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Campaña anti hepatitis

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Los organismos de Salud iniciaron hace unas semanas la vacunación contra la hepatitis A en Concepción y Talcahuano, considerando que este año se registra una de las mayores cifras de contagiados en la región. La vacuna se aplica de manera paralela al plan que ya se desarrolla en Coronel y Tomé, seleccionadas por la alta incidencia de contagios durante 2014.

La Seremi de Salud ha señalado que la inoculación va destinada a un público objetivo desde los 18 meses hasta los 6 años de edad, rango donde la enfermedad se manifiesta sin síntomas. Durante la primera quincena de enero se registraron 44 casos de hepatitis A en la región. El año pasado, Tomé tuvo la mayor incidencia y hubo en la provincia más de mil casos.

La enfermedad se encuentra asociada a la falta de agua potable, al saneamiento básico deficiente, como alimentos contaminado con materias fecales y a una mala higiene personal. Los expertos dicen que el virus de la hepatitis A tiene ciclos de alta y de baja y que en nuestra región se presentó en los años 2013 y 2014 un lamentable auge de la enfermedad.

La Organización Panamericana de la Salud ha señalado que la hepatitis viral afecta a alrededor de 424 millones de personas en el mundo, de las cuales 1,4 millones mueren cada año como consecuencia de la infección, que puede derivar en falla hepática aguda, cirrosis y cáncer de hígado. Esta enfermedad es considerada una epidemia silenciosa porque la mayoría de quienes la padecen desconocen que están infectados.

Las personas tienen muy poco conocimiento acerca de la hepatitis, de su potencial gravedad y de sus serias consecuencias en la salud y calidad de vida. Esta es una inflamación del hígado causada generalmente por una infección viral. Se conocen cinco tipos principales de virus de la hepatitis: A, B, C, D y E, los que pueden transmitirse a través de una variedad de vías.

Puede ser controlada con medidas simples, como mantener una buena higiene, evitar el consumo de alimentos y agua contaminados, entre otros. La prevención es fundamental. De allí que se advierte a las personas no consumir productos, como frutas y verduras que se venden en la calle o que no hayan sido previamente lavados, pues pudieran estar contaminados con aguas servidas.

Colección de consignas

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Luego de varios siglos, la pregunta todavía sigue vigente: ¿es usted de izquierda o de derecha? Y en su modo más suave: ¿hacia qué lado se inclina su merced? Me la tiran en la calle, en la sala de clases, en los aeropuertos, en los urinarios colectivos, en los supermercados mientras arrastro mi carro con menos mercadería que un pordiosero.

La denominación actual de izquierda o derecha proviene de la Revolución Francesa, 1789, un motón de años. Por esos días, cuando habían creado algo así como una representación del pueblo en un parlamento, los que se sentaban a la izquierda querían cortarles la cabeza a los monarcas cautivos ahora ya. Los que se sentaban a la derecha decían, bueno, guardemos las cabezas en su sitio un tiempito más, que para algo podrán servir.

Un dato divertido. La palabra 'izquierda' es de origen eusquera. La palabra 'derecha' es latina de pura cepa. ¿Tendrá algo que ver?

Por estos días tomo apuntes acerca de una idea de libro sobre las consignas políticas, que tanta gracia me causan siempre. Poseo un listado enorme, fruto de la memoria, pero se aceptan aportes, y con crédito en la lista de agradecimientos. La gran mayoría de las consignas provienen de la izquierda, debido al romanticismo de querer cambiar el mundo y derrotar a los tiranos pero, de paso, crear otros tiranos de mejor calado. Es interesante ver cómo los idearios de justicia y libertad se repiten y resuenan como si fuesen sólo suyos. Sin embargo, si uno lee debajo del agua, se entiende que es 'un tipo' de justicia y libertad, a la medida.

¿Y la derecha? Pobre ella, siempre carente de mística, de poesía, porque es nada más que una reacción a lo que esté ocurriendo en el país. He buscado, prometo que he buscado, pero no he hallado ninguna consigna futurista, esperanzadora, amable, bella en la derecha. Salvo una: 'Vamos bien, mañana mejor', pero se trataba de un caso excepcional de dictadura militar, con todos los derechos conculcados, y en la que NO íbamos bien y NO se esperaba un mañana mejor. Ya ve, ahí surge la primera característica de la consigna: suele ser una mentira gigante, descomunal.

Sin embargo, aun cuando mientan, las consignas son inmortales, o más bien cíclicas. Nosotros los viejos quedamos peinados para atrás cuando vemos que los muchachitos, con el ombligo todavía sin secar, se tragan enteras las consignas de hace medio siglo, y creen con una convicción religiosa que dos o tres palabras en rima van a cambiar el mundo de acuerdo a sus intereses, los que ni ellos tienen claro.

Por eso, en una tarea evidentemente inútil, trabajo en una recolección de consignas. ¡Viva el pueblo, vivan los trabajadores!