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Drama de la sequía

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Un reciente reportaje de El Sur reveló que 44 comunas de la Región del Biobío enfrentan problemas por la sequía, que hay familias de sectores rurales que no cuentan con red de agua potable y dependen del paso de algún camión aljibe para abastecerse.

Desde 2010 las napas subterráneas se han estado secando paulatinamente, al igual que las vertientes y los riachuelos cercanos. Los afectados deben racionar todos los días el agua en acciones cotidianas, como cocinar, ducharse, lavar la ropa o los utensilios. Las soluciones están lejos de llegar, porque tienen una espera de entre tres y cinco años, que es lo que demora el desarrollo de un proyecto de agua potable rural. O tal vez, la construcción de obras mayores, como embalses.

L a sequía está presente desde 2012 en el país y no hay pronósticos promisorios. En la IV Región se ha perdido la mitad de la superficie cultivada, mientras Biobío, La Araucanía y Los Lagos, están atravesando periodos de escasez hídrica. La experiencia internacional señala la necesidad de superar una política reactiva ante la crisis y de diseñar planes públicos a largo plazo, que apunten a la sustentabilidad, buscando hacer converger la demanda creciente de agua con su creciente escasez.

En Chile, la reciente declaración de 32 comunas del país como zona de emergencia hídrica no es suficiente. La agricultura ha sido una de las claves para alcanzar cierta diversificación productiva y es el sector que más creció en octubre-diciembre de 2014, generando 57.000 nuevos puestos de trabajo. Es una rama decisiva de la economía nacional que está demandando una nueva institucionalidad, capaz de superar los planes de contingencia ante la crisis para encarar políticas de transformación estructural a largo plazo que permitan prevenirla.

Por ejemplo, Australia reconoció en 1989 la necesidad de considerar la sequía como parte del ambiente natural del país. En 1992 adoptó un plan nacional para proveer de herramientas tecnológicas, educativas y financieras a los cultivadores, para que pudiesen avanzar en la sustentabilidad y la gestión de riesgos. Israel recibe solo el 50% del agua que necesita a través de precipitaciones, por lo que el agua residual es tratada para destinarla al uso agrícola.

Es hora de que se tomen medidas para evitar que en muchas zonas se desperdicie el líquido, mientras otras enfrentan la sequía.

Metiendo la cuña

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La verdad es que a esta altura, hay que ser muy ingenuo para no darse cuenta que el intento por regular el mal llamado "aborto terapéutico", es solo la cabeza de playa para lograr el aborto libre en Chile, financiado por el Estado y contra el cual no pueda ejercerse la objeción de conciencia.

Los argumentos para refutar las causales han sido repetidos mil veces, pero eso no importa a sus promotores: casi no hay muertes por embarazos (con lo cual mal puede ser un problema de "salud pública"), y existen otros mecanismos lícitos para combatirlas; de una violación casi no surgen embarazos, salvo que sea una situación reiterada de abuso, sin contar con los efectos del síndrome post-aborto; y que la inviabilidad del no nacido, además de depender de un diagnóstico falible, valora a las personas por su salud, no por lo que son.

Lo anterior significa que los verdaderos motivos hay que buscarlos en otro sitio. Y uno de esos motivos es, claramente, la concepción que se tenga sobre la sexualidad. Así, si ella es entendida prioritariamente como algo lúdico (es cosa de ver el éxito que ha tenido "Las cincuenta sombras de Grey"), el aborto terminará siendo visto sólo como un método anticonceptivo más, como otro mecanismo para evitar que se produzca lo que muchos consideran una "falla" de la sexualidad: la procreación.

Lo anterior significa que para varios de sus promotores, la naturaleza no solo se habría equivocado en este punto, sino que de manera más profunda, es necesario modificar la realidad, en caso que algún aspecto de ella contraríe sus deseos o apetencias. En este caso, y mediante complejos ejercicios semánticos, se pretende obviar lo fundamental y más importante: qué -o mejor quién - es el no nacido.

De hecho, a tal punto ha llegado este afán dominador y manipulador de la realidad, que pese a los aplastantes argumentos aportados por la ciencia, se sigue negando lo evidente: la pertenencia del no nacido a la especie humana y por tanto, su condición de persona, o si se prefiere, de un igual, de "otro yo". De esta manera, se buscan mil argucias para cosificarlo con el fin de poder deshacerse del mismo llegado el caso. Y eso que por otro lado, se vocifera furiosamente contra la discriminación.

Es por eso que la actual arremetida en pos del "aborto terapéutico" es solo el primer paso, la cuña que pretende meterse en la ciudadela que defiende la vida, para ir ampliándola sin misericordia. Vendrán luego, primero con plazos y luego sin ellos el aborto libre, la eutanasia y tal como ya está ocurriendo en algunos países de Europa, el infanticidio.

¿Seguiremos el mismo camino?