Tener un mal dormir no solamente afecta las actividades diarias por el cansancio que conlleva, sino que además tiene incidencia en el peso y en la capacidad de perder kilos, ya que son dos las hormonas que se ven afectadas por la falta de sueño.

La primera es la grelina, que da la señal que inicia la necesidad de sentir hambre y de comer. La segunda es la leptina, que es indicador de saciedad y da la señal al cuerpo para dejar de comer cuando es suficiente. Cuando no se duerme las horas necesarias -entre siete y nueve-, aunque sólo sea por pocos días, se genera un desbalance en la concentración de ambas hormonas y el organismo produce mayor cantidad de grelina y menor de leptina.

Esto hace que la señal que avisa que ya se está saciado sea más débil y la que urge a comer se fortalece, según publicó la revista especializada Psychology Today.

En la investigación, los científicos observaron a 300 universitarias y registraron su composición de grasa corporal y patrones de sueño. Quienes habían dormido a lo largo de una semana menos de 6,5 horas o más de 8,5 tenían niveles más altos de grasa en sus organismos.

Los resultados apuntan al tiempo de sueño y la composición de grasa del cuerpo, demostrando que mantener una hora de dormir consistente y un tiempo de vigilia estable, está relacionado con el nivel de grasa corporal. Además, se indicó que mantener una hora determinada para dormir es estar despierto una cantidad regular de horas en el día.