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Innovar y emprender

Federico Valdés

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Hace bastante tiempo que venimos escuchando y hablando sobre la importancia de innovar y emprender. En la Universidad del Desarrollo pensamos que ésta es una de las claves para que Chile pueda transformarse en una economía desarrollada que ofrezca más y mejores oportunidades a sus ciudadanos. Hemos sido exitosos en instalar esta idea, pero creemos que es importante ponerle contenido a este enunciado y evitar que se transforme sólo en una consigna vacía.

Muchas cosas son importantes a la hora de hablar de un ecosistema nacional de innovación y emprendimiento. Sin embargo, una tiene particular importancia a mi juicio. Si se quiere que la innovación y el emprendimiento sean realmente la respuesta a los desafíos de desarrollo que Chile tiene, se debe lograr que las nuevas ideas y los nuevos proyectos alcancen escalas relevantes.

Por lo tanto, debemos fomentar el desarrollo de proyectos de emprendimiento dinámico con alto potencial de crecimiento. Proyectos que sean transformadores de la economía. Google es el ejemplo de este enfoque por antonomasia. Fue un emprendimiento innovador que cambió el mundo, que cambió la economía y que ha producido gran desarrollo y creación de riqueza.

Cuando se habla de innovación y emprendimiento en Chile, el gran desafío es pasar de un ecosistema que fomenta que muchas personas tomen el desafío de emprender, a uno donde se produce una relación virtuosa de las distintas partes para que algunos de estos proyectos puedan escalar y cambiar la economía nacional en el largo plazo. Es ahí entonces cuando el emprendimiento toma su verdadera dimensión en el desafío de ser fuente de crecimiento y prosperidad.

¿Cómo se logra esto? Es una pregunta compleja y difícil de contestar de manera absoluta, pero sí sabemos que una fuerte inversión pública en educación y en ciencia y tecnología es clave en este aspecto. También sabemos que una disposición de parte del mundo privado, particularmente de las grandes empresas, para invertir parte de sus ganancias en capital humano avanzado y en investigación y desarrollo es parte esencial de la ecuación.

Se requiere un sistema de financiamiento que permita tomar riesgos y apoyar el desarrollo de apuestas futuras de gran alcance. Se necesita que Chile se transforme en un lugar que atraiga talentos de todo el mundo y que permita que éstos se instalen y desarrollen acá. Se necesita un mercado altamente competitivo, con reglas claras y con incentivos bien puestos a favor del crecimiento. En síntesis, se necesita una mirada país, donde actores públicos y privados puedan jugar el rol que les corresponde en esta tarea de largo plazo que busca transformar nuestra economía basándose en la capacidad emprendedora y de innovación de sus individuos.

Rector

Política instrumental

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El instrumentalismo ha sido una de las herramientas más utilizadas por los políticos y, en general, por la vida misma. Ejemplos hay muchos, de jóvenes que estudian carreras que no quieren, pero son muy lucrativas; o de quienes hacen negocios que detestan, mas sirven para determinados fines. Estudiantes que no quieren aprender, sino sólo pasar de curso y obtener su licenciatura; países que se asocian a pesar de sus diferencias, para evitar conflictos, o derechamente, invadir a otros.

Hay cuestiones que son instrumentales, sin fondo, pero deseables para la consecución de un objetivo.

Al menos entre 1980 y 2010, la política chilena pareciera que estuvo más concentrada en los fondos que en las formas y las coincidencias ideológicas hacían plausible pactos instrumentales.

La centroizquierda se unió en torno a la negativa a Pinochet, algo instrumental: derrotar la dictadura; pero entonces transformó ese objetivo en algo mayor, en la visión compleja de una sociedad, de organizarse, de relacionarse con sus ciudadanos y con el mundo. A su vez, al menos durante los primeros años, la oposición se unificó en el resguardo del legado político de Pinochet.

¿Qué tenemos hoy? La Nueva Mayoría es la antigua Concertación, más el Partido Comunista, lo que, a la luz de los hechos, más parece un pacto instrumental que un grupo comprometido con un fondo político. La seguidilla de diferencias y desencuentros; los vacíos existentes en las propuestas y las visiones a ratos antagónicas, no hacen sino pensar en eso.

Lo curioso es que en la derecha la situación tampoco es distinta. La UDI y RN no logran cuajar un proyecto político y al interior de los propios partidos la diversidad no enriquece, sino que parece un problema, al menos para ellos.

Son cosas de los tiempos, pero no necesariamente positivas. Las sociedades necesitan relatos y convicciones y no meros pactos que muchas veces buscan el poder por el poder, sin pensar en qué le ofrecen a la sociedad... Puede ser la crisis de las convicciones.

Son cosas de los tiempos, pero no necesariamente positivas. Las sociedades necesitan relatos y convicciones y no meros pactos