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Incendios forestales

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La Corporación Nacional Forestal (Conaf) ha dado a conocer que en enero de este año se registraron 2.084 incendios forestales en el país, los que han afectado una superficie de 27.595 hectáreas. En la Región del Biobío, han ocurrido 995 siniestros de bosques, que han destruido 2.553 hectáreas.

Si bien estas cifras son inferiores al periodo anterior, podrían ser muy prematuras para dar cuenta de lo que sucederá esta temporada. De acuerdo con los especialistas, las tendencias climáticas sugieren que será una temporada más tardía pero no menos intensa. Se estima que febrero, marzo y abril serán meses secos y calurosos, lo que crea condiciones favorables para la ocurrencia de siniestros.

Esto hace necesario que la ciudadanía asuma las recomendaciones que se dan a conocer en las campañas de prevención, en el sentido de no encender fuego en lugares boscosos o de matorrales secos, y crear conciencia en los niños respecto del peligro que generan los incendios, para el hábitat y sus propias familias. Del mismo modo, hay que ser cuidadoso cuando se realizan paseos, para no dejar caer cigarrillos, no encender fogatas en áreas no permitidas y, en todo caso, apagarlas al momento de retirarse.

Todos los incendios son distintos, dependen de las condiciones ambientales, de las condiciones del terreno, de la accesibilidad al lugar, entre otros factores. Si bien hasta hace unos años los siniestros eran de preferencia rurales, la extensión de las zonas de construcción hace que muchas de estas emergencias se dan en el límite de lo urbano-rural. Un ejemplo de este tipo de siniestros fue el ocurrido en Valparaíso en abril de 2014, en el que se quemaron cerca de 2.500 casas, murieron 15 personas y se afectaron 965 hectáreas.

No hay que desconocer tampoco que entre los factores que gatillan un incendio forestal, se encuentra la intencionalidad humana. Fogatas mal apagadas, colillas de cigarro y problemas psiquiátricos de algunas personas se encuentran entre las razones. El llamado de las autoridades es reiterativo hacia la población, pues la irresponsable intervención humana sigue siendo la principal causa de los siniestros forestales. Por eso, la protección de la silvicultura requiere en la Octava Región la mayor de las preocupaciones, pues los bosques de pino insigne y eucalipto representan la segunda fuente de ingresos del país.

La imagen y las ideas

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Por estos días, la denominada centro-derecha ha dado vida a una nueva coalición política. De inmediato surge la pregunta: ¿qué fue de la Alianza por Chile o la Coalición por el Cambio? Al parecer han pasado rápidamente al olvido.

Al mismo tiempo ¿qué número de coalición sería ésta que constituye la centro-derecha desde el retorno a la democracia?

En una rápida mirada recordamos a "Democracia y Progreso", "Participación y Progreso", "Unión por Chile", "Alianza por Chile" y "Coalición por el Cambio". En esta ocasión el nombre aún no está definido, al punto que los integrantes de esta nueva agrupación política han decidido invitar al mundo virtual para que les aporten la denominación. Este sólo punto, da cuenta de las prioridades y seriedad del nuevo conglomerado, en el cual las imágenes y el marketing han terminado por reemplazar las ideas. Pero no es solo eso, esta situación expresa otra realidad aún peor, la crisis por la cual atraviesa hoy la centro derecha chilena, que de centro tiene bien poco, cuando al interior del sector ha terminado prevaleciendo la hegemonía derechista del gremialismo.

En ese sentido, resulta complejo de entender a un partido como Renovación Nacional y otros en construcción, como Evópoli, que establecen alianzas (aunque sea electoral) con un partido y dirigentes que hoy están cuestionados ética y judicialmente (UDI). Entonces, ¿con qué autoridad política se puede criticar a los adversarios, acusándolos de malas prácticas, si al interior de la propia (nueva) coalición existe un partido que se ha caracterizado por aquello? Como mínimo debería causar cierto pudor.

Pero no es todo, durante todos estos meses de gobierno de Michelle Bachelet y más allá de las tensiones, errores y contradicciones, la Nueva Mayoría ha sacado adelante su agenda de reformas, lo que ha significado un duro golpe para sus adversarios políticos. Es decir, durante estos meses, el país ha carecido de una oposición política que sea capaz de ofrecer una alternativa a la ciudadanía. Más allá de los lugares comunes, ideas generales, frases repetidas, el vociferar sobre la ideologización e izquierdización del gobierno, la derecha chilena ha demostrado una supina incapacidad orgánica. Por lo tanto ¿qué los une? Su rechazo al gobierno y el antibacheletismo. Muy poco para quienes desean regresar al gobierno. En ese estado de cosas, la centro derecha continúa siendo una mera expresión de voluntarismo y vaguedad, donde no destacan las ideas, sino frases, donde no existe programa, sólo intensiones, peor aun no existe proyecto, sólo hablar de futuro como algo etéreo.

Bajo este estado de cosas, el oficialismo tiene asegurada una larga estadía en La Moneda.