Aspiración versus reivindicación marítima
La reivindicación marítima boliviana es una de las constantes en nuestro escenario estratégico. Ello amerita mantener una capacidad disuasiva, y paralelamente impulsar acercamientos culturales, académicos, políticos, diplomáticos, y militares con Bolivia.
En este marco, independiente del fallo de la Corte Internacional de Justicia, la demanda marítima continuará. Lo señala Evo Morales a propósito del Día del Mar, "Es nuestra obligación prepararnos para las futuras acciones legales, aquí no termina, la lucha sigue". Apunta a los supuestos daños al comercio boliviano y supuestos costos asociados a la pérdida de recursos naturales, cuando cede el litoral en 1904.
El motor es la reivindicación, concepto que toca en especial a la nueva élite que alcanza el poder político con el presidente Morales, y cala hondo en el sentir del pueblo, proyectándose al ámbito internacional, en la reivindicación marítima. Se institucionaliza en la Constitución (2009); Plan Nacional de Desarrollo (2006-2011); Libro Blanco de la Defensa (2004); Libro del Mar (2014); y en la creación de la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima (Diremar).
En la práctica, el interés por "recuperar" el otrora Departamento del Litoral, donde Bolivia nunca hizo soberanía efectiva, se confunde con el anhelo histórico por obtener Arica. Ambas quimeras encuentran su piedra de tope en un Chile sin culpas, que tiene consciencia que el Tratado de 1904 compensa la cesión territorial con acceso libre al sistema portuario chileno. Como consecuencia, existe claridad respecto de dos temas fundamentales: 1. Chile no cederá territorio sin compensaciones. 2. Chile no va a cortar voluntariamente el país en dos. Por ende, queda el corredor al norte de Arica, donde el Protocolo Complementario del Tratado de 1929 constituye un cable a tierra que recuerda a los bolivianos que abandonaron a su aliado en el campo de batalla, que Perú nunca estará disponible para entregarle lo que defendió con su sangre.
En un proceso reivindicativo, la demanda ante la CIJ es un ejercicio inútil, cuyo resultado tiene apenas un objetivo instrumental para el demandante. Otra cosa es una aspiración marítima que abre las puertas a una negociación, tal como lo plantea el Canciller Sánchez de Bustamante en el Memorándum de 1910, ofreciendo a Chile y Perú compensaciones para retornar al mar.
Cristián Faundes
Centro de Estudios Estratégicos
Academia de Guerra del Ejército de Chile