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En Inacap escogieron al mejor Cola de Mono hecho en casa

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Diecinueve botellas con Cola de Mono artesanal provenientes de Florida, Chiguayante, Talcahuano, Concepción, Hualpén, San Pedro de la Paz y Tomé; participaron en el Primer Concurso de Cola de Mono Casero, organizado por la carrera de Hoteles y Restaurantes de Inacap Concepción-Talcahuano.

Éstas, fueron catadas a ciegas por el jurado compuesto por el coordinador de la Carrera Hoteles y Restaurantes, Sady Ugarte, y el chef instructor Peter Thomen quienes evaluaron con una pauta que incluía cinco ítems: Aspecto visual, sabor, aroma, pulcritud y textura. Según Sady Ugarte, lo que buscaban era el equilibrio de los ingredientes, con un aspecto visual atractivo, pero también con ese aroma y sabor que caractericen a la tradicional bebida. "Nos encontramos con bebestibles bastante agradables y con poca innovación, porque es un cóctel tradicional y especial, que predomina durante los últimos de diciembre", dice.

PRIMER LUGAR

Una sorpresa fue para Francisco Leiva de Talcahuano que su bebida 'Pata de Pancho' obtuviera el primer lugar del concurso. "Mis hijos inscribieron la bebida y nunca pensé que pudiera ganar. Es algo satisfactorio porque me hace notar que mis hijos creen en mí", cuenta.

Aunque su secreto no lo puede revelar, afirma que lo más importante de esta bebida, que él prepara cada año para su familia, es que está hecha con amor y dedicación.

Ingreso a universidad y deserción en primer año

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Un informe del Servicio de Información de la Educación Superior (Sies), del Ministerio de Educación, indica que uno de cada cuatro estudiantes ingresados entre 2008 y 2012 a la educación universitaria en el país abandonó su carrera en el primer año de estudio. También se informa que el porcentaje de deserción ha sido mayor en los siguientes casos: cuando los puntajes en la PSU son bajos, cuando se es hombre, cuando la edad de ingreso es mayor, cuando el NEM es bajo, cuando se proviene del primer quintil (menores ingresos), cuando no existen beneficios económicos para los estudiantes, entre otros.

¿Es posible sacar algo el limpio de esta información?

En primer lugar, es relevante indicar que tanto los estudiantes como sus padres podrían estar más atentos a los factores que pudieran incidir en un posible abandono de la carrera. En segundo lugar, permitiría que al momento de escoger carrera y universidad se informaran sobre las posibilidades de beneficios económicos y soporte al estudiante que ofrecen las distintas instituciones. Por ejemplo, algunas casas de estudio cuentan con programas de nivelación para sus estudiantes nuevos, lo que permite fortalecer el dominio de ciertos contenidos o destrezas que son útiles para los primeros semestres universitarios.

En el mismo escenario, la acreditación de la institución también es un aspecto a mirar, pues evidencia que existe seriedad en el proceso de enseñanza-aprendizaje que se efectúa. En el caso de la acreditación de las carreras es relevante, pues en los procesos de acreditación se analizan las tasas de deserción, y de su contracara (la retención), como indicadores de la efectividad del proceso de enseñanza aprendizaje.

En cualquier caso, es preciso decir que no todos los estudiantes que abandonan la carrera desertan definitivamente del sistema universitario. Se sabe que un buen número de ellos y ellas se cambian a otra carrera por preferencias vocacionales. De hecho, muchos estudiantes ingresan a una carrera a sabiendas de que sólo ingresan para experimentar el mundo universitario mientras esperan una nueva oportunidad el año siguiente. En ese sentido, hay autores que sostienen que una cosa es la transferencia de institución o de programa, y otra muy distinta la deserción.

Para los estudiantes, las familias, las instituciones de educación superior y la sociedad en su conjunto, el mayor peligro es la deserción definitiva, porque implica pérdidas en muchos sentidos. En cambio, la transferencia puede ser vista como parte de procesos madurativos naturales en los jóvenes, procesos sobre los cuales queda el desafío de incidir para minimizar sus efectos negativos.

Horacio Salgado,

director de

Psicología, USS