Amor de Chile
El 1 de mayo fue inaugurada la Expo Milán 2015 en Italia, que reúne a más de 100 países con la finalidad de que muestren sus productos para generar redes de colaboración, emprendimientos y, por supuesto, oportunidades de negocios. En esta versión, el objetivo fue presentar a Chile con su diversidad climática y productiva en las áreas agroalimentaria, gastronómica y en artesanía bajo el prisma de una "cadena de cuidado durante la producción local". Esto significa productos desarrollados bajo un proceso limpio, sostenible, sustentable y de bajo impacto en emisiones de C02.
Cristián Undurraga es el arquitecto jefe del pabellón. A través de la obra busca abrir el debate sobre la arquitectura pública con un interior sin mayores pretensiones estilísticas, mientras que debajo es un edificio flexible y permeable, que encarna el concepto de hospitalidad. La exposición tiene lugar al interior de este edificio que está levantado y levemente apoyado, dejando un piso abierto como si la calle lo atravesara de un lado a otro. Se genera un espacio sombreado en el que se extiende por cerca 50 metros una gran mesa en madera de lenga de Tierra del Fuego evocando la geografía de nuestro país e invitando a que el visitante experimente la gastronomía. Es un edificio para disfrutar el espacio ciudadano, más democrático y alejado de la monumentalidad de tendencias anteriores.
En un recorrido lineal por distintos escenarios, Chile queda retratado como una tierra que sintetiza todos los climas, lo que permite una de las producciones más ricas y heterogéneas del planeta. La muestra, apoyada gráfica y audiovisualmente, es una gran vitrina de nuestro país por 6 meses.
El Amor de Chile se llama el pabellón y en su interior se buscó presentar nuestros productos a la manera de "una cadena de afectos provenientes de quien trabaja la tierra, produce el alimento, transporta, cocina y finalmente, lo disfruta en la mesa de Chile y el mundo".
La arquitectura, entonces, se vuelve también un canal de comunicación y permite transmitir ideas en un lenguaje matérico, escenográfico y en este caso más bien vivencial, sin ser necesariamente literal y/o figurativo. Así, el edificio se resuelve como un gran canasto de madera que contiene los frutos del país mediante un edificio público, transportable y temporal. La definición de la madera como material renovable es aprovechada con todo su potencial de diseño y como estrategia para desarrollar una interesante innovación en su sistema constructivo que permitió construir con piezas menores dispuestas en un espacio de gran envergadura.
Cabe destacar que la estructura fue certificada como edificio de carbono neutro, convirtiendo así una idea, un discurso, en una acción concreta que da cuenta de una visión de país comprometido esta vez con el "Amor por Chile".