Todos aquellos que han conocido un niño o niña con déficit atencional advierten el gran desafío que enfrentan padres y profesores. Se trata de niños que pueden ocasionar más de algún disgusto al descuidar las tareas escolares, no seguir instrucciones, extraviar objetos permanentemente, distraerse y desconcentrarse, entre otros factores que hacen que la tarea de educarlos sea más compleja y que muchas veces sean propensos a fracasos escolares.
A menudo las características negativas son las que primero emergen, ya sea en el colegio por los problemas escolares o en la casa por la imposibilidad de mantenerlos en orden.
Así, los niños internalizan estas alusiones de todo aquello que hacen mal y cómo deben cambiar para adecuarse al contexto escolar o a la familia, lo que tendrá repercusiones en su autoconcepto, autoestima y en la motivación con la que enfrenten las tareas escolares.
No obstante, pocas veces se hace referencia a las características positivas que presentan y que se pueden convertir en una oportunidad en su desarrollo.
En la mayoría de los casos el que no tengan buenos resultados académicos no se debe a problemas de tipo intelectual, por el contrario se trata de niños con inteligencia promedio e incluso sobre el promedio que debido a sus dificultades ejecutivas, las que dicen relación con un funcionamiento cerebral que obstaculiza la capacidad de organizar, planificar, anticipar, monitorear y evaluar su comportamiento y a las metodologías de enseñanza inadecuadas a las que son expuestos, suelen tener fracasos reiterados.
Estos niños pueden tener éxito académico si cuentan con un entorno que sea capaz de comprenderlos, apoyarlos y estimular sus habilidades.
Entre sus mayores destrezas cabe destacar su gran potencial creativo, son capaces de generar ideas nuevas y soluciones alternativas a los problemas que se presentan; por otra parte, si algo los motiva logran focalizar su atención en una tarea por largos períodos, además poseen un gran energía que puede ser bien utilizada para potenciar sus capacidades en algún deporte.
Para favorecer lo anterior es importante el desarrollo de estrategias que le permitan organizar y planificar; tales como los calendarios para pruebas, lista de tareas, uso de agenda escolar y estructura en sus espacios, delimitando aquellos destinados al estudio, recreación y descanso.
Por otra parte debemos ayudarlos a anticipar los pasos a seguir y las consecuencias de sus conductas, para ello es fundamental que padres y profesores verbalicen frecuentemente las relaciones causa efecto sobre todo en la aplicación de la disciplina que debe ser consistente.
Finalmente se debe ayudar a los niños a encontrar los aciertos y desaciertos de una tarea e impulsarlos en la búsqueda de soluciones alternativas.
Esto contribuirá a otorgar mayores posibilidades para que logren dar respuestas efectivas a las demandas de su entorno y de este modo se sientan más competentes y seguros.
Lisette Bazignan Guerrero,