De otro país viajamos a otra forma de hacer televisión
Hace casi un año Mega fue el primero en sacudir la parrilla programática chilena con la primera teleserie turca "Las mil y una noches". Si bien la apuesta era arriesgada, ya que junto a las producciones nacionales, la audiencia estaba acostumbrada a las historias venezolanas, colombianas, mexicanas y brasileñas; la jugada resultó y se encaminó a las semanas como líder indiscutida en sintonía nocturna.
Nuevas locaciones, interesante estética visual, ritmo narrativo y de montaje pausado, además de nuevos rostros permitieron promediar 28 puntos durante los meses de exhibición. Tampoco aminoró el éxito las constantes filtraciones de sus capítulos y el enterarse que la serie se había emitido hace ocho años en Turquía.
El éxito repentino de una solución económica, invadió no sólo a Mega, sino a todos los canales: rostros de noticieros y noteros de farándula viajaron a conocer a sus actores, expertos en medios hablaban del fenómeno, concursos de "igualito a.." colmaron los matinales. Trending topic cada noche fueron la tónica.
Las otras emisoras vieron la "pepita de oro" y compraron otras teleseries similares. Fue el caso de C13 aprovechando la Feria de Televisión en Los Ángeles, EE.UU., hace unos meses.
De este modo, a sólo unos días del nuevo año, desfilan por nuestras pantallas de parte de C13, las historias de "Amor prohibido", "El sultán" y "Kuzey Güney". Chilevisión aporta "Tormenta de pasiones" y el iniciador, Mega, con "Ezel" y "¿Qué culpa tiene Fatmagül?". La última, con un promedio de rating cercano a 20 puntos. El canal está próximo a estrenar "Sila", producción pensada para la tarde.
Al revisar los puntos diarios y los promedios semanales de los 10 programas más vistos de la TV chilena, seis corresponden a este tipo de teleseries turcas, y cada noche ocupan los espacios de más importantes. Sólo La Red contraprograma (ofrece algo diferente) con espacios de conversación en directo. Mantiene cierto grado de creatividad, mientras los canales parecen dormirse.
¿HASTA CUÁNDO?
Lo que para algunos partió siendo un fenómeno, ya se radicó en nuestro país. La gran pregunta es ¿hasta cuándo?
En Twitter, por ejemplo, algunos reconocidos críticos de medios y centros de estudios reconocen el éxito cuantitativo, pero extrañan una mejor apuesta para las señales, un contenido de calidad, diferente, y que permita ofrecer alternativas al público.
El caso más comentado es el de TVN. El canal público, se dice, no debiera sumarse a la oleada turca. Debe por "razón social y no económica como el resto" ofrecer espacios culturales, educativos y que proyecten una televisión de calidad, para todos los chilenos.
Es cierto el punto, pero revisemos que en este momento el canal nacional vive una de sus crisis más grandes a nivel de audiencia pasando del primer al cuarto lugar en dos meses, y con serios problemas económicos.
Por ello, emitir una teleserie envasada le puede resulta no sólo de bajo costo, sino que una punta de lanza para remontar la senda nocturna, que dejó tras terminar sus teleseries de esa franja.
Lamentable, que la temporada estival que antes servía para nuevas apuestas, más frescas y atrevidas; ahora se extrañen y sólo se ocupen para un repleto franjeado nocturno, simple y de escaso aporte en contenido significativo. Esa apuesta de otro país, nos convirtió en otra TV.
Quizás, el llamado "fenómeno turco" pase pronto, y este primer semestre sea su agonía y el tiempo para que los ejecutivos revisen otra táctica de contenidos. Pasó cuando nos llenamos de música Axe, Pokemones, programas de juicios, de reality, de los programas de "talento" en baile, imitadores y dobles de cantantes. Esto sólo por nombrar algunas tendencias que se masificaron.
Lo interesante es rescatar qué nos aportaron. Esas diferencias que hicieron que la gente las siguiera, debieran tomarse como una lección para las áreas de ficción nacionales, permitiendo ampliar sus temáticas, propuestas de cámara, iluminación, lugares y refrescar los rostros protagónicos.