Historia del femicidio
El femicidio fue definido por Drussell en la Corte de Bruselas como "el asesinato de la mujer por un hombre motivado por el odio, desprecio, placer o sentido de posesión hacia las mujeres".
Para la ONU el femicidio es "el asesinato de mujeres como resultado de la violencia de género que ocurre tanto en el ámbito privado como en el espacio público. Comprende aquellas muertes de mujeres a manos de sus parejas, ex parejas o familiares asesinados por acosadores, agresores sexuales y/ o violadores, así como aquellas que trataron de evitar la muerte de otra mujer y quedaron atrapadas en la acción del femicida".
Esto implica una sociedad históricamente desigual. Castigar a una mujer es antiguo, matarla también. El sistema jerarquizado se denomina patriarcal, que implica prácticas de impunidad en el ejercicio del poder de la vida y la muerte.
El patriarcado se consideraba más una cuestión privada que un problema social como actualmente es entendido.
En épocas remotas de la cultura humana la subordinación de las mujeres respecto de los hombres ha transcendido las fronteras de lo racional, que va desde comportamientos agresivos acreditados por el patriarcado, hasta la muerte.
En el 400 a.C. las leyes de Bizancio establecían que el marido era un dios con poder de disponer de la vida de la mujer, mientras que en sociedades antiguas esclavistas el hombre ocupaba una posición de superioridad en la familia.
En Grecia si la pareja era acusada de un delito la pena la recibía sólo la mujer. En Roma el pater-familia tenía la autoridad sobre la mujer por considerarla inferior y podía venderla, castigarla o matarla.
En India si la mujer enviudaba era quemada viva junto al cadáver de su marido (ritual Sati).
Hacia 1350 en Francia si un hombre mataba a su mujer por exceso de cólera y se arrepentía mediante juramento, no era castigado.
Desde el siglo XII al XIX no varía demasiado el femicidio y hasta nuestros días éste conforma una realidad en muchos territorios del mundo y una flagrante violación de los derechos humanos.
Como lo expresara Monarrez (2009), la sociedad históricamente desigual con una trama social, política, cultural y económica que lo propicia mediante estructura, propaganda, ritos, tradiciones y acciones cotidianas confirman a apuntar al sometimiento de las mujeres.