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Después de Penta y Caval, ¿Qué?

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Hemos sido testigos de que 'los poderosos también caen' en un clamor que no necesariamente proviene de ese mundo de 'poderosos' sino del 'power to the people', uno donde la ciudadanía alza la voz y exige justicia. Y es que el caso Penta ha sido sólo el comienzo de una olla a presión que poco a poco deja entrever a la opinión pública lo que se ha venido cocinando desde hace largo rato, en nuestras narices, no dejando espacio incluso para 'raspados'.

En el caso de Penta la justicia ha hecho lo suyo, ni más ni menos. Quienes han cometido fraude hoy se encuentran encarcelados y otros, gracias a su 'disposición y colaboración', hacen lo propio pero con arresto domiciliario y orden de arraigo nacional. Porque seamos honestos: entre pasar los días de detención en el anexo capitán Yaber o en la comodidad de sus hogares, preferentemente ubicados en el sector oriente de la capital, no hay donde perderse. Pero bueno, justicia es justicia.

Como sea, y en virtud de dar una señal clara a la ciudadanía, el gobierno promovió la creación de una Comisión Asesora para regular la relación entre dinero y política. Esta comisión, que bien podría ser como un back to school para la clase política en términos de lo (in)debido, (in)correcto y como ser personas de intachable probidad, pareciera ser casi un chiste de mal gusto, un stand up propio de la comedia negra: Porque es ni más ni menos el Ejecutivo, luego de vivir su mayor crisis a partir del (y llámele como quiera, total el fondo es el mismo) caso Dávalos - Luksic / Caval / Nueragate, quien busca promover las buenas prácticas en la actividad público - política. Recordemos, de paso, lo que ocurrió con el último otrora paladín y pregonero de 'terminar con las malas prácticas', pero así es la política.

En el caso particular de Caval, donde quienes esperan que el hijo más cercano de Bachelet devuelva los 2.500 millones sería mejor que se fueran a encrespar sus cabelleras o algo por el estilo, lo que se mancilló no sólo fueron los principales bastiones del actual gobierno, tales como igualdad y lucha contra la desigualdad, sino que el hecho terminó siendo una retroexcavadora letal que sustentaba, en un hilo muy delgado, la relación de confianza entre el mundo político y la ciudadanía. Para muestra basta con revisar sondeos de opinión pública donde, hoy por hoy, no existe un sólo sector que congregue adhesión generando que los conglomerados políticos se disputen las migajas en vez de trabajar por reconstruir las confianzas.

Si revisamos nuestra historia, de la cual basta sólo hacer un chequeo desde el retorno a la democracia en adelante, varios han sido los casos donde se ha puesto en tela de juicio la relación entre dinero, política y confianzas. Pero lo importante de toda crisis es que siempre representa una oportunidad para hacer las cosas bien y, en el actual contexto en particular, renovar los vínculos ciudadanos. No olvidemos que durante las elecciones de 2013 el sistema constató que un 60% de los votantes no quiso participar en el proceso. Pensar que el culpable de aquello sería el voto voluntario obedece al afán político de querer tapar el sol con un dedo y no entender que la acción de sufragar requiere necesariamente de candidatos que representen a sus electores, que los motiven y para eso los primeros tienen que hacer su trabajo.

Día Internacional de los Bosques

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El Día Internacional de los Bosques sorprende a Chile y a nuestro bosque nativo siendo destruido por los incendios forestales. Existen focos activos de gran superficie en la Reserva Nacional Ñuble (mayor a 4.000 has.) y China Muerta (mayor a 1.000 has.), además de otros incendios en Puerto Montt y Chiloé. Es urgente y prioritario proteger nuestra vegetación natural por todos los beneficios sociales y ambientales que aporta, pero las acciones que se tomen deben ser más radicales e innovadoras de lo que ya tradicionalmente se realiza.

La experiencia muestra que los grandes incendios son muy difíciles de controlar, y sólo se detienen o se pueden extinguir, cuando llegan a zonas donde la carga de combustible es menor y de carácter herbáceo o de matorrales. Buen ejemplo de ello, fue el incendio de Yellowstone en el año 1988 donde sus bosques ardieron por tres meses y solo se apagó con las nevazones de otoño, o en Australia el año 2009, oportunidad en que fallecieron más de 200 personas, en ambos incendios se utilizaron todos los recursos que puede disponer un país desarrollado y no se tuvo éxito. Por lo tanto, los recursos nunca serán suficientes y menos cuando ocurren en un solo día, 30 o más incendios simultáneos.

Chile debe reorientar su esfuerzo a dos estrategias, el auto-cuidado y el manejo de combustible, porque existiendo combustible, más temprano que tarde arderá, y en condiciones favorables de tiempo atmosférico y relieve accidentado es prácticamente imposible detener el fuego. Tal como se confirma con las experiencias de los incendios de Quillón, Valparaíso y Torres del Paine, donde el fuego se propagó sin control.

El autocuidado, el cual casi no existe en Chile, implica que toda comunidad de la interfaz urbano rural deba organizarse para detectar e informar puntos de peligro de incendios y comprometerse en la eliminación anual del combustible en al menos una franja de 100 m. desde la línea de viviendas. En el caso de una vivienda aislada, al menos se debe eliminar el combustible en los primeros 30 m. alrededor de la vivienda y bajar la densidad de árboles en la franja siguiente.

El manejo de combustible, en general, iría orientado a evitar la expansión sin control del fuego y si éstos ocurren, que los focos no sean de alta intensidad. Para ello se debe eliminar, extraer, reducir o picar el combustible para que se integre al suelo con mayor facilidad, en algunos casos, si es necesario se podría utilizar incluso quemas tal como lo establece el proyecto Fireparadox de Europa que ante la alta recurrencia de incendios forestales, propone el uso del fuego para evitarlos.

El autocuidado y manejo de combustible como complemento a la actual organización de protección permitiría tener a nuestras comunidades mucho más seguras que hasta lo que existe hoy día. Por último, una medida radical sería que cuando existe alto riesgo de incendios en las zonas de alerta roja no se permita el acceso a las zonas boscosas.