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Educación menos sexista favorece paternidad cercana y participativa

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El involucramiento temprano de los padres con sus hijos/as se ha incrementado en el último tiempo y esto se ha asociado con un mejor desarrollo cognitivo y socio-emocional de los niños/as. Existe evidencia de que la participación masculina en la gestación y el parto reducen el estrés materno, el riesgo de parto prematuro, el bajo peso al nacer y la mortalidad infantil. Asimismo, se asegura que los hombres participen en una crianza colaborativa en forma precoz y favorezcan hábitos maternos saludables, tales como la reducción del hábito tabáquico.

Pero, la paternidad, al igual que la maternidad, tiene una construcción cultural no sólo definida por los aspectos biológicos. Factores individuales, familiares, comunitarios, sociales y políticos influyen en la restricción o disminución de la participación de los padres durante la gestación y la crianza. El lugar asignado al padre, sus funciones y las responsabilidades de serlo tienen un contexto social y cultural. Esta influencia en nuestro medio es fuerte, donde aún concebimos una visión tradicional de la paternidad en la familia, como una representación autoritaria y proveedora de alimentos e insumos.

Por otra parte, en diversos estudios se ha observado que la cultura laboral en la que están insertos los varones, donde la validación y el prestigio profesional pueden verse vulnerados frente la opción de participar en la crianza directa del hijo/hija incide en la decisión de asumir algunos beneficios como el descanso posnatal.

En Chile, durante la última década, se han implementado políticas públicas como el programa "Chile crece contigo" que ha promovido la participación del padre durante el embarazo y nacimiento de sus hijos/as. Asimismo, se ha implementado la Ley de Postnatal Parental N° 20.545 que permite al padre hacer uso de algunas semanas del período final del descanso posparto.

En publicaciones nacionales, se ha demostrado que los varones efectivamente han tenido un acercamiento al proceso del nacimiento.

Sin embargo, esto se ha observado más bien en el parto y post parto, cuando el varón apoya a su pareja en los momentos de dolor, acoge en sus brazos a su recién nacido/a y participa en el baño de su hijo/a. En los controles de embarazo del sistema público, más bien por motivos laborales, los varones acompañan esporádicamente a sus parejas y hacen esfuerzos por estar presentes en los exámenes ecográficos. La participación en la crianza es aún escasa, ya que desde la vigencia de la Ley N° 20.545, menos del 0.5% de los varones se han acogido a este beneficio y la adherencia va en descenso.

Vivimos un proceso de transición en aspectos culturales de maternidad, paternidad y tipos de familia. Las brechas salariales aún son determinantes en optar por una participación más activa del padre en la crianza. Así, una educación menos sexista y profesionales de salud con visión de equidad de género, se ha demostrado, son fundamentales para ir generando este modelo de paternidad más cercano y participativo.