Desde que las Neurociencias -conjunto de disciplinas que estudian el funcionamiento del cerebro- explotaron en el campo científico, se hizo posible conocer la química de las emociones o cómo se forman las conexiones neuronales cuando se aprende algo nuevo; valiosa información que los profesores pueden y deben aprovechar al momento de planificar sus clases, enseñar contenidos o evaluar.
Así lo afirmó la neurosicoeducadora argentina Lucrecia Prat Gay, co-fundadora del Colegio Río de la Plaza Sur de Buenos Aires y miembro del staff de la Asociación Educar que tiene como objetivo llevar la Neuroeducación a la comunidad argentina para que tenga acceso a la ciencia mediante un lenguaje sencillo. Es por esta razón que participa constantemente en capacitaciones en Chile, teniendo relación con distintos establecimientos educacionales, docentes e incluso el ministerio de Educación. Su visita más reciente fue la semana pasada, donde fue parte del seminario "Neurociencia al Servicio del Aprendizaje", organizado por la Facultad de Educación de la Universidad Andrés Bello.
Y es que para la experta es fundamental difundir que toda la información que proviene desde la biología del aprendizaje agrega valor a lo que se sabe desde la pedagogía y sicología. De hecho, entre otros aspectos, estos nuevos conocimientos han implicado que algunos viejos paradigmas se caigan. "Hay reglas con las que uno vivió como alumno que son mentira a la luz de las Neurociencias. Por ejemplo, personalmente crecí en el colegio con el concepto de que la letra con sangre entra, pero lo que dice la Neurociencia es absolutamente lo opuesto: cuanto más se trabaja en crear un clima de ausencia-amenaza, más posibilidades hay de que las redes neuronales se conecten y de que este aprendizaje quede grabado en la memoria a largo plazo", explicó.
Agregó que la idea de que una persona es su genética y lo que no venía por el ADN era imposible de conseguir por otros lados, también se cayó, pues las Neurociencias dicen que el medioambiente no sólo condiciona, sino que puede favorecer y cambiar el destino. "La combinación entre quienes somos -ADN- y dónde estamos - medioambiente- va a determinar mucho cuáles van a ser las conexiones neuronales del cerebro", puntualizó.
DESARROLLAR VÍNCULOS
El profesor ya no es una figura que está alejada dictando contenidos, sino que es alguien que debe ayudar a los estudiantes a darle significado a esa información.
Es por eso que desarrollar vínculos entre alumnos y profesores, trabajar el mundo emocional en el aula y generar climas de aprendizaje de desafío, donde los errores son bienvenidos, debe ser prioridad cuando los profesores enseñen a alumnos que tienen la información a un click de distancia.
"Hoy por hoy el proceso de aprendizaje es de ida y vuelta: ya no es más el profesor dueño de todo el conocimiento y cerebros vacíos en el aula esperando ser llenados. Es al revés, hay retroalimentación con alumnos que cotidianamente nos enseñan y más que nada, el profesor es un Couch, alguien que está ahí para darnos una mano para ayudarnos a entender y a usar toda esa abundancia de información", dijo.
Lo anterior es clave, pues la idea de los procesos educativos es generar aprendizajes significativos, lo que se vuelve complejo si se piensa que los estudiantes tienen tantos otros estímulos y hay tantas otras cosas que les interesan.
RELACIONAR
¿Para qué me sirve? es una pregunta que permanentemente están haciendo los estudiantes. Ante esto, hay que entregar contenidos que les parezcan interesantes y al mismo tiempo le encuentren sentido. "El cerebro forma redes en la medida que los va conectando con saberes previos. Por eso, cuando tengo que dictar una asignatura, debo tratar de que la materia tenga la mayor relación con la realidad del alumno. Cuanto más puedo relacionar esos contenidos con lo que es la vida cotidiana de los estudiantes, más posibilidad hay de que ellos le encuentren sentido y la pueda recordar, y como algo que puede ir integrando", manifestó.
Desde allí recalcó que los docentes deben conectar las temáticas con lo que está sucediendo, con algo que salió en el diario, con una película o con lo que ocurrió a la abuela de un compañero. Pero, al mismo tiempo, lo ideal es que las distintas disciplinas se puedan ir relacionando entre sí, que lo que se estudia en lenguaje algo tenga que ver con historia y ésta se apoye en arte. "Mientras más relacionados están los contenidos, más significativos también son para el alumno. Por eso creo que el primer paso es generar grupos de trabajo donde los docentes puedan, una o dos veces al año, planear proyectos interdisciplinarios, donde el alumno reciba información que está conectada y que tiene sentido", comentó.
CREAR LÍDERES
Aunque generar aprendizajes con significado es uno de los objetivos de la educación, no es el único, pues estos procesos deben ir de la mano con la formación integral de niños y jóvenes, donde entregar valores y herramientas para la vida futura es parte del valioso rol de los docentes, quienes "deben ser líderes en el aula pero, a su vez, deben ayudar a sus alumnos para que lo sean también, tarea que debe comenzar tempranamente", aseveró.
Fue esa la temática que abordó en una de las dos conferencias que desarrolló en el seminario de la Unab, bajo el título de "Neuroliderazgo: liderar desde adentro". Contó que el Neuroliderazgo es un campo que surgió desde las Neurociencias y que se dedica a entender el comportamiento, las relaciones humanas y la toma de decisiones dentro de un área de trabajo. "Es una rama que nos ayuda a entendernos mejor como personas que lideramos algún espacio y también cómo podemos relacionarnos y empatizar mejor con quienes lideramos. Al mismo tiempo puede dar los caminos de cómo hacer para que estas relaciones sean más efectivas y se puedan generar vínculos más saludables", explicó.
Eso es algo que también se puede aplicar en el aula y debería partir en la etapa preescolar. Para ello es primordial dar la posibilidad de que los niños sean protagonistas de su aprendizaje, que conozcan cómo funciona su universo emocional y vean que es posible elegir qué respuesta dar frente a una emoción que es totalmente inevitable.
"Tenemos que enseñar que no hay emociones buenas o malas, pero que siempre podemos elegir y para ello tenemos que estar conscientes. Por eso hay que trabajar nuestra capacidad de atención, de estar en este momento presente, de que nuestra mente y cuerpo estén en el aula y no que la mente esté en otra parte y el cuerpo esté ahí porque no tiene otra opción".
MEJORES RELACIONES
Justamente, uno de los aspectos que destacó es que cuando habla de líder no se refiere a esa persona autoritaria que da órdenes, sino a quien es capaz de autogestionarse y conocerse, desarrollando herramientas para ser más flexibles y para tolerar mejor la frustración.
"Ser líder es estar a cargo de quien soy yo, y eso me da la posibilidad de hacer un puente para entender a otros y ayudar a otros. Desarrollar liderazgo en los niños no significa que en el futuro serán jefes en una empresa, desarrollar liderazgo en los niños es que sean jefes de ellos mismos, que se conozcan, entiendan y modelen sus conductas. En el fondo, es que puedan ser la mejor versión de ellos mismos", dijo. Y es que la idea que se impulsa es que todo lo que se haga en la vida sume valor, pues no se trata de conocerse a sí mismo para imponerse ante otros, sino que para lograr mejores relaciones.