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Participación de los padres en el proceso de enseñanza de los hijos

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Siempre estamos expuestos a información que nos describe la importancia de los factores personales en el proceso de aprendizaje de nuestros hijos, es decir, factores más bien directos que dependen de aptitudes propias: la inteligencia, las estrategias de aprendizaje, los estilos cognitivos o bien, el grado de ajuste académicos al proceso en general.

Sin embargo, una buena parte de los resultados se explica también por la participación que tienen los padres en el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Si el lector advierte, se hace hincapié en dos términos: la enseñanza y el aprendizaje, pues se ha comprobado a través de estudios que aquellos padres que monitorean la enseñanza que sus hijos reciben, logran tener efectos positivos sobre el rendimiento académico de los mismos.

Lo anterior, es porque pareciera ser que el compromiso no sólo se demuestra verificando lo que los niños aprenden en la escuela o colaborando en la elaboración de tareas, sino que lo más efectivo es que los padres opinen respecto del currículum que se pone en práctica en la escuela, o bien de las estrategias de enseñanza que se usan en el aula. Incluso es más, en algunos sistemas educativos más aventajados, los padres participan formulando contenidos de enseñanza que permiten responder de mejor forma a lo que se espera que los niños aprendan.

Desde esta perspectiva, a las familias les corresponde estar atentas a las necesidades del desarrollo de los hijos, las que se encuentran íntimamente relacionadas con cuestiones tan simples como el juego recreativo o las conversaciones triviales del hogar.

Siempre que un padre tiene un hijo en edad escolar es importante que esté al tanto de algunas cuestiones que son básicas: qué asignaturas son parte de la formación, cuáles requieren mayor esfuerzo, cuáles pueden ser profundizadas con la simple búsqueda de información en la web, cómo se puede organizar lo que se aprende, qué cuestiones aprendidas son útiles para la vida, cuáles de ellas pueden transformarse en un juego.

En este contexto la Unesco (2004), señala que los primeros educadores de los niños y niñas son las madres y los padres. El espacio de aprendizaje por excelencia es el hogar, el barrio, la comuna, la ciudad. El jardín infantil, la escuela y el colegio vienen a continuar y a fortalecer con su conocimiento especializado lo que la familia ha iniciado y continúa realizando.

Giulietta

Vaccarezza,

psicóloga y

académica Fac. de

Psicología, USS