para el hincha del tablón es que la oncena roja rinda, que lo haga a cabalidad, que esté a la altura de lo que muchos fanáticos quisieran, aunque me parece que aquello es un anhelo que dista un poco del peso que tiene la roja nuestra en la actualidad.

En el pasado duermen los temores de que algunos estadios no se terminarían para el inicio; atrás quedó la discusión de que si la ceremonia inaugural fue más un espectáculo televisivo que un show para el espectador; se olvidó la polémica de la ausencia de discursos; curioso: la presidenta no dio por inaugurada la fiesta, el presidente del fútbol chileno nada dijo y el mandamás de la Conmebol ni siquiera estaba en el estadio. Pareciera que razones hay, sin duda y no menores…el ambiente que rodea a los personajes no es precisamente similar al que debiera primar en una fiesta de esta naturaleza.

La preocupación inquietante es esa confianza inusitada que tiene el aficionado en que nuestra selección estará en la final, sea cual sea el rival en la fase siguiente; ese gran porcentaje que cree que Chile será el gran vencedor y que esa fecha del mes de julio quedará en los anales de la historia de nuestro balompié.

¿La razón?, la desconozco, pero ¿será porque tenemos tres figuras (de un plantel de 22) que han rendido regularmente en el fútbol europeo o porque al frente hay un estratego que sabe parar bien las piezas y leer de mejor manera al antagonista? ¿Será producto de una prensa que con fines predeterminados se olvidaron de aquella máxima de que el rival también juega y han ilusionado a un país que no tiene tradición futbolística?

Rondan muchas inquietudes: ¿qué razones habría avalar una senda triunfadora hasta la etapa final?

Hay un hecho que sí se puede tomar como referencia: en los últimos años la brecha entre los poderosos y débiles se ha acortado en demasía y en todos los niveles

Las razones son muchas, el trabajo disciplinado, el terminar los procesos y que no dependan de resultados, el contratar técnicos capacitados y que han basado su trayectoria en labores del viejo mundo y en actitudes que se relacionan con aspectos culturales que distan de la labor de este lado del continente.

Como muestra, los resultados registrados en los primeros partidos de esta fiesta: Una vinotinto, que al igual que nosotros nunca ha ganado este certamen, hizo tomar el café más amargo de su vida a los colombianos; Jamaica le da grandes dolores de cabeza a Uruguay; Argentina quedó con el sabor al agrio mate empatando con Paraguay y Perú le borró la sonrisa por más de 90 minutos a los pentacampeones.

No es casualidad… las diferencias se han estrechado y continuarán acortándose. Lo importante es no quedar en el camino ni morir en el intento.