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Solidez institucional

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Más que un país, Francia es una institución. Sólida por demás. De otro modo no se explica cómo ha podido resistir sin perder la serenidad la guerra declarada por los terroristas. Solo una nación que respeta su estructura institucional y no reniega de su lema histórico (libertad, igualdad y fraternidad) es capaz de reaccionar de manera unitaria y civilizada.

La serie comenzó con la masacre de doce personas en la sede del semanario Charlie Hebdo en París el 7 de enero. Dos días más tarde se produjo una doble crisis con rehenes, incluyendo un supermercado de comida judía (kosher). En total, fueron 17 víctimas fatales, paradojalmente varias provenientes de países musulmanes.

Cuando se equipara esta situación con lo que ocurrió en Estados Unidos el 11 de septiembre de 2001, se sostiene que el número de víctimas no es comparable. Debe entenderse, sin embargo, que la gravedad de lo ocurrido en Francia se mide por la elección del blanco (la redacción de un semanario satírico) y las razones esgrimidas por los agresores (vengar a Mahoma). Es decir, una desmedida reacción contra la libertad de expresión

El ataque a las torres gemelas de Nueva York justificó la represalia contra Irak y Afganistán, uno de los mayores despliegues bélicos de la historia moderna. Ante el atentado contra Charlie-Hebdo, el gobierno francés reaccionó de manera más racional, reforzando las medidas de seguridad. Sobre todo, se apoyó en la presencia solidaria de una cincuentena de líderes mundiales. También planteó una gran distinción con la reacción del presidente Bush en 2001: el primer ministro Manuel Valls precisó que su gobierno actuará en todo momento con el máximo respeto al "derecho, a los valores y a las libertades democráticas". Insistió al mismo tiempo, en que se necesitan medidas excepcionales para afrontar "una situación excepcional". Las medidas incluyen un mayor control sobre Internet (los británicos están decididos a ser igualmente drásticos en estas materias).

En todo caso se ha cuidado de no exacerbar el sentimiento "islamofóbico" que acompañó al combate contra Sadam Hussein y los líderes talibanes".

Es una apuesta delicada. Al Qaeda en Yemen reivindicó los atentados y aseguró que habrá otros más. De ello está consciente el gobierno galo, pero su voluntad es no doblegarse ni sacrificar valores democráticos esenciales.

Fue el propio Presidente Francois Hollande que ha asumido un inédito liderazgo, quien fijó la pauta. Lo hizo citando a André Malraux, líder de la guerrilla antinazi y luego ministro de Cultura de De Gaulle: "Si tenemos heridos, nos levantaremos. Si tenemos muertos, los enterraremos y combatiremos". Nada más. Nada menos. Es para creer que en Francia las instituciones funcionan.

En reiteradas ocasiones los vecinos se han quejado de los ruidos molestos que afectan a Concepción, principalmente en los barrios bohemios, como la Plaza Perú o la calle Prat, frente a la Intendencia Regional.

Sin embargo, en la actualidad, este tipo de contaminación ya no es de exclusiva propiedad de los sectores que tienen una intensa actividad nocturna. La Plaza Independencia, por ejemplo, también abriga una gran cantidad de ruidos molestos, lo que, lamentablemente, atenta contra la esencia de estos espacios, destinados al paseo, el descanso o contemplar las áreas verdes, lo que también ha sido criticado no sólo por los vecinos del sector, sino que por las personas que transitan a diario por el centro.

Y los vecinos se quejan con razón, en especial cuando son víctimas del alto volumen que se imprime a la amplificación de la música o espectáculos en algunos locales y, también, en espacios públicos.

El problema de fondo, en general, es la proliferación de la contaminación acústica de diverso origen. Pueden ser casos como los mencionados, que se presentan no solo en esos sectores, sino que también en varios puntos de la ciudad. Pero también están los ruidos molestos que producen los vehículos o el estruendo constante asociado a las obras de construcción, entre otros orígenes.

En todos estos casos se trata de un tema de alteración del medio ambiente que afecta, directamente, la calidad de vida de las personas que ven amagada su tranquilidad, sus horas de reposo, su intimidad y, finalmente, hasta la salud misma.

La autoridad de medio ambiente debe contar con el instrumental necesario para medir los niveles de contaminación y, de ese modo, hacer respetar las normas vigentes. Este control debe ser periódico, especialmente en verano, época en la cual el tipo de contaminación denunciada se intensifica. A la vez, el incumplimiento de la normativa tiene que ser acompañada de sanciones disuasivas para evitar la reiteración de estos casos concretos de daño ambiental.

Es perfectamente compatible la actividad comercial de los centros nocturnos y espacios de diversión que ellos ofrecen al público con el respeto al medio ambiente y, concretamente, a las personas que residen en los sectores donde esos locales se ubican.