El otoño del patriarca
Era un secreto a voces, algo que todos sabíamos, pero que aceptábamos con resignación. Quizás más aún en los países cuya tradición futbolística se ha visto severamente castigada por sus designios. "A la Fifa", resuena una tradicional frase cuyo significado es llevar un planteamiento a un lugar donde realmente a nadie le importa.
Parecía que los escándalos, los sobornos, la corrupción y todos los delitos que se cometiesen dentro de la Federación Internacional del Fútbol Asociado no tenían condena alguna. Todo quedaba dentro de "las cosas del fútbol", como si de un mero juego y/o pasatiempo se tratara, y no de un gigante corporativo (que solo se rige bajo las leyes creadas por sí mismo) que solo en 2014 tuvo más de US$ 2 mil millones de ingresos, de los cuales más de 140 son de ganancia neta.
Otro secreto a voces era que el FBI llevaba meses investigando, buscando la fórmula de poner freno a tanto amaño dentro de ese pueblo sin dios ni ley, algún resquicio que les permitiese tener jurisdicción. Estados Unidos es uno de los pocos que se puede dar el privilegio de ignorar la clásica amenaza emitida desde Zúrich: "toda causa que sea llevada a la justicia ordinaria costará desafiliación del país en cuestión".
Ni la caída de nueve de sus más cercanos camaradas impidió que Joseph Blatter continuara con su ambición de obtener un quinto mandato. Es que era el dueño de la cancha y del balón, ese con el que siempre estás obligado a jugar si no quieres que "se lleve la pelota para casa". ¡Cuán lejano se ve en el horizonte aquel viernes donde volvió a erguirse en el Olimpo pregonando transparencia y condena a los abusos!
No habían transcurrido 96 horas siquiera cuando Sepp anunció que lo dejaba. Acusó sentirse solo, como si los espaldarazos ofrecidos por 133 presidentes de federaciones en el 65° Congreso no bastaran. "El general escudriña la penumbra de los ojos para adivinar lo que no le dicen", sostiene Gabriel García Márquez en su obra El otoño del patriarca.
Ese temor a lo que no le dicen refleja su caída, pues no habían pasado ni 24 horas de luto para que algunos malditos periodistas le presagiaran lo peor: "el FBI investiga a Blatter". "Todos llegamos en un momento a ponernos frente al espejo de la verdad", le anunciaron al dictador en la prosa de García Márquez. Hoy Joseph sabe bien que no hay plazo que no se cumpla...