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Era oscura digital

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La llegada de la era digital permite respaldar documentos como fotografías, videos y otros, cada vez en una mayor calidad, entregándonos la posibilidad de almacenar todos estos archivos de altas capacidades en poco espacio físico y a gran velocidad de transferencia, como nunca antes.

Sin embargo, si consideramos la obsolescencia de formatos como el VHS, las fotografías análogas, los lectores de cintas de audio y documentos que ya no pueden reproducirse por ninguna plataforma, esta tremenda oportunidad que brinda la tecnología puede derivar en un severo problema para las próximas generaciones.

El reconocido científico norteamericano Vinton Cerf, denominado "el padre del Internet", ya advirtió al respecto, al afirmar que la Nasa tiene décadas de información sobre el sistema solar respaldada, pero que posiblemente una gran parte no es legible, dado que se encuentra en formatos muy antiguos.

¿Qué está ocurriendo para revertir esta realidad?

Algunas compañías están desarrollando alternativas de almacenamiento de datos en grandes servidores, para preservar por muchos años información cuyo valor es inconmensurable, ya que si no es respaldada, nunca más se podrá volver a obtener.

A nivel de usuario, el tema es muy complejo todavía, ya que si bien existen herramientas de conversión que permiten tener información legible del pasado en las actuales plataformas, el trabajo de respaldo debe ser sistemático y casi al mismo ritmo en que los nuevos formatos tecnológicos se consolidan.

Concientizar sobre la importancia de eternizar la información es el primer paso. Mientras, la industria de la tecnología ya avanza para hacer frente a este dilema.

Las mujeres y la ciencia

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Aún muchos no se han dado cuenta de la relevancia del Día de la Mujer. Algunos creen que responde a un feminismo exacerbado, otros piensan que es un día para regalonearnos en el hogar. Sin embargo, esta conmemoración que busca lograr la igualdad de género en todos los ámbitos de la vida, sigue apelando a esa paridad que todavía es esquiva.

Desde mi área, la ciencia, puedo dar fe que la situación de las mujeres investigadoras es el fiel reflejo de lo que sucede en el planeta con nuestro género. Hay poca participación, no se incentiva su estudio y los reconocimientos a nuestro trabajo son escasos.

De hecho, un informe realizado el año pasado por el Boston Consulting Group sobre el lugar de las mujeres en el sector científico, muestra que todavía existe una baja representación de ellas en la comunidad científica internacional.

El estudio señala que hay menos de una investigadora sobre tres científicos en el mundo. Un ejemplo claro de esta disparidad son los Premios Nobel científicos, en toda su historia menos del 3% fueron atribuidos a científicas o investigadoras.

En otros ámbitos la situación de la mujer es similar. Hace unas semanas líderes de todo el mundo se reunieron en Chile para hablar sobre la mujer en el poder y la toma de decisiones. En el encuentro las autoridades concluyeron que ningún país ha alcanzado la igualdad de género y que se necesitarán 81 años para lograr la paridad en el lugar de trabajo; más de 75 años para alcanzar igual remuneración entre hombres y mujeres por el mismo trabajo realizado; y más de 30 años para lograr el equilibrio entre los géneros en los puestos de toma de decisión. Proyecciones que desalientan y que urgen de potentes acciones para cambiar el rumbo.

La ciencia, al igual que la economía, la política, el deporte, la entretención, etcétera, necesita de mujeres que trabajen a la par con los hombres para transformar los paradigmas actuales. Ganaríamos mucho si comprendiéramos que todos tenemos las mismas capacidades y que no existen límites para ningún ser humano.

Hay que romper los estereotipos, dejar que las niñas exploren cuando son pequeñas, regalarles muñecas es bueno, pero igual de bueno es una lupa o un microscopio.

Este tipo de acciones permitirá que las mujeres lleguen sin temor a las áreas de influencia en el mundo. De esta forma la sociedad se podrá convertir en una comunidad más justa y realmente desarrollada.

¿Las cartas de amor son ridículas?

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El gran escritor portugués Fernando Pessoa opinaba que todas las cartas de amor son ridículas, incluyendo las suyas a su enamorada Ofelia Queiroz. El tema de las cartas de amor puede sonar ridículo y hasta divertido en estos tiempos en que prácticamente no se escriben cartas y la comunicación es a través de las redes sociales o cuando no faltan quienes afirman que el amor eterno dura tres meses.

No obstante el relato epistolar ocupa un lugar importante en la literatura del siglo XX. Y el amor siempre será un gran tema y por cierto que hay amores que son eternos, aunque suene a lugar común. En ese marco la Universidad del Desarrollo ofreció un curso de verano sobre el tema Literatura e Intimidad, con docentes del Instituto de Humanidades que en charlas semanales abordaron las relaciones de Franz Kafka con Felice Bauer, donde no triunfó el amor sino la literatura; del poeta norteamericano Ezra Pound con la violinista Olga Rudgers, quienes sortearon todas las vicisitudes que la vida les puso y que hoy reposan juntos en el cementerio de Venecia donde vivieron y las del filósofo Martin Heidegger con Hannah Arendt, poéticas misivas del autor de Ser y Tiempo, académico y rector, que adhirió al nazismo y que se enamoró de su brillante alumna judía.

En plena canícula veraniega el público asistente disfrutó, suspiró y participó en los debates suscitados en torno a los amores, desamores, encuentros y desencuentros de estas parejas que dejaron testimonio de sus relaciones.

Las cartas de ruptura y los amores frustrados siguen existiendo, solo que ahora se recurre a las tecnologías y especialmente al correo electrónico. Una originalidad la constituyó la reacción que la escritora francesa Sophie Calle tuvo cuando su novio le envió un correo diciéndole que la relación terminaba. Fue la última frase la que Sophie no supo entender Prenez soin de vous (Cuídate).

Sophie no supo(o no pudo) responder la irónica y cruda recomendación final por lo que se dio el trabajo de pedirle a 107 mujeres que hablaran por ella, que le ayudaran a entender las palabras del adiós. Seleccionó a bailarinas, criminólogas, periodistas, astrólogas, poetisas, matemáticas, dramaturgas, traductoras, pintoras, todas quienes con sus respuestas colaboraron en interpretar, subrayar, analizar la sintaxis, decodificar el mensaje, en definitiva.

Según la crítica, lo anterior dio lugar a un libro delicioso y demoledor por instantes para el ex enamorado, cuyo título es precisamente Cuídate. Las opinantes, cual más cual menos habían vivido una experiencia marcada por el amor y el desamor. Sophie además del libro hizo una perfomance en la Bienal de Venecia del año de publicación, el 2007. Original forma de decir adiós, de soportar las furias y las penas consiguientes, con momentos de humor que pueden ayudar a sanar un corazón herido.