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El capricho de Bolivia con el Pacífico

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Bolivia solicita a la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que "juzgue" y "declare" que Chile tiene la obligación de negociar con el fin de alcanzar un acuerdo que le otorgue una salida plenamente soberana al Océano Pacífico.

Para Bolivia, la supuesta pérdida de la denominada cualidad marítima es la principal causa de su subdesarrollo. Sin embargo, esto no es así: Bolivia cuenta con cuatro puertos propios a orillas del Río Paraguay que le brindan acceso soberano al Atlántico. Según datos de Central Aguirre, Puerto Aguirre -principal puerto que accede al Atlántico- atiende desde el año 2003 unas 600 mil toneladas de carga anual, lo cual corresponde aproximadamente al 20% del total de carga que transporta a través de puertos chilenos. A fines del año pasado, el gobierno boliviano abrió el proceso de licitación para construir la infraestructura necesaria que permitirá utilizar el olvidado Puerto Busch. De llevarse a cabo este proyecto se abaratarán con creces los costos en transporte, potenciando enormemente el comercio de la región oriental del país.

Teniendo esto en consideración, cabe preguntarse entonces ¿por qué Bolivia quiere acceso soberano al Océano Pacífico si ya lo posee hacia el Atlántico?

Lo que motiva la pretensión boliviana es la reivindicación, la que en este contexto pretende recuperar no solo la cualidad marítima, sino que también el territorio perdido en la Guerra del Pacífico y las riquezas asociadas a éste. En sí, la reivindicación es un concepto complejo y de límites ambiguos, que los bolivianos no han querido someter a la racionalidad legal. En el contexto de la demanda marítima, la reivindicación toma forma de victimización para intentar obtener el acceso soberano al Pacífico.

Por otra parte, la estabilidad política y el auge económico experimentado en los últimos 10 años, han generado el desarrollo discursivo de una conciencia de poder que visualiza la demanda ante la CIJ como una opción no solo para lograr soberanía al Pacífico, sino que también para convertir a Bolivia en un país bioceánico, a costa de territorio chileno.

Desde la perspectiva de la Defensa, es necesario tener presente estos elementos, ya que constituyen una amenaza a la soberanía nacional de Chile.

Factibilidad del soterramiento de la línea férrea

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En relación al soterramiento de la línea férrea, tengo diversas interrogantes que creo necesario tomar en cuenta antes de decidir la enorme inversión y el gran riesgo que este proyecto significa.

1.- Se habla de un túnel de 700 m de largo, construido a una cota de - 7,00 m.

2.- Para que los trenes puedan bajar y subir a esa cota, necesitan un mínimo de 1 a 2% de pendiente, que equivale bajar entre 700 o 350 m, como también la misma longitud para subir.

3.- En estas pendientes necesariamente correrá el agua lluvia hacia el túnel, la que deberá contenerse con pozos en ambas puntas y evacuarse hacia arriba con bombas eléctricas, suficientes para las máximas solicitaciones y para evitar inundar el túnel.

4.- Es por todos sabido que en los bajo niveles de Los Carrera y Paicaví se han producido inundaciones en ocasiones de lluvias torrenciales, como también en los bajo niveles de Santiago, que se aprecian por TV. Esto sucede por fallas en capacidad de las bombas o funcionamiento inadecuado.

5.- El túnel excavado bajo la napa natural, que está a unos -4,50 m, significa que debe ser totalmente hermético, que resista la presión de la napa y no permita el menor ingreso de agua, ya que una inundación, donde circulará un metro-tren, produciría una catástrofe.

6.- Tengo dudas si habrá empresas que puedan tomar la responsabilidad de excavar una zanja de 7 m de profundidad, inmediatamente al lado de un edificio habitado de 22 pisos, construido entre Maipú y Los Carrera.

7.- Por el problema de la napa será difícil que el túnel tenga vías de escape en caso de inundaciones no controladas.

8.- Me parece que antes los riesgos indicados someramente, creo que la solución es un puente de 700 m de longitud y a 2,50 m sobre el terreno, con bajo niveles de 2,50 m en los cruces de las calles que se prolonguen hacia la Costanera. El puente puede ser metálico y bajo él pueden proyectarse áreas verdes con buena vegetación, sin afectar el sector. Subir y bajar 2,50 m para los trenes necesitarán menos línea en pendiente y los bajo niveles para vehículos serían menor que el de Los Carrera. Sin ninguna duda esta posible solución sería de un valor muy inferior a los 100.000 millones de pesos, que se ha dado a conocer.

Malnutrición en Chile

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Sin pretender ser alarmistas, como Colegio de Nutricionistas debemos advertir de un hecho crítico: nuestro capital humano está muy dañado físicamente.

En el mes en que celebramos el Día del Nutricionista, nos encontramos con un panorama preocupante. el 70% de la población presenta sobrepeso u obesidad, según la Encuesta Nacional de Salud, y la cifra entre los escolares es de casi 50%. Peor aún, el 87% es sedentario y el 95% se alimenta mal. Todo eso repercute en el vertiginoso aumento de las enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y cáncer.

En los últimos 25 años hemos vivido una transición alimentaria que en los países desarrollados tomó medio siglo. Con el aumento de los ingresos, abandonamos nuestra comida tradicional y pasamos a una dieta occidentalizada, alta en grasas saturadas, azúcar, sodio y baja fibra. Chile es uno de los cinco países que más alimentos procesados consume. Y pese a ser uno de los mayores productores de frutas, no llegamos ni a la mitad de la recomendación de consumo de la OMS.

Estamos viviendo un momento crítico en nuestra sociedad. Pero atención, porque la obesidad no es un problema sólo de exceso de calorías, sino que hay muchos factores: una ingesta elevada, problemas psicológicos, falta de actividad física, inexistencia de una infraestructura adecuada. Pensar que la solución sólo es una dieta es optar por un camino equivocado.

Para enfrentar esta situación, debemos enfocar los esfuerzos en los niños, en las futuras generaciones. Para ellos, se necesitan políticas públicas potentes, que hoy no existen, y que tengan una mirada de largo plazo: educación nutricional en las escuelas y nutricionistas en ellas, aumentar las horas de educación física con profesores especializados, incrementar alimentación realmente saludable en las escuelas. Así tendremos una generación de gente más sana, que pueda desarrollar todas sus potencialidades, que impulsarán un país más productivo y nos permitirá ahorrar como país el elevadísimo gasto en enfermedades crónicas.

Si bien el panorama es complejo, sí se puede revertir, siempre que el Estado, la ciudadanía y las empresas en conjunto pongan de su parte. Debemos reeducar a la población en lo que es realmente la alimentación saludable. Muchos creen que es una ensalada con quesillo y no, no es eso. Saludable puede ser el charquicán, los porotos, el pastel de choclos o una cazuela. Con nuestras propias preparaciones, la comida de casa, podemos hacer alimentación saludable.

Quizá falta también hacerle marketing a la alimentación saludable. Posiblemente así a un niño no le dé vergüenza comerse una manzana porque no sale en la tele. Sigamos también la moda, una muy buena moda, de llegar a la pega en bicicleta. ¿Y por qué no además caminar a la pega si está en una comuna aledaña? ¿Por qué no comerse una fruta a media mañana? ¿Por qué no subir las escaleras en vez de usar el ascensor?

Esa es nuestra tarea. Una tarea de todos en bien de la salud y el desarrollo de nuestro país.