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Reparos al centralismo

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El regionalista Heinrich von Baer, ha confirmado en una entrevista con El Sur, que enviaron una carta a la Presidenta de la República, a la Cámara de Diputados y al Senado, en la que expertos en descentralización plantean sus preocupaciones por la lentitud de ese proceso y por las imprecisiones en los proyectos de ley que el gobierno envió sobre esta materia.

Recuerda que el 7 de octubre de 2014 se entregaran las conclusiones de la Comisión Asesora Presidencial de Descentralización, organismo de 33 integrantes, formado por la Presidenta. Ha confirmado que los regionalistas están elaborando una nueva propuesta de reforma constitucional para la elección directa de intendentes, con el fin de ajustar el proyecto de reforma firmado por el gobierno el 30 de diciembre pasado, y que no cumplió con las expectativas de la comisión.

A juicio de los firmantes de la misiva a la Mandataria, los contenidos de los proyectos enviados al Congreso no reflejan adecuadamente el compromiso contraído con el programa de Gobierno, ni las propuestas de la Comisión Asesora Presidencial, en particular en cuanto a la necesidad de instituir una organización territorial descentralizada del Estado.

Ha señalado en regionalista Heinrich von Baer, que el principal problema identificado por los miembros de la comisión asesora y las organizaciones participantes fue la incorporación de la figura de un gobernador regional dentro del proyecto de ley presentado por el gobierno, la cual nunca fue considerada dentro de las recomendaciones entregadas. Resultó sorpresivo, porque en él se concentraría la responsabilidad del gobierno regional, en vez del intendente regional elegido.

Para el regionalismo, tener una autoridad electa y otra designada por el nivel central significa debilitar al intendente electo y legitimado por la ciudadanía, pues en definitiva quien decidirá sería el gobernador designado, con lo cual se produciría una permanente tensión entre dos autoridades regionales y confusión en la ciudadanía.

De concretarse, reflejaría que se pretende hacer un cambio, para que todo quede igual y las decisiones no sean tomadas en las regiones, sino que provengan del nivel central. Es evidente que el centralismo se resiste a perder poder.

Una piedra en el camino

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Desde que nace, una empresa se enfrenta a muchos peligros, piedras y trampas, más cuando aún carece de la adecuada estabilidad financiera o del reconocimiento como organización madura. Por ello, debe desplegar mucha más energía, creatividad y vigilancia que las ya existentes en el mercado.

Si se piensa que con un equipo directivo muy homogéneo se puede lograr el éxito, se estaría soslayando la diversidad de puntos de vista tan necesaria para encontrar respuestas que vayan más allá de las de primer orden. El éxito de una empresa joven se puede garantizar mejor con una mezcla adecuada de las competencias diversas de su equipo directivo.

Un error muy común es aferrarse a lo establecido en el plan de negocios. Buena cosa. Pero no es suficiente si se olvida el constante sondeo de las necesidades de los clientes potenciales. Hay que "tener calle" para no correr el riesgo de proponer productos que no respondan a las expectativas del mercado.

Preocuparse exageradamente por una rápida obtención de beneficios económicos puede conducir al olvido de los objetivos de mediano y largo plazo. Si bien es cierto que lograr la competitividad inmediata es un objetivo por alcanzar, es también muy importante contar con herramientas que permitan saber dónde se está y adónde se va. Sin esto, se corre el riesgo de poseer una visión muy cortoplacista y carente de todo sustento estratégico.

El entusiasmo de las empresas jóvenes forma parte de sus fortalezas. Pero esto puede llevar a circunstancias en que son tantas las ideas y proyectos nuevos que se pueden acometer, que pueden desviarse del foco principal, la coherencia y la productividad. Muchas nuevas empresas han tratado de bailar más rápido que el ritmo de la música que les suena y han agotado sus fuerzas, quedando fuera del baile.

Atacar un mercado muy concurrido o un nicho muy reducido son dos errores comunes. En el primer caso, es complicado competir con las empresas maduras y ya implantadas. En el segundo, disponer de una buena parte del mercado no significa necesariamente que sea rentable. Evaluar la demanda, cuantificarla y un análisis profundo de ella puede definir una oportunidad realmente viable.

Tener un producto o servicio que satisfaga una necesidad está muy bien, pero tener éxito en comunicarlo claramente es mucho mejor. Evitar caer en el exagerado tecnicismo es lo ideal.

En fin, hay muchos otros peligros, piedras y trampas que se pueden presentar al iniciar una empresa. Lo importante es que se aprenda de ellos para no "tropezar dos veces con la misma piedra, si hay muchas más con las que tropezar". Y ¡caramba!, que le falta pavimento al camino de emprender.