Violencia y maltrato contra la mujer
Desde tiempos remotos cuando existía el patriarcado el hombre patriarca y jefe de la familia, tenía todos los derechos sobre la mujer. Ella era de su pertinencia, por lo que poseía toda la autoridad sobre su esposa, incluso sobre su vida, pudiendo venderla como esclava, abandonarla o desposarla contra su voluntad y, por cierto, recibir todo tipo de violencia, lo que aún en pleno siglo XXI se mantiene en algunos lugares del mundo.
Con el tiempo, la comunidad podía decidir su muerte en determinados casos, no su marido, considerándose esto como una "evolución" en cuanto al trato hacia la mujer.
Durante el Medioevo continuó la violencia hacia la mujer, de parte de sus cónyuges y familia, siendo obligadas a contraer matrimonio por razones sociales, políticas o de Estado, sin ningún derecho a decidir. En las clases más pobres además de la función reproductora, cuidado de los hijos y atención al esposo, debían trabajar en los campos para producir.
De reseñas históricas existen muchas, pero a pesar de los años en nuestra sociedad occidental las mujeres continúan siendo sometidas a maltrato y vejaciones, dependiendo del lado del mundo en que habite. Hasta hace poco el maltrato a la mujer por su pareja se consideraba un problema particular, propio de esa familia y no un hecho social como hoy.
En Chile una de cada tres mujeres entre 15 y 65 años ha sufrido violencia por su pareja en su vida, ya sea física, sexual, psicológica o económica. La Región con más prevalencia es la del Bío Bío, con un 43,5 %.
Sólo un tercio de las mujeres que tienen violencia física y psicológica denuncia; de éstas, la mitad desiste y retira la demanda, a veces presionada por sus parejas o miedo, y un 67 % que sufrió violencia sexual decide no continuar con la denuncia.
Las mujeres desisten porque consideran "que no fue algo serio", tienen miedo, les asusta que no le crean y en cuanto a violencia sexual, por vergüenza. Sin embargo, la Encuesta Nacional de Victimización por Violencia Intrafamiliar y Delitos Sexuales Adimark 2012, indicó que las mujeres que estarían dispuestas acudir a recibir apoyo por especialista es más de un 50% de los casos.
Las pacientes que acuden a los Cesfam generalmente lo hacen por otros motivos, consultando por depresión, angustia, crisis de pánico, insomnio y otras patologías, que tras la atención con el médico de familia o psicólogo se descubre la causa original: una violencia, ya sea física, sexual, psicológica o económica, normalmente por años, de lo cual ni siquiera sus familiares saben.
Se trata además de mujeres muy traumatizadas, con miedo a lo que le ha sucedido tanto tiempo y por lo que les pueda suceder, que no han contado a nadie sobre la conducta del agresor (su pareja o ex pareja), que busca mantener lo más aislada posible a su víctima para así ejercer el poder del maltrato ante quien no puede solicitar ayuda.