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Para dormir bien es mejor leer un libro impreso que uno electrónico

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Según los resultados arrojados por un estudio realizado en Estados Unidos, para dormir bien es mejor leer un libro impreso en lugar de uno electrónico. La razón de esto es que la luz azul de aparatos como las tablets, afecta en el sueño.

Los investigadores, que forman parte del Birgham and Women's Hospital de Boston, compararon los efectos biológicos de ambos tipos de lectura antes de dormir.

Fueron en total dos semanas en las cuales doce participantes leyeron libros electrónicos en tablets y también libros impresos, cuatro horas antes e dormir durante periodos de cinco días consecutivos.

"Aquellos que leían libros en tabletas tardaban más en dormirse, tenían menos sueño la noche, y su producción de melatonina (que induce el sueño) se reducía", explica en un comunicado Anne-Marie Chang, autora del estudio e investigadora en ciencias del sueño del hospital de Boston.

Asimismo, "su reloj circadiano (reloj biológico interno) se retrasaba y estaban menos despiertos al día siguiente que aquellos que leyeron libros impresos", agregó.

Los "ritmos circadianos naturales del cuerpo son interrumpidos por la luz de ondas cortas, conocida como luz azul, que proviene de esos aparatos electrónicos", asevera Chang.

Los investigadores constataron que los lectores en tabletas se duermen una hora más tarde que los otros y están menos alertas al día siguiente, incluso después de ocho horas de sueño.

Investigaciones anteriores habían mostrado el efecto de la luz azul en la secreción de melatonina, pero no habían estudiado sus efectos en el sueño.

Violencia económica contra la mujer

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Se define como violencia económica contra la mujer todo hecho ocasionado por la pareja que directa o indirectamente, en el ámbito público o privado, esté dirigido a ocasionar un daño a los bienes o inmuebles de la mujer, tales como destrucción de objetos, documentos personales, derechos patrimoniales o recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades, provocarle limitaciones económicas, controlar sus ingresos o la privación de los medios indispensables para vivir.

También se intenta controlar a la mujer a través de la entrega de dinero necesario para su mantención personal y de sus hijos.

Estas mujeres no tienen derecho a tarjetas de créditos ni cheques, tampoco acceso a un monto fijo para administrar. Sus parejas le exigen dar cuenta de todos los gastos, con frecuencia se le reprocha por la manera en que usa el dinero, le dicen que lo han ocupado en cosas menos importantes.

Ellas no participan en las decisiones del hogar ni en cómo se debe administrar el dinero, sólo reciben órdenes. La víctima tiene restringido los recursos y la administración de los bienes, aunque éstos le pertenezcan a ella.

El abusador controla todo los ingresos de la casa, independiente quien lo aporte; en el caso de que la mujer trabaje y reciba ingresos, debe entregar su sueldo.

Normalmente tiene que pedirle permiso a la pareja para comprarse un vestido, zapatos o la ropa más imprescindible. Cuando ellos están enojados les dan menos dinero, generando en la mujer la angustia de pensar cómo llegará a fin de mes.

Él decide cómo se gastará el dinero, ella no sabe cuánto gana su pareja, y a muchas no le dan dinero sino tiene sexo con él, denigrándola.

Las mujeres que consultan presentan una baja autoestima, sienten que el marido le hace un favor con mantenerla a ella y sus hijos, siempre están siendo humilladas. Se trata de mujeres no empoderadas, muchas de ellas se sienten presionadas a tener sexo para que sus parejas no estén enojadas y no la restrinjan económicamente.

En oportunidades las dejan sin dinero el fin de semana, cuando se van, lo que lleva a la mujer a tener que conseguir dinero o alimento para sus hijos.

Como ya es sabido, la violencia va en aumento y en este caso se acompaña de violencia física y sexual. Es esto lo que ubica a este maltratador en el razonamiento de: "Yo pago, yo controlo, yo decido, luego yo maltrato, yo golpeo".

El maltrato económico, utilizando el dinero como carta de poder, debe ser sancionado, del mismo modo que cuando se ejerce cualquier otro tipo de violencia contra la mujer, pero al parecer estamos lejos de ello, ya que recién se está tomando conciencia de la violencia psicológica y sexual que por años ha sido vista como "normal".

Lorena Salazar,

médico cirujano

especialista en

Medicina Familiar