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Comerciante penquista apuesta por rubro inmobiliario con éxito

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Durante dos periodos Carlos Serrano Casanueva presidió la Cámara de Comercio de Concepción. Por muchos años también se dedicó a la práctica del parapente en los más diversos puntos del país, así es que aversión al riesgo no tiene. Y hoy frisando los 60 años, se lanzó de lleno a explorar una veta que le está reportando buenos frutos. Dejó en manos de confianza su tradicional negocio, Pinturas Serrano, para adentrarse en el rubro inmobiliario, un emprendimiento en el que sumó a sus tres hijos, quienes participan con entusiasmo en el proyecto, en paralelo a sus actividades profesionales.

Este penquista, de tomo y lomo como se autodefine, creó su empresa en 2012, momento en que se abrió una ventana de posibilidades ante el déficit de oficinas que se produjo tras el terremoto y, cuando también cambiaron las normas para la construcción haciéndose más estrictas.

"Somos penquistas, apostamos a la ciudad y a un sector que estaba muy a mal traer entonces".

Fue así que levantó su obra prima, el edificio de oficinas Altamira, que se alza en la avenida Bernardo O´Higgins 330 con 6 pisos y un séptimo para el que se estudia un proyecto que permita ocupar toda esa planta que tiene una superficie de 400 mt2, a la que llega ascensor, una edificación que además cuenta con 14 estacionamientos y en una zona que podríamos llamar el centro financiero de Concepción.

La estrategia comercial a la que se apostó fue no vender, sino arrendar las oficinas, y no se queja porque hasta ahora tiene cerca de un 30% de vacancia, un porcentaje alto considerando que se recepcionó recién en julio de 2014.

Las oficinas tienen entre 30 m2 y 82 m2, pero se pueden unir en el caso que los usuarios requieran de mayor espacio. Todas están habilitadas para llegar e instalarse y funcionar de inmediato, destaca Carlos Serrano. Y los cánones fluctúan entre las 0,37 UF/m2 y las 0,40 UF/m2, una relación precio calidad competitiva y óptima considerando el nivel constructivo y las terminaciones. Con todo, la inversión totalizó los $3.600 millones, entre capital propio y financiamiento bancario.

La idea es concentrar un mix importante de empresas que ofrezcan servicios de alto nivel.

En este sentido, Carlos Serrano descartó a las del área salud, como consultas médicas, porque generan una circulación de personas que va en contra del concepto que se quiere imprimir, que es ser un espacio de trabajo tranquilo y luminoso.

Serrano, ingeniero civil de profesión, estimó que esta estrategia era más interesante para las empresas o profesionales que necesiten oficinas, que comprar una, porque ahí hay un capital fijo paralizado.

Y le ha ido bien a pesar de la gran oferta disponible de oficinas en todo el Gran Concepción. Y así queda de manifiesto con los arrendatarios que ya están instalados, como las compañías aseguradoras Chilena Consolidada, y Zurich, la Agencia para la Calidad de la Educación, DHL y la empresa Ibicu, de su hijo menor el ingeniero informático Francisco Javier, que desarrolla aplicaciones para celulares.

Las ventanas son de termo panel para evitar ruidos exteriores, cuenta con generadores con autonomía de 4 horas para emergencias, hay conserje las 24 horas y un circuito de 32 cámaras de vigilancia, hay una sala de conferencias para 80 personas, climatizadas, con internet, data, con preferencia para los arrendatarios. Está cableado con fibra óptica con tres proveedores para los clientes puedan escoger.

El edificio Altamira, el mismo nombre de la Inmobiliaria, fue diseñado por los arquitectos Enrique y Alan Amstrong, y destacan su sobria fachada de madera, material que es utilizado en todas las puertas interiores.

Los planes de mediano a largo plazo de esta empresa familiar es seguir incursionando en los desarrollos inmobiliarios. Por ahora tienen en mente un edificio de departamentos de unos 3 mil m2 en Freire esquina Salas, donde se ubica la pinturería Serrano, que quedaría en un primer piso junto a otros locales comerciales.