Ingresos y corrupción
Hay una danza de millones en remuneraciones, observada en los medios desde comienzos de año. Algunas son legales, como las remuneraciones de los miembros del Congreso, de los ministros, de algunos ejecutivos de empresas, animadores y deportistas, y otras son ilegales, como las provenientes de las boletas ideológicamente falsas surgidas en el entorno de casos como Penta y SQM, o prestaciones de servicio incompatibles. Hay otras cuya legalidad está por definirse, como el financiamiento irregular de campañas y precampañas o el caso Caval. Todos se relacionan con chilenos que forman parte del 1% más rico de este país, y resulta dramático pensar en el resto, en el 99% restante y una distribución del ingreso altamente regresiva.
La teoría económica señala que si una sociedad no está de acuerdo con la distribución del ingreso existente puede adoptar medidas para su modificación, con instrumentos como los impuestos, el gasto público y las transferencias. Los impuestos pueden ser progresivos, afectando en mayor medida a los grupos de mayores ingresos; los gastos orientarse a las regiones o localidades de menores ingresos, y las transferencias focalizarse en los grupos sociales más necesitados.
A pesar de que los instrumentos mencionados se aplican en la dirección correcta, las cifras de distribución no cambian significativamente. Al tratar de entender y explicar este fenómeno surgen varias consideraciones, por ejemplo, la relevancia de los niveles extremos de pobreza e indigencia como objetivos de bienestar en desmedro de los objetivos redistributivos. También, la relevancia del crecimiento económico como prioridad en el largo plazo. De acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento económico es la única manera de asegurar una disminución efectiva y permanente de los niveles de pobreza.
Un país puede crecer disminuyendo los niveles de pobreza absoluta, pero incrementando las desigualdades distributivas y, por último, la existencia de una diferencia entre distribución del ingreso y distribución de la riqueza.
Las personas reciben ingresos como remuneración a los factores productivos que son de su propiedad y el precio de éstos define, principalmente, el monto de ingresos a percibir. El precio depende fundamentalmente de la calidad y la cantidad del factor productivo que cada persona posee, lo que será determinante del ingreso que percibirá. Y, como la mayor parte de las personas son propietarias de un solo factor productivo (trabajo) resulta relevante aumentar su valor: a mayor precio del trabajo mayor nivel de remuneración. El aumento de valor se puede lograr vía inversión en capital humano por dos mecanismos fundamentales: salud y educación, sin embargo, si a los problemas de la educación y de la salud en Chile se le agregan los relacionados con la corrupción que se está transparentando en las rentas, vemos cómo se aleja la esperanza de mejorar la distribución del ingreso nacional.