Rumores no verificados
Hay ciertas lecciones básicas de periodismo que quienes hemos estudiado en las escuelas universitarias no podemos olvidar. Una de las más importantes, sin duda, es la afirmación de que los rumores no son noticia. Se acepta, eso sí, que son una base para investigar y, eventualmente descartarlos… o publicarlos.
Como la ley de prensa reconoce el derecho de todas las personas -periodistas o no- de ejercer como periodistas aunque sin el derecho a usar el título de tales, se entiende que en las redes sociales sean muchos los rumores que circulan sin comprobación ni respaldo. Ello es comprensible. No lo es, en cambio, que alguien que se ha forjado una reputación como comunicador serio, más allá de la opinología, convierta en noticia lo que se dijo que había dicho la Presidenta Michelle Bachelet. Lo que ha trascendido es que, por lo menos en un par de ocasiones, la Jefa de Estado hizo en privado un retórico juego de palabras. No debía salir de su entorno, pero ya sabemos que todo termina por filtrarse. El resultado fue que primero esas palabras se convirtieran en rumor hasta que finalmente fueron recogidas y dadas a conocer como una afirmación positiva por el abogado Tomás Mosciatti. En forma paralela, coincidió con él el cientista político Patricio Navia.
¿Consecuencia?
Una Semana Santa en que las redes sociales sin más base que estos trascendidos, fueron más allá e incluso se empezó a exigir la renuncia de la Presidenta.
¿Segunda consecuencia?
Un enérgico desmentido de la Presidenta en su desayuno con los corresponsales extranjeros. Y un recado: "Que quede claro que yo no estoy pidiendo en ningún momento terminar con la libertad de expresión. Nada de eso. Pero, por favor, responsabilidad".
Como el público no distingue entre periodistas y comunicadores, entre opinólogos y comentaristas, el "palo" presidencial nos ha afectado a todos por igual.
Hubiese sido mejor que la Presidenta hablara antes. Hace más de medio siglo, "Psicología del rumor", un estudio clásico de Gordon Allport y Leo Postman determinó que los tiempos de confusión o incertidumbre abonan el terreno para lo que definieron como "una proposición específica sin medios probatorios para demostrarla". Como explicación para el éxito de los rumores, consignaron que prosperan en situaciones de ambigüedad informativa y cuando se refieren a temas importantes para la comunidad.
Por ello mismo, vale recalcar que la Presidenta no solo debió hablar antes. También habría sido deseable que empezara hablando con los periodistas locales.
A medida que los países se desarrollan, comienza a abundar el consumo de comida chatarra, rica en grasas y sal, y de productos excesivamente azucarados, mientras la televisión, el computador y los juegos informáticos atraen a los niños para pasar horas sentados, sin hacer ejercicios físicos. En consecuencia, nuestra población se va haciendo cada vez más sedentaria.
De acuerdo con cifras que ha dado a conocer el Ministerio del Deporte, el 82,7% de los chilenos es sedentario, lo que es alarmante. La Organización Mundial de la Salud ha abordado en la última década la conducta sedentaria como un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, hipertensión, diabetes y obesidad. Por eso mismo, esa vida pasiva es reconocida como una enemiga de la salud pública en el mundo, siendo reconocida como la cuarta causa de mortalidad.
En países desarrollados, más del 50% de la población adulta presenta índices de actividad física insuficiente, y en nuestro país, la Encuesta Nacional de Calidad de Vida y Salud 2010 y la Encuesta Nacional de Hábitos de Actividad Física y Deportes, realizada el año 2012 por el Instituto Nacional del Deporte, demostró altos índices de inactividad en las personas.
Se recordará también que el año 2013 la encuesta del Ministerio de Salud demostró que el 22,5% de los menores de 6 años presentaba sobrepeso y un 10,3% tenía obesidad. Es preocupante porque un niño obeso tiene altas probabilidades de ser un adulto obeso, con todos los problemas de salud que eso significa y el menor rendimiento en el colegio y más tarde en el trabajo.
El problema se potencia cuando se señala que el sobrepeso puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en 10 años y representa una elevada carga económica para la sociedad.
Entonces, es importante para ayudar a vencer al sedentarismo, inculcar en los niños desde pequeños los hábitos de conducta que faciliten y promuevan la actividad física, como parte de las rutinas diarias de comportamiento. Inicialmente a través de los juegos o como parte de un deporte, en las actividades familiares y recreativas, al elegir medio de transporte o desplazamiento por la ciudad.