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Hay que sintonizar con "El Gallinero"

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Desde su salida al aire en 2007, "El Gallinero" se ha transformado en un referente juvenil de la televisión hecha en la Región. Ello, primero, en la presencia de Valeria Ortega y Francisco Sanfurgo, actualmente ambos con experiencias en canales capitalinos. Desde Canal 13, Ortega integra actualmente las filas de Vía X: en la señal de cable es parte de "El descapotable". Sanfurgo, en tanto, ha sumado experiencias en el horario matinal de La Red, tanto en labores de notero como panelista en el set, con temas relacionados a videos anecdóticos en la web. O sea, ambos cuentan con carrera fuera de las pantallas de Canal 9 BíoBío Televisión, su casa matriz.

Desde el trabajo desarrollado por esta dupla, ha pasado mucha agua bajo el puente de la estación, sobre todo, en materia de rostros/conductores. Ahora, sin necesidad de seguir en el pasado temporal, actualmente son Jorge Barros y Alejandra Montenegro los encargados de llevar las riendas de uno de los espacios más longevos del canal, al aire desde 1991. A partir de ello, entonces, ambos son la representación actual de un franjeado que para la señal abierta regional significa la captación de interés de un segmento joven que pareciera estar medio olvidado en el resto de la parrilla (nacional y local).

Un segmento que tiene intereses particulares en cuanto a una diversidad de temáticas que -seamos sinceros- no tienen por qué quedarse en la mera mención o anécdota. En ese sentido, lo que para el 9 debe proyectarse en un aporte de discurso/contenido, muchas veces se queda en la mención sin mayor brillo. Por más que Barros y Montenegro traten de llevar adelante una conversación con tal o cual panelista, finalmente, son ellos quienes deben asumir la responsabilidad de llevar un buen discurso ante la cámara.

Así, y por más aparentemente lúdico que parezca Rodrigo Beltrán; el hombre encargado de los panoramas debe hacer que los mismos verdaderamente enganchen a la teleaudiencia. Pero debe hacerlo desde el texto y no desde una puesta en escena demasiado forzada: tallas, frases y situaciones que no vienen al caso, y que sólo lo entretienen a él ¿Cuál era el objetivo de que entrara su hija Matilda al set hace unos días? Ninguno. Sólo demostró una falta de tino, y no necesariamente de los personajes en el plano, sino que desde la dirección. En más de 20 minutos -de un espacio de aproximadamente 80- Beltrán apenas alcanzó a citar un par de ideas sobre un concierto en el Teatro de la UdeC, regalar un par de invitaciones, para quedar luego fuera de cuadro.

En televisión no hay que ser insistente, tampoco abusar de los tiempos de quienes están al otro lado de la cámara, es decir, los telespectadores que se van a limitar -en casos como estos- a cambiar de canal. La falta de ritmo fue hasta molesta, en este sentido, sin el menor cuidado con el "otro". Los programas en TV se relacionan con audiencias.

En "El Gallinero" esas audiencias, precisamente, están hoy mucho más exigentes. Beltrán puede estar al tanto de los temas por los cuales es convocado. El punto es que debe asumir el contenido y no la forma: que los histrionismos queden para algún video en Youtube.

En ese sentido, es muy importante que los conductores -ambos- asuman su rol cabalmente. Por momentos lo logran, incluso, considerando que ella no suma tantas temporadas en el programa. Es ahí donde Barros es clave. Se nota que tiene discurso y puede ser mucho más lúdico que cualquiera. Sin embargo, pareciera estar atrapado en una formalidad que no le calza tanto. Lo bueno es que el conductor hace un par de años tiene cuento, contenido. Así lo demostró al enfrentar a un presumido Luis Gnecco, a quien apreciamos muy por sobre cualquier sentido de humildad en el set. Contra aquello y lo densa de la situación, Jorge (y Alejandra a su buen resguardo) salieron bien parados. Con este argumento a su favor, demostraron ser una pareja en sintonía. Y eso se agradece.