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Desigualdad y educación

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Una noticia importante de la semana se origina en la publicación de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y El Caribe) "Panorama Social de América Latina 2014". Dice que Chile se encuentra dentro de los cinco países que revelaron una disminución en los índices de pobreza, posicionándose como el segundo país de Latinoamérica con menos niveles de pobreza en 2013, después de Uruguay.

La semana pasada el Ministerio de Desarrollo Social dio a conocer los resultados de la última encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional (Casen) del 2013, se informó que el nivel de pobreza en el país disminuyó, pero que se mantuvo la tasa de desigualdad. Es importante este resultado, si se considera la actualización de la medición de la pobreza según ingresos, con estándares más exigentes. Por ejemplo, se define como pobre un ingreso igual o menor a $136.911 para una persona y, la generación de un nuevo indicador que reconoce que el bienestar, las necesidades y la situación de pobreza no sólo depende de contar con los ingresos suficientes para adquirir una canasta básica, sino que también depende de la satisfacción de sus necesidades y ejercicio de derechos en educación, salud, trabajo y seguridad social, y vivienda.

Qué bueno que disminuye la pobreza, avanzamos en el camino correcto, pero el informe establece que se mantiene la tasa de desigualdad. Esto significa que la distribución del ingreso en Chile sigue siendo tan regresiva como hace cuarenta años. El problema no es solo la desigualdad, sino su nivel; estamos entre los países con peor distribución del ingreso del mundo y con la peor desigualdad entre los países de la Ocde. La solución más veces planteada después de la década del 60 y sobre la que existe relativo consenso radica fundamentalmente en la educación, definida como el principal medio para mejorar la distribución del ingreso y disminuir la pobreza, porque al aumentar los años de educación formal aumentarían los ingresos.

La explicación lógica de esta afirmación se basa en que el ingreso que obtiene una persona depende de la cantidad de recursos que posee y del valor al que pueda venderlos o arrendarlos para obtener sus ingresos. En el caso de las personas más pobres, estas son mayoritariamente propietarias de un solo factor productivo, su trabajo, luego su única fuente de ingresos es el sueldo. Por lo tanto, para que aumente su nivel de ingresos es necesario que este aumente su valor. Para lograr que aumente este valor se requiere aumentar la calidad del trabajo y el único medio disponible para ello es la inversión en capital humano, donde el principal componente está constituido por los recursos destinados educación.

Podríamos estar tranquilos. El año pasado se aprobó una reforma tributaria pensando en generar recursos para la educación. Ahora se aprueba un gran proyecto de reforma educacional. El tema que sigue en discusión es cómo mejora la calidad de la educación.

Más parlamentarios

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Después de 25 años, Chile se encuentra a las puertas de sepultar el discutido sistema electoral binominal, luego de que el Senado despachara a último trámite la reforma electoral, que en el fondo busca dar en el parlamento una mayor representación a la ciudadanía y presencia a los diferentes movimientos políticos.

Este cambio, de uno binominal a otro proporcional, aumenta el número de senadores de 38 a 50, mientras que en el caso de los diputados, de 120 habrá 155. Esto, porque además se modifican las circunscripciones y distribuyen el número de diputados que cada una elige, de acuerdo a su padrón electoral, con la idea de equilibrar la representatividad de cada uno de los parlamentarios.

De acuerdo a esta reforma, se fijan 15 circunscripciones senatoriales -una por región- y 28 distritos para la elección de diputados. Los cambios comenzarán a ver la luz a partir de las futuras elecciones de 2017 y serán progresivos hasta 2021.

La fórmula de representatividad está dada por una distribución de votos en las listas, de acuerdo a las preferencias de cada candidato. Pero al final, no son las votaciones por listas las que definen, sino las que obtienen los mismos candidatos.

El largo debate que permitió el despacho de esta reforma, fue el corolario de un trabajo extenso y una discusión nacional en torno a la eliminación del sistema binominal.

Éste es un esfuerzo que se da en momentos en que la clase política se enfrenta a la crítica ciudadana debido a las investigaciones por los financiamientos de las campañas y el llamado caso Penta.

Sin duda que buscar mayor representatividad en el parlamento es un avance para nuestra democracia, pero junto a él, sigue presente el desafío de nuestra clase política de mejorar la percepción que hoy la ciudadanía tiene de ella, porque más no significa necesariamente mejor.

Esto es especialmente importante ahora, al considerar que el número de parlamentarios en el Congreso Nacional aumentará, y junto con este aumento también lo harán las exigencias y las expectativas que tendrán presentes los ciudadanos electores.