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Periodistas en duda

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¿Qué pasaría en Chile si un prestigioso periodista, consagrado por años como el más creíble de las pantallas nacionales, fuera denunciado por mentir acerca de un episodio clave de su labor profesional? Y no solo eso: haber persistido, además, por años en la mentira a fin de aparecer arriesgándose permanentemente.

Pensemos en Luis Hernández Párker, José María Navasal, Augusto Olivares o Alejandro Guillier y otros más. Todos ellos han sido reconocidos y premiados por su capital principal: la credibilidad.

En Estados Unidos, desde los años de la TV en blanco y negro, ha habido numerosos periodistas respetados por su seriedad. A esa estirpe pertenecía Brian Williams, hombre ancla del programa NBC Nightly News. De 55 años de edad había consolidado una brillante carrera.

Pero no se percató de un grave riesgo que terminó por desprestigiarlo. Según Vicente Jiménez, corresponsal de El País en Nueva York, Williams fue víctima de la convergencia de dos situaciones: 1.-La dura competencia en pantalla, que obliga a los reporteros a entregar "historias cada vez más calientes y sabrosas". 2.- Paralelamente, la revolución digital generó una audiencia que "reclama historias cada vez más dramáticas".

Para ganar en esta carrera, muchos periodistas en el mundo entero no solo han desplegado su capacidad de reporteros sino, también, se han convertido en ingeniosos fabuladores.

La historia que dejó en las cuerdas a Williams fue una falsedad que repitió por más de diez años: que en 1993 durante la guerra en Irak, el helicóptero en el cual viajaba fue alcanzado por un cohete tierra-aire. Como resultado, el piloto se habría visto obligado hacer a un aterrizaje forzado. Ahora se sabe que el periodista no viajaba en la nave atacada, sino en otra. En su momento la NBC describió lo ocurrido como "un terrible momento".

La historia fue repetida una y otra vez, pero solo hace unos días, cuando la escuchó uno de los pilotos del helicóptero atacado, salió la verdad a luz. Escribió en Facebook: "Lo siento, tío, pero no recuerdo que tu estuvieras en mi aparato. Recuerdo que llegaste una hora más tarde y preguntaste qué había pasado".

Williams no tuvo más remedio que aclarar lo ocurrido. Reconoció la mentira y pidió disculpas. Por ahora, el canal decidió suspenderlo por seis meses. Su carrera parece terminada. Es que también se supo que, en pos del rating (Rey Ting lo llamó Guillermo Blanco), mintió, exageró o inventó situaciones inexistentes de riesgo personal. Estas situaciones extremas fortificaron su prestigio… pero al descubrirse, se convirtieron en una trampa mortal para su carrera.

Seguridad en el tránsito

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La Seremi de Transportes y Carabineros, han reforzado la campaña de fiscalización de tránsito en la Región del Biobío, con la idea de disminuir al máximo la cifra de accidentes. Se ha informado que entre enero y lo que va de febrero se ha controlado a unos 3.500 vehículos, lo que irá en aumento en los próximos días, cuando se produzca la operación de retorno de veraneantes.

En este periodo, las autoridades incrementan los controles carreteros a todo tipo de transporte, como automóviles, buses y camiones, en los puntos estratégicos de las carreteras, así como en los terminales de buses. En este último caso, se fiscaliza el uso correcto del cinturón de seguridad por parte de los pasajeros, los límites de velocidad y las condiciones mecánicas de los buses.

Carabineros ha llamado a los conductores de automóviles a no manejar bajo la influencia del alcohol, a usar cinturones de seguridad y las sillas para niños cuando corresponda, y cumplir con las señales de tránsito. Del mismo modo, se ha insistido en que los peatones sean cuidadosos, para no correr riesgos innecesarios.

Aunque no se puede desconocer que hay responsabilidades compartidas en la tarea de la educación vial, está claro que sólo habrá resultados concretos si todos los esfuerzos emprendidos, tanto por Carabineros como otros organismos del Estado y la sociedad civil tendientes a reducir las estadísticas de accidentabilidad, son realmente asimilados por los conductores y éstos, finalmente, toman conciencia de su responsabilidad. Y no se trata de ser alarmistas, pero acciones que parecieran tan simples como conducir hablando por un teléfono celular pueden desencadenar un accidente de insospechadas consecuencias.

Surge entonces el desafío de hacer entender a quienes conducen que la adopción de medidas preventivas y responsables es la única forma de bajar el alarmante número de accidentes de tránsito.

Por mucho que se invierta en campañas preventivas, en señales viales o por más Carabineros que resguarden las calles y las carreteras, si no hay actitud de toma de conciencia por quienes asumen la tarea de guiar un vehículo y de quienes caminan por las bermas, todos los esfuerzos que se hagan serán estériles.