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Institutos Profesionales y Centros de Formación Técnica

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Este año 283 mil personas se inscribieron para rendir la prueba de selección universitaria (PSU), 13 mil más que el año 2013, lo que demuestra el gran interés que existe por continuar los estudios de educación superior. De este número, un alto porcentaje está esperanzado en lograr el puntaje suficiente para ingresar a la universidad, pero el proceso de selección es complejo pues según el Ministerio de Educación para la admisión 2015 en las 33 universidades adscritas al acceso vía PSU sólo hay 77 mil cupos. En conclusión, 206 mil postulantes no podrán ingresar a esas casas de estudio.

Es por lo antes descrito que resulta conveniente destacar que la universidad no es el único camino para ingresar a la educación superior, en nuestro país existen instituciones de formación técnica y profesional que entregan educación de calidad y de alta empleabilidad que son fundamentales para el desarrollo del país. Instituciones como el Mineduc y la Sofofa han señalado en reiteradas oportunidades que en Chile hay un déficit de 600.000 técnicos. Para el año 2020 se proyecta un déficit superior a los 600 mil especialistas, siendo los sectores de la salud, minería y la tecnología los más perjudicados.

Ante tan buen escenario de empleabilidad es que tanto los Institutos Profesionales (IP) como los Centros de Formación Técnica (CFT) tenemos que seguir demostrando que la universidad no es la única ni mejor opción para lograr movilidad social. Cabe recalcar que un técnico-profesional puede partir ganado $ 600.000 y más dependiendo del área de trabajo, por lo tanto, las personas que estudian y se titulan de un IP o CFT aportan activamente al desarrollo y estabilidad económica chilena. En los países desarrollados existen 3 técnicos por cada universitario; aquí 3 universitarios por cada técnico, una proporción que no permite tener las personas calificadas que requieren las empresas del país.

No se puede olvidar que estudiar en IP o CFT implica aranceles más bajos, por lo que todo lo invertido durante el proceso educativo tiene un mejor retorno en el corto, mediano y largo plazo gracias a la alta empleabilidad y rápida inserción laboral. El llamado es a entender que la educación técnica-profesional no es una segunda, sino que la primera opción para desarrollarse profesionalmente e insertarse de manera eficiente en el mercado laboral y así, aportar al desarrollo de Chile.

La Generación X

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Son los jóvenes adultos de entre 35 y 50 años de edad, unos trabajando otros cesantes. Han sido ninguneados, ignorados, los han llamado la generación perdida o de la apatía y que tienen el síndrome de Peter Pan. Casi nadie escribe sobre ellos y si lo hacen es para cotejarlos con sus antecesores o la deslumbrante Generación Y. Pero existen y son muy capaces.

Coincido con quienes dicen que el ícono que representa a esta generación es la caída del Muro de Berlín (1989). El fin de la guerra fría movió al mundo desde el miedo del enfrentamiento nuclear entre las potencias de la época, hacia la incertidumbre social y el derrumbe de las utopías; se esfumaron las certezas políticas, desaparecieron los "héroes", y las instituciones y empresas más representativas de esos años pasaron del asombro al imperio del mercado globalizado y sin mayor escrúpulo dejaron una sombra dolorosa de cesantes.

En el medio de toda esta entropía y cambios estaban los chicos de la Generación X, sin saber si seguir los referentes de sus padres o esperar que apareciera "algo" que les diera un impulso para crear un camino propio, muchos se perdieron, otros renunciaron a levantarse y finalmente tomaron lo que pudieron de la vida y se convirtieron en los adultos de hoy.

Destaco la expresión musical de esta generación por su calidad y contenidos de valor para todos. Escuchar a Pink Floyd; The Doors; Queen; Los Prisioneros; Soda Stereo; Madona; Michel Jackson entre muchos otros, es disfrutar de un fascinante espacio de nuevas expresiones musicales donde convergen sus características más propias. Simultáneamente crearon un estilo a través de una vestimenta rupturista, cortes de pelos y vestir insólitos que posteriormente darían pie para que la próxima generación formara las "tribus urbanas".

Integrados al mundo laboral desde ya hace un tiempo tiene la experiencia de lo complejo y diverso que es construir pausadamente una carrera profesional, simultáneamente están criando participativamente a sus hijos pequeños y lidiando con un nivel de endeudamiento agobiador y soportando las modernas presiones consumistas. Con coraje han ido transitando por la vida, combinando aspectos que les son gratos como la participación en organizaciones sociales, leer y acudir a espacios culturales masivos, y la vida al aire libre, y por el otro lado asumen las exigencias diarias de una sociedad competitiva e individualista.

Han madurado, tiene conciencia que Internet y la tecnología en general es útil pero no es oráculo de sus destinos, saben escuchar más, no tienen problemas en pedir perdón, dar gracias, o llorar cuando se trata de mostrar sus emociones, y muchos ya valoran que es mejor ser felices y alegres en momentos escogidos que andar depredando la noche con goces sin destino.

Dos tercios de lo que se escribe en Internet es sobre la Generación Y, el resto es sobre la Generación de los Baby Boomers y la Generación X; prácticamente nada sobre la Generación de los Tradicionales que son nuestros actuales mayores de 65 años. Pareciera que no se entiende que los seres humanos somos una construcción histórica y mientras más veamos hacia atrás más nos aliviaremos el futuro. ¿Estaremos condenados a inventar la pólvora mil veces?

Los que pertenecen a esta generación están muy presentes en los espacios productivos y sociales de los países occidentales, ellos están asumiendo las mayores responsabilidades en las empresas, en la formación de familias; en las instituciones educacionales, sociales y políticas.

¡Hagamos el amor!

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Queridas amigas:

Las invito a hacer el amor.

A actuar con justicia, equilibrio, serenidad espiritual.

A pagar lo exacto.

A no quedarse con el vuelto.

A vender doce paltas cuando ofrece una docena y mil gramos cuando invita a un kilo.

A renunciar a la envidia, a evitar el rencor, a alejarse de la ofensa.

A ahuyentar las coimas.

A creer siempre en la belleza, en la paz, en la delicadeza.

En el entorno de la Navidad, las invito a regalar abrazos y no símbolos de idolatría comercial.

A concentrarse en gestos amables (¿habrá que decir que significan dignos de amar?).

No descansen para entregar figuras de simpatía y de originalidad.

Esta fecha es sinónimo de amor gestado en un pesebre con animales fieles y mansos. Con un niño feliz porque trae un mensaje de Salvación. Una madre joven y lozana. Un carpintero viejo y laborioso.

No viene envuelta en celofán carísimo ni es necesario "pagar" con tarjeta de crédito.

Hacer el amor no es solo un acto carnal. Es la sonrisa tibia, la mano generosa, la actitud noble.

La única caja de fondos válida en estos días es el corazón.

El cofre que vale.

El libro de las páginas magnéticas.

El continente espiritual y no el archipiélago desmembrado de los actos de infidelidad.

Los tiempos atávicos se refrescan y rejuvenecen. Son la guitarra de cuerdas siempre nuevas y la voz bien templada. Y la melodía que queremos escuchar, ausente de propósitos exclusivamente comerciales.

Es la escritura sagrada porque creemos en ella, con fe y prontitud, con esperanza y virtud, con sencillez y caridad hecha madera sin astillas de prejuicios.

Son los colores del paisaje que nos estremece, de la pintura que nos conmueve, del retrato del niño Jesús, alegre y festivo, tierno y gozoso.

Creemos en el llamado de la solidaridad y del afecto, no en la dictadura del odio.

La competencia no es la danza de millones; al contrario, anhela ser más competente.

La cuna del Cristianismo no es la forja de la especulación, ni el nacimiento de la pereza, la angustia y el drama.

Muchos prefieren el precipicio de las compras sin fronteras.

De la aduana que deja pasar todo sin límites ni restricciones.

No es hora de pensar en automóviles nuevos, en departamentos de lujos, en condominios gigantescos. Tampoco el tiempo del consumismo sin freno y del peor escenario de la corrupción.

Proclamemos la tolerancia.

Queremos una Noche Buena y también un Día Bueno.

Una Vida Buena.