Actor César Roberto Rojas incursiona nuevamente en la creación poética
Lo primero que se me ocurre destacar de las 94 páginas de esta obra de César Roberto Rojas, titulada "Sinfonía ciudadana en do mayor para taca taca y orquesta", tiene que ver, precisamente, con el nombre de su libro. Encierra y presenta el carácter de su escritura poética. En efecto, hay dos sustantivos en este largo título que hacen honor a las vanguardias del siglo XX. Recordemos, por ejemplo, una pintura de Dalí: Dalí de espaldas pintando a Gala de espaldas eternizada por seis córneas virtuales provisionalmente reflejadas en seis verdaderos espejos (1972-1973).
Y pensar que la ignorancia hacía que la gente se extrañara de que un creativo Florcita Motuda nuestro, pudiera titular una canción como "Pobrecito mortal si quieres ver menos televisión, descubrirás qué aburrido estarás por la tarde". Como vemos, nada nuevo bajo el sol. Y más todavía, recuerdo el "Concierto para máquina de escribir y orquesta", compuesto por Leroy Anderson, en 1950, para la graciosa película "Who's minding the store?" / "Lío en los grandes almacenes", protagonizada por el gran Jerry Lewis.
Volviendo a nuestros sustantivos, estos son: "sinfonía" y "tacataca". Ambos tienen que ver con el sonido, con la música, aunque el segundo, "tacataca" (el objeto y el juego), tiene un carácter semántico onomatopéyico. Es decir, se juega con la palabra "atacar" y reproduce de cierto modo el ruido de ese ataque, lo cual permite marcar el otro extremo: la no melodía, el ruido, precisamente.
Lo sinfónico dice relación con un amplio número de músicos y variados instrumentos (en el libro de nuestro autor esto se manifiesta por el carácter extenso, largo de los poemas).
Entonces, este título es muy significativo, porque si le agregamos el adjetivo "ciudadana" (perteneciente o relativo a la polis, a la ciudad), ya podemos apreciar el espacio, el tiempo y la circunstancia que definen esta obra en particular.
Un antipoético canto a la ciudad contemporánea con toda su crisis y sus males. Queda de manifiesto en el epígrafe introductorio del autor: "A esta humanidad de mierda de la cual soy miembro activo y participo a diario en las matanzas refugiada en la gran mentira de la paz".
APOSTAR POR OTRA COSA
La escritura poética de este libro, oscila entre un lirismo tradicional (lo sinfónico, la música) y un coloquialismo narrativo antipoético, con algo del ruido, la estridencia, el exceso, lo sobrecargado y los ripios de un Pablo de Rohka. Esto hace surgir la ironía y la denuncia. Implica a su vez, apostar por otras cosas, por lo que grandemente nos falta: un sentido ecológico de la existencia.
Habría que agregar que debido a la profesión de actor de César Roberto Rojas, su escritura también hace guiños a una dimensión teatral, a una puesta en escena.
No olvidemos que una sinfonía se interpreta, se toca, se ejecuta en una sala y frente a un público. Esta puesta en escena en la obra tiene, por ejemplo, el carácter casi circense en cuanto a la invitación estereotipada de: "Pasen, pasen, pasen", el mercado está abierto. Como sucede en la introducción de "Circo beat" de Fito Páez.
El vocativo siempre está presente, se apela a un lector que debe transformarse en alguien cómplice, no pasivo, como quería Julio Cortázar.
El carácter ciudadano de este libro, está marcado por lo que el poeta español Luis Antonio de Villena, llama "realismo sucio", haciendo referencia a los aspectos más bajos y sórdidos de nuestra sociedad. Ahí está el mensaje de esta obra que es denuncia, crítica, advertencia, incuestionable evidencia de una sociedad degradada.
De ahí que esta escritura sea, como en realidad toda escritura lo es, un verdadero acto político. El poeta, la poesía más bien, como señaló el Premio Nobel mexicano, Octavio Paz, es "la otra voz", la verdadera. Es la otra voz que dice, cuestiona, destrona a esa falsa voz que nos quiere hacer pasar gatos por liebres, vendernos su pomada. Pero como no comulgamos con ruedas de carreta, es decir, no creemos en algo que difícilmente podría ser posible, la poesía planta su voz en plena polis: y hay algunos que todavía se preguntan para qué sirve la poesía, ignorando que ella está presente en todas partes y que no sólo tiene que ver con la expresión de la belleza a través de las palabras.
REALISMO SUCIO
En la contraportada del libro, Rodrigo Sáez escribe lo siguiente: "La carencia de arrepentimiento implícito en sus versos es precisamente su mayor acto de redención social y espiritual frente a la decadencia de los viejos valores políticos, religiosos y culturales. Transforma su mensaje en un aviso de advertencia a quienes hoy asumen una actitud pasiva a la comodidad de la civilidad burguesa altamente tolerante y suntuaria".
En este sentido, en el del realismo sucio, podríamos decir que este libro es un libro feo y que la portada, que tiene un sentido casi romántico con esos pétalos deshojados sobre el teclado de un piano, marca precisa y significativamente el mensaje que César Roberto Rojas nos quiere entregar.
Hay una perfecta adecuación en toda su estructura y presentación. Otra vez los dos extremos: la música y el ruido, el lirismo y lo antipoético, el piano y la rosa deshojada.