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Una inyección de salud al rock under penquista

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Pese al indiscutible éxito de producción y la alta convocatoria que tuvo el festival REC, aquel evento masivo realizado en marzo, también generó voces críticas y discordantes. Especialmente, de parte de fans y músicos de la escena más potente y underground de Concepción que, salvo el caso de Machuca, no se sintieron identificados con la parrilla de bandas.

Los debates en redes sociales fueron de grueso calibre. Pero más allá de los argumentos confrontacionales, aquella escena de bares, discursos contestatarios y riffs estridentes quedó con el desafío de demostrar que cuenta con buena salud en propuesta musical, convocatoria y capacidad de producción. Son aspectos logrados en la tocata El Desmadre, realizada el fin de semana en el Trece Bar.

Allí la dificultad parte desde la iniciativa. No es fácil encontrar a un productor para arriesgarse con un evento de resultado incierto. Pero, tal como sucedió el mes pasado con la apuesta de Héctor Figueroa y Laguna Mental; el tesón y compromiso individual dio sus frutos. Esta vez fue el caso de Antonio Sánchez del grupo Maffia: no escatimó recursos para contar con un despliegue de sonido que incluso se hizo excesivo para aquel espacio que se llenó con cerca de 200 asistentes.

UN SÓLIDO NIVEL

Sánchez aprovechó el lazo de amistad y colaboración mutua que Maffia ha cimentado con el grupo santiaguino Devil Presley, para que fueran el plato fuerte. Claro que más allá de su arrastre, el principal aporte de este "desmadre" fue enaltecer y difundir el buen trabajo que están realizando algunos exponentes locales del hard rock.

La apertura fue con la banda emergente Diploide, grata sorpresa gracias a su solidez, energía y capacidad de encender el ambiente, cuando todavía no llegaba el grueso del público. Luego fue el turno de Veneno, quienes debutaban con su nuevo vocalista Miguel Albornoz. Pese a que no era fácil reemplazar a un experimentado Cristián Campos, el cantante dio clases de prestancia, registro y despliegue, apoyado por el virtuosismo de los hermanos Rivera en bajo y guitarra.

Los anfitriones Maffia (foto) siguen en alza. Con la incorporación de algunas novedades de su segundo LP dejaron entrever un trayecto que va desde un sonido clásico a una propuesta dinámica y enérgica más cercana al thrash metal, aunque sin menoscabar la claridad letrística.

Un aspecto lamentable es que tras la tocata de Devil Presley, buena parte de los asistentes no se quedaron al cierre con Peter Ron. Lo cierto es que las bandas locales no tienen nada que envidiarle a los santiaguinos en términos de innovación y creatividad. La diferencia va más por el carrete y la solidez propia de un grupo con 15 años de carrera. Para potenciar nuestra escena es necesario que el público conozca y apoye los grupos locales. Por lo pronto, la realización de recitales bien producidos como El Desmadre es un paso crucial para cumplir ese objetivo.