Lucha contra el tabaco
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dicho que un número significativo de países de América ha logrado avances importantes en la implementación del Convenio Marco para el Control del Tabaco, que acaba de cumplir una década.
Establecer ambientes libres de humo de tabaco, requerir advertencias gráficas en los paquetes, prohibir su publicidad, promoción y patrocinio, y aumentar los impuestos al tabaco parecían un sueño hace diez años, han estimado autoridades de la organización, pero ahora es una realidad, y el tabaco -uno de productos de consumo más letales del mundo- ha quedado expuesto. El cigarrillo es el único producto de consumo legal que mata hasta la mitad de sus usuarios, mata a una persona cada seis segundos en el mundo. Su consumo es un factor de riesgo para seis de las ocho principales causas de muerte en el orbe y factor de riesgo común a las cuatro de las enfermedades no transmisibles más frecuentes: las cardiovasculares, las respiratorias crónicas, el cáncer y la diabetes.
Para contrarrestar los efectos devastadores de esta verdadera epidemia, los países miembros de la OMS adoptaron el convenio marco en 2003, el cual entró en vigencia en febrero de 2005. Este tratado jurídicamente vinculante establece una serie de medidas para reducir la demanda y oferta del tabaco, desde mayores impuestos al tabaco y espacios libres de humo, hasta advertencias sanitarias gráficas obligatorias y prohibiciones de toda forma de publicidad, promoción y patrocinio. La aplicación plena conduciría a una reducción del 30% de la prevalencia del consumo de tabaco en las personas de 15 años en adelante y contribuiría a la meta mundial de reducir el 25% las defunciones prematuras por enfermedades no transmisibles para 2025.
La OMS destacó que países como Brasil, Canadá, Chile, Panamá y Uruguay están en camino a alcanzar la plena implementación del convenio marco, habiendo ejecutado la mayoría de las seis medidas más efectivas, como leyes que prohíben fumar en lugares públicos y de trabajo cerrados, exigencia de advertir en las cajetillas el riesgo para la salud, prohibir toda forma de publicidad, promoción y patrocinio del tabaco y elevar los impuestos a los cigarrillos. Según la organización, gran parte de este progreso en América se ha logrado a pesar de la oposición activa de la industria tabacalera.