Adaptarse a las circunstancias buscando nuevas opciones productivas es para la sociedad Marfood un desafío permanente. Incluso, la misma firma es el resultado de aquello, ya que surgió la fusión de las operaciones de la noruega Food Corp y la nacional Alimar, vinculada a la familia Izquierdo para enfrentar la escases de recursos pesqueros.
Es que las opciones para mantener un equipo humano que cuesta formar y que es imposible mantener con producciones de 4 meses de jurel era un costo que no estaban dispuestos a asumir.
En este contexto es que la jibia aparece como una opción incipiente para reemplazar productos y que es posible aprovechar industrialmente usando las mismas instalaciones que la empresa tiene en Coronel.
hacia la diferenciación
"La evolución lógica es ir avanzando agregándole un poco de valor, ir saltándose pasos en la cadena y ver qué se podía hacer", comenta Andrés Daroch, gerente general de la compañía. Aunque todavía no se justifica hacer grandes inversiones, se avanza.
La idea es diferenciarse un poco en esta línea de producción en la medida que la naturaleza lo permita. Por ahora, se han hecho adecuaciones del equipamiento y se han separado líneas de proceso.
Tampoco hay que olvidarse que la jibia es un recurso muy cíclico. Puede pasar de años de mucha abundancia, pero por causas que se desconocen, desaparece.
Por ello es que la industria boga porque exista más investigación sobre este recurso respecto del cual hay además, mucha competencia de países como Argentina, Perú y de flotas internacionales que operan frente a Perú.
Marfood partió en 2012 con compras al sector artesanal (boteros) para consumo humano. Antes se les compraba para hacer harina, un producto no muy rentable cuando es de jibia. Esta industria se fue desarrollando y hay boteros que no tenían otra posibilidad de colocarla. A fines de fines de 2013 la empresa incorporó un barco propio, pero sin dejar de lado a sus proveedores artesanales. Y 2014 Marfood logró la operación completa y se compró a los artesanales 2,5 veces, es decir, 150% más que el año previo, con operación de barcos propios, lo que permitió dar continuidad a la producción, y al empleo de la gente en planta y a la tripulación.
Es que cuando hay mucho viento los botes artesanales no salen y las producciones se tornan súper inestables.
"La función nuestra es coordinar esas actividades para comprar artesanal, operar lo propio y dar continuidad a la planta con nuesra gente", afirma Andrés Daroch.
La planta emplea unas 250 personas mensuales y con entre 60 a 80 botes proveedores.
Una bendición
Además de los efectos sociales que significa el que las plantas puedan mantener sus operaciones sin interrupciones, hay varios otros a favor de la explotación industrial de este recurso y que por sí mismo le otorgan un valor adicional.
Según Daroch el recurso es una bendición en nuestra zona. Primero, porque es posible procesar este calamar gigante muy fresco; dos, es un producto muy blanco, es decir no necesita adición de químicos para blanquearlo, que es lo que hacen otros países y, tres, que todo el tiempo están apareciendo nuevos mercados.
La compañía que destina casi el 100% de la producción a exportación llega a mercados como Europa España, algo en Francia, Corea, China, Rusia, Brasil e incluso se ha exportado a Perú que es líder en Sudamérica en jibia, con productos como filetes congelados o congelado que usan las plantas para elaborar una serie de productos, como anillos, botones, apanados para consumidores finales.
La jibia se pescó hasta principios de diciembre con barco propio porque se acabó la cuota industrial. La artesanal todavía no.
Pero los objetivos que la empresa pesquera se auto impuso van más allá de para estos últimos años se han ido cumpliendo.
"El primer objetivo que fue mantener los empleos se cumple. Lo segundo que es desarrollar nuevos productos y ser un proveedor confiable en el mundo también y eso es lo que nos permitió llegar a la tercera etapa que es buscar valor agregado", detalla Andrés Daroch.
Como parte de este último proceso la compañía salió a sondear distintos mercados. Fueron a Perú que es un referente porque lleva muchos años en este negocio e incluso las pesqueras se han integrado como en Chile en la zona de Coquimbo donde hay empresas que se dedican 100% al proceso y ya no pescan, y, en Europa vieron equipos y desarrollos que permitirán dadas las instalaciones de marfood, empezar a procesar.
Ahumados de jibia
La idea es dar un paso adicional y ponerle más valor agregado a la jibia y eso implementarlo lo antes posible. "Este año vamos a seguir haciendo pruebas y viendo desarrollos y a medida que vaya naciendo la necesidad lo iremos incorporando".
Entre estos desarrollos destaca una planta de ahumados de jibia.
Generar productos que se distingan de la oferta normal como congelados, anillos, figuritas, hamburguesas que si bien son una opción, la idea es aprovechar otras características que tiene la jibia, como la neutralidad de su sabor. "Hoy existen las tecnologías para hacer jibia con sabor a carne o salmón. Hicimos pruebas de ahumados en otra planta, y queda realmente buena".
El objetivo de la empresa es desarrollar productos y ofrecerlos a la Junaeb. "En Chile comemos poco pescado y mientras menos gusto a pescado tenga, más aceptado es. La idea es entregar una alimentación sana, que sea aceptada y que les guste a los niños, porque eso es beneficioso para el país".
Descartó que se pretenda cololocar los ahumados de jibia en el mercado gourmet, porque son productos de consumo más masivos, son proteínas baratas. No es un producto de elite súper caro. La gran contribución radica en que es una proteína barata, que puede llegar a consumidores finales. En los supermercados hoy existe una gran gama de productos congelados que han ido desplazando a los productos frescos. Es que la cadena sanitaria es 10 veces mejor,. La idea es entrar en esa cadena de productos y para eso tenemos que ser capaces de ofrecer este tipo de cosas. Estamos viendo, son muchas alternativas pero queremos irnos por ese lado.