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Frutilla blanca: un patrimonio que recuperar

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Este fruto originario de nuestro país, madre de la frutilla roja, es reconocido por la jugosidad y suavidad de su pulpa.

Habrá que esperar hasta noviembre del próximo año para conocer los resultados del proyecto que desarrolla un equipo de ingenieros agrónomos del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia) Quilamapu con base en Chillán.

El objetivo es valorizar la frutilla blanca en el territorio de Nahuelbuta- zona que comparten las regiones del Biobío y de La Araucanía- mediante la identificación y rescate de ecotipos locales y el fomento de su producción agroecológica en la agricultura familiar campesina.

El proyecto fue elaborado y presentado para su financiamiento al FIA por el equipo técnico del Centro de Transferencia Tecnológica Arauco Sustentable de Inia. Un equipo multidisciplinario que trabaja en la provincia de Arauco desde el 2013.

Su importancia no es menor, ya que este fruto tiene un importante valor "patrimonial" desde el punto de vista genético.

"Claramente, el proyecto en curso fue adjudicado porque es un cultivo patrimonial. Es una fuente importante para el mejoramiento genético de la fresa comercial", afirma la ingeniero agrónomo María Cecilia Céspedes, a cargo del proyecto.

La iniciativa propone capacitar a agricultores de Nahuelbuta en la producción agroecológica de la frutilla blanca. Para ello se evaluarán técnicas de manejo de la fertilidad del suelo y de malezas, plagas y enfermedades que serán tratadas con control biológico. Se realizará una colecta de plantas para caracterizar los ecotipos de frutilla blanca, material que se multiplicará para montar el ensayo y resguardado en el Banco de Germoplasma de Inia. Al término del proyecto se espera contar con un protocolo de producción agroecológica de frutilla blanca y agricultores emprendedores capacitados y vinculados con agentes de comercialización.

En forma directa trabajaremos con 20 familias, sin embargo el conocimiento que se generará favorecerá a todas las familias interesadas en producir frutilla blanca en el territorio de Nahuelbuta.

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La frutilla blanca (Fragaria chiloensis L. Duch.) es una especie chilena perteneciente a la familia de las Rosaceae; el nombre genérico Fragaria se estableció en el siglo XVI y proviene del latín "fragans" por la fragancia de sus frutos. En un principio el nombre específico fue chiliensis, dado por Frezier en 1717 para representar su origen chileno. Sin embargo, Linnaeus en 1753 cambió el nombre de chiliensis a chiloensis, ya que también está en Chiloé.

La frutilla blanca es la madre de la fresa híbrida que actualmente se consume. Esto ocurrió en 1714 cuando el capitán francés Amedeé François Frezier, al volver de Chile en una misión de espionaje, llevó cinco plantas de frutilla blanca, las que se cruzaron con Fragaria virginiana (frutilla roja nativa de Norteamérica) generando la especie híbrida, la fresa comercial de color rojo conocida en todo el mundo.

La frutilla blanca tiene características que la hacen sobresalir como es su tolerancia a la sequía, salinidad y frío; y baja susceptibilidad a enfermedades y plagas.

Existe una considerable reducción de la superficie cultivada desde las 40 ha. en 1974 hasta las casi 5 ha. en el 2014 y también de los rendimientos desde 15 a 5 ton/ha. Lo anterior se debe a que el cultivo es realizado en laderas con pendiente, sin un manejo adecuado, lo que ha erosionado los suelos y con ello su degradación. Los agricultores no hacen ningún manejo tendiente a mejorar la fertilidad de los suelos, como tampoco a prevenir problemas sanitarios. También tiene que ver con la migración de los jóvenes a las ciudades, por el poco interés de dedicarse a agricultura.

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En la actualidad no hay más de 6 ha., si se obtienen 5 ton/ha. Es decir, no se producen más de 30 toneladas al año.

La frutilla blanca tiene mucha demanda, por ser reconocida como un producto ancestral producido por los pueblos originarios y nativo de la zona, por ello es importante recuperar su producción.

No hemos evaluado la posibilidad de exportar, ya que la producción, en la actualidad, está acotada a unas pocas hectáreas, por lo que no es posible tener volumen para exportar. Lo que se busca con este proyecto es justamente valorizar la frutilla blanca, recuperarla y fomentar su producción.