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Año con mal final

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Hace un año, a la hora de los pronósticos se podía percibir en todo el mundo un predominio de la cautela.

El Fondo Monetario Internacional aseguraba que estaba comenzando una transición: "Las economías avanzadas se están fortaleciendo gradualmente. Al mismo tiempo, el crecimiento en las economías de mercados emergentes se ha desacelerado. Esta confluencia está generando tensión, y las economías de mercados emergentes se enfrentan al doble reto de la desaceleración del crecimiento y el endurecimiento de las condiciones financieras mundiales".

Así las cosas, esta combinación de factores ha hecho que el cierre del año económico llegue cargado de suspenso. Como dijo The Wall Street Journal, los mercados globales están viviendo jornadas no aptas para cardiacos. Es que la brutal caída de los precios del petróleo solo aumenta la confusión. Pero lo más grave es que el año que políticamente comenzó con las tensiones en Ucrania y el temar a un renacimiento de la Guerra Fría, está terminando con estremecimientos peores. El fundamentalismo islámico, que se asomó de manera intermitente en las últimas décadas, asumió ahora la forma de un Estado Islámico que cuenta con recursos (petróleo) y que, sobre todo, tiene la capacidad de reclamar un territorio a medias entre Siria e Irak.

Una vez más el despliegue bélico desatado por Estados Unidos, demuestra su impotencia frente a militantes decididos a entregar su vida y, de paso, a dejar una estela de cadáveres.

Los últimos días han sido pródigos en alarmantes acontecimientos. En Peshawar, Pakistán, el martes murieron decenas de personas, en su mayoría niños, en un ataque a una escuela. Muchos niños fueron ejecutados con una bala en la cabeza, precisó el ministro provincial de Información, Mushtaq Ghan, Un día antes, en Sydney, Australia, el iraní Man Haron Monis mantuvo en cautiverio a los clientes del Lindt Café en la zona de Martin Place, pleno centro de la ciudad. El episodio que conmocionó a Australia, terminó con Haron Monis muerto, junto a dos de sus rehenes. Para los australianos fue un caso traumático: "Este país es realmente pacífico. Ayer se revolucionó la vida diaria. Casi todas las instituciones judías cerraron sus puertas", comentó el corresponsal de una radio argentina.

El gran temor es que este sea solo el comienzo. Los extremistas han estado operando regularmente en un amplio sector del mundo, desde el centro de África hasta Afganistán y Medio Oriente. Pero ahora se teme que puedan extender su acción a otros países de Occidente.

No deja de ser alarmante que justamente este año se cumplió un siglo desde el estallido de la Gran Guerra. Mal presagio.

El gobierno ingresó a la Cámara de Diputados un proyecto de ley destinado a dar más transparencia al gasto de las campañas electorales, a los aportes que reciben los candidatos y el financiamiento de la política.

Hasta 2003, cualquier donación a un candidato se realizaba a través de los partidos políticos, sin rendiciones públicas ni fiscalización. Lamentablemente, en nuestro país deben producirse los escándalos para que los partidos políticos se allanen a cambios más profundos en materia de transparencia electoral. El caso MOP Gate, que significó el pago de sobresueldos a 129 funcionarios por trabajos que jamás se habían llevado a cabo, al mismo tiempo que Gate recibía pagos injustificados por autopistas concesionadas, obligó a promover un "acuerdo para la modernización del Estado, la transparencia y la promoción del crecimiento del país", que reformó la forma de financiamiento y aportes a campañas políticas, que rige hasta hoy, y que ordenó la existencia de aportes reservados.

La normativa permitía que personas jurídicas y naturales hicieran una contribución a un candidato ocultando su identidad y el monto de la donación a los beneficiarios. En la última elección presidencial y parlamentaria, los aportes reservados llegaron a casi $ 22 mil millones y constituyeron el 48% del total de los dineros declarados para financiamiento electoral. El caso Penta ha vuelto a remecer el ambiente político, a tal punto que en agosto último los diputados votaron a regañadientes a favor de prohibir las donaciones de las empresas a la campaña de un candidato y de eliminar la figura de "aportes reservados".

El actual proyecto es más concreto y pretende eliminar incluso el aporte de personas jurídicas, estableciendo uno estatal trimestral permanente a los partidos políticos con representación en el Congreso y que se elevaría en periodo de campaña electoral. Los aportes de personas naturales dejarán de ser secretos y se realizarán por intermedio de una plataforma del Servicio Electoral, que contará con más facultades fiscalizadoras, por ejemplo, para revisar cuentas y ordenar auditorías.

Cierto es que en la medida que más transparencia exista en el financiamiento de la política, se eliminan los vicios actuales. No obstante, quedan dudas con respecto a cómo los candidatos de partidos sin representación parlamentaria podrán competir en igualdad de condiciones. El debate recién se inicia.