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"Súper frutas" impresionan con sus beneficiosas propiedades

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La necesidad de volver a lo natural se ha hecho latente en una sociedad donde todo está cada vez más industrializado e intervenido, aspecto que está profundamente ligado con los estilos de vida saludable.

Esto cobra especial sentido al hablar de la alimentación, pues conocido es el hecho de que hay productos nocivos para la salud, como la comida chatarra, y que tienen una incidencia en diversos ámbitos de la vida, asociándose a la malnutrición por exceso, diabetes e hipertensión, entre otros.

Y, ante este escenario, han cobrado protagonismo los alimentos que tienen propiedades que van mucho más allá de su valioso aporte nutricional y su delicia.

Tal es el caso de las denominadas "súper frutas" como los arándanos, mora o maqui (ver recuadros).

Según explica la coordinadora de Bromatología de la carrera de Nutrición y Dietética de la Universidad del Desarrollo, Monserrat Victoriano, se les denomina como "súper frutas" porque tienen una cantidad de nutrientes más importante que el resto de las frutas, lo que es especialmente cierto en las vitaminas, minerales y otros compuestos nutricionales más pequeños. "La mayoría de ellas protegen al organismo de los efectos del envejecimiento y contribuyen a la salud cardiovascular, dados sus efectos antiinflamatorios, antitrombóticos (evita los accidentes vasculares) y antilipémicos (evita que aumenten las células grasa en sangre)", puntualiza.

Desde lo anterior, aclara que si bien existen diversas preparaciones en las que se pueden aprovechar las propiedades de las "súper frutas" de manera natural, los antioxidantes y compuestos se pierden de manera rápida una vez que el producto se ha expuesto al sol. Por lo mismo, la recomendación es congelarlos rápidamente una vez recogidos si es que no se pueden consumir inmediatamente. "Los liofilizados (polvos de producto) también son una buena opción siempre que el proceso de secado no involucre utilizar altas temperaturas", dice.

De la pausa activa al espacio saludable

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En el contexto de jornadas laborales cada vez más extensas y agotadoras, con desempeños que requieren esfuerzos físicos repetidos, sobrecarga muscular y manejo manual de cargas o en aquellas en que el ciclo de trabajo es muy corto y se ejecuta una tarea que se reduce a unas cuantas maniobras o manipulaciones que se prolongan repetidamente en el tiempo por varias horas, nace la pausa activa o saludable. Surge como una herramienta ergonómica para evitar los factores de riesgo de lesión músculo- esquelética, entre otros objetivos.

Desde sus orígenes en Polonia en el '25 y su consolidación en Japón en los '60, es asumida sin grandes variaciones e inserta en nuestro medio con la esperanza de impactar sobre las crecientes cifras de lesión músculo esquelética, ausentismo y la consecuente pérdida de productibilidad y costos en salud.

Sin duda, se debe reconocer su aporte en el mundo laboral. Reconociendo lo mencionado, llama la atención que se haya modificado tan poco a lo largo del tiempo y que cueste tanto que sea asumida como un estilo de vida y ocupe un lugar en nuestra agenda diaria de actividades laborales.

¿No le ha sucedido que en el fragor del día laboral, hay que sacar una tarea adelante, el tiempo apremia, el estrés aumenta y aparecen, con su mejor sonrisa, los amigos de la pausa saludable? ¿Qué pensamos? Pues bien, seguramente no sea el mejor momento para racionalizarlo pero, con certeza, ese es el mejor momento para realizar la pausa.

Su objetivo es romper el ciclo de trabajo por sobre todo, permitir el descanso físico y psicológico, evitar la sobrecarga muscular, mantener rangos articulares, etc. Incluye ejercicios de elongación y flexibilidad, con una actividad recreativa, en conjunto con su entorno. Los profesionales de la salud, profesores de educación física, monitores, etc. utilizamos el ejercicio por sus probados beneficios en prevención en salud pero, no le pidamos todo a nuestra pausa saludable. Sea creativo y cree su propia pausa, usted conoce mejor que nadie su cuerpo y su ritmo, no espere a que se lo indiquen. En su puesto de trabajo o bien de pie, regálese un par de minutos para caminar, respire, estírese, practique alguna técnica de relajación que le produzca bienestar etc.

He acuñado un nuevo término, distinto a pausa saludable y es mi espacio saludable. Es un espacio físico y temporal, y creo que nuestra pausa saludable de hoy se debe encaminar en el futuro hacia eso, hacia una experiencia saludable. Probablemente deba evolucionar como todas las cosas, quizás exista una tarea pendiente en reformularla. Con todo, nada de ello será efectivo, mientras el cambio no se produzca en la conciencia colectiva de que el trabajo es para el hombre y no el hombre para el trabajo.

En mi vida laboral, he participado en distintas instituciones, en que he visto esfuerzos por implementar programas como pausa activa y otros en beneficio de sus trabajadores, algunos perduran más, otros menos. ¿Habrá llegado la hora, de que la pausa activa se transforme en nuestra conciencia personal, para convertirse en la activa pausa que mejore nuestra vida laboral haciéndola más feliz, sana y productiva? Solo el tiempo y nuestras estadísticas en salud lo dirán.

Luis Parada,

kinesiólogo

clínico y

académico, USS