Empleabilidad
Hugo Lavados Montes
Al analizar los criterios que orientan la matrícula en distintas carreras y universidades, un tema es la consideración que se da en forma creciente a la empleabilidad, presentada como nivel de ingresos de los profesionales y tiempo que demoran en trabajar.
El cálculo de la tasa de retorno por lo general considera los costos que pagan el estudiante y su familia para educarse, versus los ingresos futuros que obtendría. Este cálculo debe ser refinado, porque los costos en que incurre gran parte de los estudiantes no son los aranceles cobrados, debido al crecimiento muy significativo de becas tanto de instituciones, como públicas.
Además, la alta proporción de estudiantes que recibe CAE permite que el pago del arancel de referencia se haga en condiciones tales que nunca debería generar una mochila impagable. El CAE tiene una tasa de interés del 2% anual, con un plazo máximo de pago de 10 años, luego de egresar, con un valor máximo de cuota mensual de 10% del ingreso registrado por el SII.
Ahora, lo único constante es que el conocimiento crece exponencialmente y el cambio tecnológico se acelera. Ello significa que las actividades que hace un par de años eran las más requeridas, no necesariamente lo serán en 6 años más. También tienen impacto las políticas públicas, en especial en salud y educación, dos áreas claves en la formación universitaria. Sobre empleabilidad, podemos decir que lo que hoy se informa tiene un problema; los datos disponibles, como es lógico, muestran la situación del pasado, con a lo menos dos años de desfase. Así, un estudiante que en 2015 esté en primer año, ingresará al mundo laboral recién en 6 o más años y permanecerá allí por 40 o 50 más; es decir, con datos del 2012 se proyecta una situación del 2021 adelante.
Por ejemplo, hoy se dice que las ingenierías vinculadas a la minería habrían perdido atractivo y se estarían contratando menos profesionales por la baja de la inversión en el sector. Hace 3 ó 4 años se planteaba lo contrario. Así, es muy difícil afirmar con precisión lo que ocurrirá en 10 años más en esta materia. Otros ejemplos se dan en diversas carreras, ya que para estimar cuántos profesionales se requerirán en el futuro dependerá en gran medida de lo que haga el Estado en estas áreas.
Eso nos lleva a plantear que la información del pasado reciente, sobre todo en carreras de larga duración, es imprecisa, y que los estudios sobre necesidades futuras de especialistas nunca han acertado. Lo indispensable es que tratemos que los estudiantes desarrollen sus capacidades orientados hacia el aprendizaje general de las disciplinas y el medio. La especialización, por la velocidad del cambio, se debería dar a nivel de programas de postítulo y en la formación continua en el trabajo.
La información del pasado reciente, sobre todo en carreras de larga duración, es imprecisa,
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