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Crisis moral de la República 2.0

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El abogado chileno Enrique Mac Iver dio en 1900 su famoso discurso llamado "La Crisis Moral de la República", donde con cierto pesimismo expresaba que "no sería posible desconocer que tenemos más naves de guerra, más soldados, más jueces, más oficinas, más empleados y más rentas públicas que en otros tiempos; pero, ¿tendremos también mayor seguridad, tranquilidad nacional, superiores garantías de los bienes, de la vida y del honor...? En una palabra: ¿progresamos?"

Los episodios recientes han marcado las editoriales en atención a la falta de honorabilidad y rectitud de personeros públicos, legisladores, partidos políticos y empresario, y tal como hace un siglo, surgen preguntas profundas, pues parece haber un agotamiento de nuestro capital valórico como la honestidad, el esfuerzo, la convivencia o el espíritu de superación.

Esta crisis moral reeditada no discrimina nivel socioeconómico, orientación política, ubicación geográfica, edad ni años de escolaridad. No importa si se es pariente de la máxima autoridad de la nación, propietario de banco, accionista de empresa, senador de la República o un simple ciudadano "de a pie".

Si bien resolver el problema puede ser largo y complejo, un punto de partida es indagar en qué lo desencadenó. Sin ahondar en detalles, hay dos elementos comunes en todos los casos. El primero es la "variable cultural" entendida como el conjunto de valores, creencias y normas que regulan nuestra sociedad; vivimos en una época donde el "yo" está por sobre el "nosotros" y "tener" reemplazó a "ser". En esta línea, la política se ha transformado en un negocio para quienes la ejercen.

El segundo elemento está determinado por la "oportunidad", por las condiciones que facilitan, recompensan o ponen barreras a los comportamientos reñidos con la ética. Tampoco aprobamos en este punto, pues las instituciones que antes funcionaban, ahora son poco efectivas para detectar y castigar los ilícitos.

Se respira un ambiente de impunidad, tanto para los delitos de "cuello y corbata" como para los atentados a la propiedad privada o a las personas, haciendo parecer que el progreso de la sociedad debe cuestionarse cada cierto tiempo respecto al desempeño moral de sus actores e instituciones, y que de no resolverse adecuada y oportunamente, podría generar quiebres democráticos o el caos.

Ministerio de la Mujer

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Hace unos días la Presidenta Michelle Bachelet anunció la promulgación de la ley que crea el Ministerio de la Mujer y Equidad de Género. Tal como lo señala su nombre la entidad tendrá como principal labor apoyar y trabajar por la paridad entre hombres y mujeres en los distintos ámbitos de la vida. Una lucha que se viene dando en el mundo entero desde la década del 50.

Muchos se mostraron desconfiados ante el nuevo ministerio, pues ya existe el Servicio Nacional de la Mujer (Sernam) que trabaja por los derechos de las mujeres, pero que tiene poca injerencia en los grandes temas nacionales, aunque no podemos negar que necesitamos un organismo más robusto y con más facultades que pueda manejar los asuntos de igualdad de género.

¿Qué temas nos interesan? Que se fortalezca la participación y el liderazgo de la mujeres en ámbito público y privado. Que se incentive su ingreso al área de la educación, el mundo de la investigación científica y de los negocios. Que se trabaje de manera efectiva en la erradicación de la violencia de género.

Por su parte, en la política esperamos que se haga efectiva la Ley de Cuotas en las candidaturas al Congreso. Asimismo, deseamos que se erradique la brecha salarial, y se fortalezca la independencia económica de las mujeres, pues según un informe de la Cepal la proporción de mujeres sin ingresos propios en América Latina llega a 30% mientras que la de los hombres es de solo 12%.

Es de esperar que esta nueva iniciativa gubernamental esté a la altura de lo que esperamos para el desarrollo femenino y que se redoblen los esfuerzos por convertir a este país en una nación más igualitaria. Nos encanta recibir días de spa, flores o chocolates, pero lo que queremos son oportunidades reales.

Vivimos con el ácido sulfhídrico

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Hace algunos días nuestro país se enteró de la muerte de tres personas por inhalación de gas sulfhídrico. El accidente ocurrió mientras realizaban trabajos de mantención de un pozo de aguas servidas, en el piso menos tres de la Clínica San Cristóbal de Santiago.

El ácido sulfhídrico es un ácido inorgánico. En su estado natural es un gas inflamable, incoloro, tóxico y su olor es el de la materia orgánica en descomposición, como los huevos podridos.

Se encuentra en el petróleo crudo, aguas pantanosas, desagües, estanques de harina o aceite de pescado, estanques de lastre y bodegas de embarcaciones pesqueras que quedan con residuos que entran en descomposición.

El ácido sulfhídrico vive con nosotros. Está presente en las más variadas actividades del hombre: como en el trabajo, aguas estancadas, desagües etc. En la naturaleza lo encontramos en el petróleo crudo, pantanos, gas natural y gases volcánicos. Lugares en los que permanentemente nos está comunicando su letal presencia.

Es un ácido muy nocivo para la salud. Bastan solamente muy pocas partículas para dañar el aparato respiratorio. Con 50 partículas por millón se inhiben las células receptoras del olfato. Más de 100 partículas por millón, puede provocar la muerte.

En condiciones agresivas atenta contra el organismo hasta el fallecimiento de las personas. Esta situación inigualable de escarnio y desprecio, ubican al Acido Sulfhídrico entre los más mortales del mundo, ubicándose en un poco envidiable segundo lugar, después del ácido cianhídrico, que se utiliza en la ejecución de los condenados a muerte.

Frente a tan irascible gas es justo establecer que ante las emergencias que puede provocar, el Cuerpo de Bomberos cuenta con voluntarios entrenados para enfrentar estos accidentes que se especifican en la norma chilena 2120, y entre las más comunes destacan los llamados relacionados con explosivos, gases, líquidos y sólidos inflamables, oxidantes, sustancias venenosas, radioactivas y corrosivas, entre otras. Las emergencias más comunes son las fugas de amoníaco y de ácido sulfhídrico.

Los más de 4 mil kilómetros de costa que tiene nuestro país se ven reflejados en una importante flota pesquera con un alto tonelaje de capacidad de carga en sus bodegas, que sin duda constituye la no grata cuna del ácido sulfhídrico.

En el último tiempo la prensa nos ha traído algunos accidentes que es importante tener siempre presentes, por ejemplo: El 26 de febrero de 2009, el Llanquihue de Puerto Montt titulaba "Fatal Intoxicación de 3 Personas en Calbuco". En esa oportunidad, dos tripulantes y un trabajador del puerto de San José, a siete kilómetros de Calbuco, murieron en forma instantánea tras inhalar gas sulfhídrico, originado presuntamente, de pescado en mal estado.

El 27 de marzo de 2010 en Coronel, dos pescadores resultaron muertos y un internado de extrema gravedad producto de la intoxicación por gas sulfhídrico. Al Momento de los dos accidentes los trabajadores no contaban con las medidas necesarias para llegar al espacio confinado.

También el 27 de marzo, pero de 2013, la prensa de Santiago reporteaba que 50 personas debieron ser evacuadas debido a la emanación de gas sulfhídrico desde el subterráneo de un edificio, ubicado en la comuna de Providencia.