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El vino y el destino

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Venezuela arribó a Rancagua sin favoritismos. Poco más de mil valientes defendían sus colores que se veían contrapesados por los más de 10 mil colombianos que preparaban una fiesta para el puntapié inicial del Grupo C.

El clima de la capital de la Región de O'Higgins engañaba: tarde soleada, pero con un jodido viento frío y una temperatura que disminuía junto al correr de 90 minutos.

Tales adversidades eran inversamente proporcionales con el control del partido logrado por un equipo que sorprendía -no solo por sus dorsales fluorescentes-, dominaba y golpeaba.

"Quisiera tomar veneno; dice la vieja canción. En una copa de vino vencer el destino". Siguiendo con metáforas enológicas, la Vinotinto efectivamente consiguió una victoria con pintas de epopeya griega. Superar a un favorito de quedarse con la Copa, romper con el mito de ser "el rival más débil del grupo", y demostrar que el actual proceso arranca con ambición.

Luego de la partida de César Farías, la FVF quería un director técnico extranjero de renombre para encabezar el sueño de clasificar por primera vez a una Copa del Mundo. La llegada de Noel Sanvicente, uno de los estrategas más laureados en la última década de la liga venezolana, fue cuestionada por su falta de experiencia fuera del país.

Sin embargo, desde que arribaron al "monasterio celeste" en Requínoa, "Chita" y sus jugadores han afirmado que pueden clasificar. Incluso uno de sus hombres fue más allá al sostener su convencimiento de que jugarán los seis partidos que implican el camino hacia la final… él no es nada más ni nada menos que Salomón Rondón, la gran figura de los otrora llaneros.

"Ahora que canto del vino cómo no voy a nombrar a mi tierra y sus caminos... yo no los voy a olvidar". Siendo la transferencia más cara pagada por un jugador venezolano (€18 millones del Zenit al Rubin Kazán de Rusia) y uno de los más laureados en el combinado caribeño a sus noveles 25 años, Salogol no encontró mejor forma que comenzar a pavimentar el camino a los sueños vinotintos haciendo honor a su apodo.

¡Ya está bueno, córtenla!

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Es inaceptable que 12 personas generen un gigantesco caos en el Metro de Santiago, la madrugada del día siguiente a la tremenda alegría que vivimos los chilenos tras el triunfo de nuestra selección en el debut de la Copa América.

No es posible que más de 200 mil capitalinos que esa mañana partieron a sus trabajos y colegios con un optimismo especial, perdieran bruscamente la capacidad de sonreír, al encontrarse con que la línea 1 del Metro no funcionaba porque 12 descriteriados determinaron impedir que la vida del viernes fluyera para los usuarios del servicio.

¿Y para qué? Para "llamar la atención" hacia un conflicto que mantienen desde hace 4 días con su patrón. ¿Y que tienen que ver en su problema los ciudadanos que madrugan y pagan para ser trasladados a sus destinos? ¡Qué falta de criterio más grande! ¿Qué tienen que ver o qué culpa tienen de su conflicto los usuarios del Metro? O lo hicieron porque cualquier cosa que afecte al Metro da lugar a descontento, rabia, ira, permite despotricar contra las autoridades en fin. El Metro da para todo desde que nació.

El problema parece que está en los líderes de hoy -los sindicalistas-, los dirigentes de los trabajadores que guían los movimientos sociales. ¿Cómo no razonar que no tienen derecho a afectar a otros trabajadores? ¿De qué escuela del sindicalismo de la vida egresaron los cabecillas de estas protestas a los que -segura estoy- les quedaron debiendo los sesos? No se explica tanto guaipe en una cabeza.

Cómo se nota el tremendo vacío generacional, la inmensa brecha que separa a los dirigentes de antaño a los de hoy. ¿Alguien tiene por ahí una imagen de Tucapel, Clotario, Luis Emilio u otros llevando a las bases de trabajadores a una batalla campal como ocurre hoy? Si la tienes te pido por favor que la publiques. Dirán que eran otros tiempos, pero el tiempo avanza para mejorar no para destrozar lo construido.

¿Dónde están los principios que guiaban a quienes dirigían a los trabajadores, estudiantes? Ya estoy convencida de que no tienen, no los mueven valores, eso es evidente. Los dirigentes de hoy son producto de la ambición personal por figurar y llegar a que ojalá los muestre la tele, para ser respetados o validados ante sus pares o para que los vean y quizás los consideren para ser candidato a lo que sea de las elecciones que vengan. Por algo se parte, pensarán.

Y en esto tienen su cuota de responsabilidad los medios de comunicación, especialmente la TV que en el marco de la sintonía hacen de todo, y en todos los programas por mostrar lo más bajo de nuestra sociedad: el conflicto, guanaco, bombas lacrimógenas, palos, destrozos, golpes, violencia.

¡Ya está bueno! ¡Córtenla! Recuperemos la armonía y, por favor, respetémonos. Hay movilizaciones que podrían servir de ejemplo para los que hoy quieren realmente con valores y principios, ser guías de masas.

Como los mineros del carbón que cumplían tres meses de huelga, marcharon a pie desde Lota, Schwager, Coronel a Concepción, en mayo de 1960, luchando por un reajuste a sus miserables salarios e inhumanas condiciones laborales.

Hoy se sale a la calle a protestar por casi todo. ¿Han logrado algo con ello? ¿Qué es lo que queda? La imagen del descontento de una comunidad que quiere vivir y avanzar, la imagen de comerciantes que lloran al ver sus negocios saqueados. Y qué decir de los destrozos. Córtenla. Hay una ley que se llama de Seguridad Interior del Estado. Ya pues…que la ley funcione.