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La necesidad de los pagos móviles

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Estos días en nuestro país se ha vivido una crisis de disponibilidad de efectivo, debido a la huelga de las dos empresas más importantes de distribución de dinero a cajeros automáticos en Chile.

Esta coyuntura ha permitido ver la necesidad imperiosa de reemplazar el efectivo como método primordial de pago, permitiendo el paso a un mundo más allá del dinero físico, aspecto que MasterCard intenta potenciar tratando de masificar lo más posible el acceso a sus tarjetas y pagos móviles.

Aquellos que manejan la mayoría de su capital mediante tarjetas bancarias, con la posibilidad de acceder a transacciones sin efectivo, sienten en menor medida el impacto de situaciones como la antes nombrada, además de estar más protegidos y conectados que aquellos que aún utilizan el pago con billetes como principal método de transacción.

El acceso a tecnologías de pago innovadoras como las transacciones "contactless", mediante huella digital, o billeteras móviles son beneficios que aquellos que solo manejan dinero físico no podrán disfrutar hasta que se conviertan hacia la tendencia móvil.

Chile ha avanzado en este sentido. Por ejemplo, según datos del Banco Mundial, el porcentaje de chilenos mayores de 15 años que tiene una cuenta en una institución financiera actualmente es de un 63%, mientras que el 2011 solo llegaba a un 42%. No obstante, aún estamos lejos del promedio de la OCDE, que llega a un actual 94% de bancarización. Esto demuestra que aún tenemos camino por transitar hacia la inclusión financiera, el primer paso para iniciarse en el mundo de los medio de pago móviles.

El desafío que se configura a partir de estos datos y coyunturas, es a continuar empujando desde el sector financiero tecnologías que inviten a los usuarios hacia la banca, reforzando el mensaje de seguridad en los pagos móviles, y en las tarjetas de crédito y débito, de forma de acabar con los temores que puedan tener aquellos que aún prefieren transitar con dinero impreso en su poder a manejar su capital mediante una institución financiera.

La tendencia mundial nos indica que el dinero físico está quedando atrás, y que crisis como la vivida esta semana son superables mediante un mayor acceso a la banca, y los beneficios que ésta ofrece. Por eso, el llamado es a ampliar el horizonte y no solo depender del efectivo, de esta forma el impacto será siempre menor.

Ley de Lobby: información es poder

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El 28 de abril la Ley de Lobby entró en vigencia para las más altas autoridades regionales del país: Intendentes, Gobernadores y Seremis, dando a todos los ciudadanos la posibilidad de informarse sobre las audiencias que éstos sostienen con lobistas y gestores de intereses y además incidir formalmente en el proceso de toma de decisiones en políticas públicas regionales.

Así tal es el potencial de esta nueva dinámica de relacionamiento, que se hace indispensable que autoridades, empresas y sociedad civil en su conjunto se capaciten para conocer y comprender las exigencias, el funcionamiento y los beneficios de la ley, con la corresponsabilidad como eje transversal en su implementación. El objetivo de la Ley de Lobby es la transparencia y la publicidad de la relación entre Estado y privado, y la participación ciudadana el eje central para su fiscalización y funcionamiento.

Tras la entrada en vigencia de esta ley, la ciudadanía cuenta con vías concretas para saber quiénes buscan influir y quiénes participan de la toma de decisiones, todo lo cual incide en el desarrollo de las regiones y en la calidad de vida de sus ciudadanos. También, cuenta con herramientas para sentarse a la mesa con las autoridades e intentar de la misma manera influir en el diseño y en el desarrollo de políticas públicas.

Aunque con más pros que contras en el ámbito administrativo, la implementación de la Ley de Lobby a nivel regional es un hito trascendental para las regiones y el país. Una cancha de transparencia, "rendición de cuentas" y de apertura de información que a la actualidad solo es comparable a los mecanismos establecidos por la Ley de Transparencia y Acceso a la Información Pública. Ambas normativas, en su correcto ejercicio, refuerzan el rol participante y fiscalizador de la ciudadanía y también ayudan al aumento de la confianza entre el Estado y la sociedad.

Informarse de manera oportuna es vital. Con seis meses de vigencia de la ley, sabemos que hay desconocimiento amplio y transversal de su operatividad cotidiana. Hemos visto parlamentarios y ministerios sin registrar audiencias y lobistas inscritos como gestores de intereses. También solicitudes de reuniones con datos pobres e insuficientes, todo lo cual ha restado eficacia e impacto a esta herramienta ciudadana de monitoreo y de evaluación de la gestión pública.

La transparencia es una herramienta de participación ciudadana y esta última una vía de legitimación y validación de nuestras autoridades. Capacitarnos y sacar provecho a esta oportunidad es una tarea de todos: autoridades, privados y sociedad civil.

Nuevos modelos para los medios escritos

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Los periódicos siempre han sido un baluarte en las sociedades democráticas porque garantizan el derecho del pueblo de expresarse libremente.

Hoy, sin embargo, la prensa en general enfrenta nuevos desafíos; esta vez, no sólo provienen de gobiernos autoritarios que coartan la libertad de prensa, sino que también de los desarrollos tecnológicos, que han cambiado la manera como recibimos y consumimos la información.

Hoy, la pregunta es, ¿podrá sobrevivir la prensa escrita la creciente influencia de internet y de las redes sociales? Este es un tema que ha preocupado a todos los medios de prensa, porque lo que se observa es más que la fuerza de una innovación tecnológica, un cambio radical en el paradigma de la comunicación masiva. Ahora el canal de la comunicación no es unidireccional, los usuarios son activos buscadores de la información, por esto los periodistas deben llevar su contenido noticioso a aquellos entornos donde están las audiencias y ese sitio está en las redes sociales y los dispositivos móviles.

Abundan las predicciones sobre lo que sucederá con los medios. En el 2004, un libro de Phillip Meyer, "The Vanishing Newspaper" (La desaparición del periódico) el autor vaticinaba que el último ejemplar de un periódico se imprimiría en el año 2043. Meyer no decía dónde ocurriría, ni daba las razones de por qué sucedería ese año. Lo que sí consiguió Meyer fue remecer las estructuras mismas de la industria del periodismo impreso, para alertar a editores y periodistas, de que la sobrevivencia estaba en sus manos; ésta involucraría una transición desde un mundo analógico a un entorno digital.

Más tarde, en el 2010, un informe de Price Waterhouse Coopers (PWC) sobre el futuro de los medios traía noticias alentadoras para los periódicos latinoamericanos. El estudio señalaba que los diarios de la región eran los únicos que seguían creciendo en términos de su circulación e ingresos de publicidad; un contraste importante con lo que sucedía en Europa y en los Estados Unidos. Sin embargo, el estudio de PWC también alertaba que la tendencia que se observaba en América Latina sólo se extendería hasta el 2015, es decir, prácticamente hasta hoy. A partir de esta fecha, los diarios latinoamericanos entrarían a este ciclo mortal, cuando la circulación y la publicidad empiezan su descenso gradual, constante e irreversible.

¿Se han preparado las empresas de periódicos para solventar esta situación? Después de todo, los que nos auguraba Phillip Meyer no era la muerte misma de los periódicos, sino que utilizaba esta metáfora como una manera de llamar la atención de la industria, y ofrecer un nuevo modelo de negocio para los periódicos.

Esto significa que los medios editoriales tienen que cambiar su forma de relacionarse con sus audiencias, saber que les interesa, cuando les interesa y cómo van a consumir ese contenido noticioso. Y deben llevar esos contenidos a donde están los usuarios, a los medios sociales. Y en esta línea está el acuerdo alcanzado por Facebook y algunos de los grandes medios editoriales de Estados Unidos.

La única manera de monetizar el contenido y captar un porcentaje importante de la publicidad online, es a través de la transparencia total respecto al alcance de sus contenidos digitales. Los anunciantes y las agencias tienen información, en tiempo real, sobre el impacto que tienen los medios tanto en Internet como en las redes sociales.

Esta estrategia es la que permitiría preservar una institución, como es la prensa escrita, que históricamente nos ha garantizado las libertades ciudadanas.