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Elección de intendentes

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La descentralización se debe plantear como un medio para mejorar la administración del Estado acercándola al ciudadano, y como un imperativo para el desarrollo integral y solución a las desigualdades territoriales. El país necesita nuevos motores que le permitan mejorar el impulso del crecimiento, con gobiernos locales capaces de alinear a los distintos actores en torno a un proyecto común.

La elección de intendentes elegidos democráticamente es una de las primeras medidas incluidas en las recomendaciones de la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización y comprometidas por el actual Gobierno. Será la reforma de descentralización más emblemática y necesaria para lograr un efectivo avance del proceso de descentralización y del futuro desarrollo de las regiones.

Es evidente que la descentralización no implica sólo una modificación en el esquema de división funcional del trabajo entre jurisdicciones estatales, también afecta la dinámica de la política global del país, el rol de los partidos y los intereses nacionales y locales.

Es aquí donde radica un tema que se debe tener en cuenta para hacer que el escenario que conforma la elección de los intendentes sea lo más conveniente para los intereses de las regiones, para asegurar que los intendentes elegidos tengan los mayores grados de representatividad, legitimidad, independencia y recursos necesarios para interactuar y consensuar con el gobierno central de turno, la realización de los planes de desarrollo regionales.

Por lo tanto, mirando el interés regional, la elección de intendentes al igual que la elección de las otras autoridades territoriales (alcaldes, concejales y consejeros) se debe realizar en fechas distintas a la elección de las autoridades nacionales (presidente y parlamentarios) para no contaminar la esencia de los gobiernos territoriales, en que su misión fundamental debe ser representar a su territorio con toda su integridad ciudadana, independiente de la contingencia política de turno, la que debe estar reservada preferentemente para las autoridades nacionales.

La Comisión Asesora así lo ha entendido y ha propuesto que la primera elección directa y popular del intendente sea en conjunto con las municipales en Octubre de 2016, sin embargo, y mirando un interés personal, mezquino, cortoplacista y lejos del interés de las regiones, algunos presidentes de partidos y parlamentarios presionan al gobierno para que ésta se realice en conjunto con las elecciones presidenciales y parlamentarias en el 2017.

Es evidente que la elección en el 2017 amenaza menos a los actuales parlamentarios, que están muy inquietos porque el perdedor de una elección de intendente el 2016 les compita el 2017.

Realizar la elección de intendentes en el 2017 le traerá al actual gobierno y parlamentarios el rechazo de la ciudadanía regional, con serias consecuencias políticas difíciles de prever. Los movimientos ciudadanos nacieron para quedarse y ante una causa justa no se doblegan.

Expectativas empresariales: las cifras que esconden el diálogo

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Según la última encuesta Enade sobre expectativas económicas empresariales, el 40,5 % de los empresarios califica el año 2014 como malo y un 10,7% como muy malo. Una primera lectura de las cifras instala la opinión de que el 52,1% de los empresarios considera que éste ha sido un mal año en términos económicos.

Sin embargo, ante la pregunta por las perspectivas para 2015, un 43,6% considera que serán similares y un 15,4%, mejores. En resumen, un 59% - la mayor parte del empresariado- estima que el próximo año será igual o mejor que 2014, percepción que podría estar marcando un punto de inflexión en las expectativas de los agentes económicos, hacia un horizonte más favorable.

Respecto de los indicadores económicos, las expectativas de los empresarios no están fuera de los rangos previstos por el Banco Central. En su mayoría no esperan grandes sobresaltos en el desempleo, el precio del dólar, la inflación ni en la tasa de interés. La diferencia significativa es sobre la tasa de crecimiento del PIB: el ente emisor la sitúa en torno al 3%, mientras los empresarios esperan menos de esa cifra para 2015.

Lo relevante de la encuesta es que arroja una percepción de futuro inmediato sin grandes diferencias entre la mirada económica de las autoridades y las del empresariado, por tanto se requiere del diálogo que transforme estas posiciones cercanas en acuerdos de mediano plazo para impulsar la economía en el presente y retomar la senda de crecimiento potencial.

Los empresarios manifiestan mayoritariamente (91,2%) que Chile no está dando los pasos necesarios para aumentar su competitividad en el escenario mundial. Esta es sin duda su mayor preocupación refrendada por un 78,7% que dice tener plena conciencia de que la productividad es la variable clave para el desarrollo económico futuro.

Muchos son los llamados que el sector privado ha hecho al Gobierno para que aumente los espacios y oportunidades de diálogo. Bien vale la pena, entonces, explorar en la disposición de los empresarios hacia el diálogo, más allá de las declaraciones de los dirigentes gremiales y más aún cuando en la encuesta Enade, frente a la consulta de si en Chile se avanzará hacia una mayor cooperación público-privada, el 82,4% manifiesta su total desacuerdo.

La pregunta es inevitable: ¿el empresariado hará el esfuerzo de dialogar si no cree que vaya a llegar a acuerdos con el sector público? Y por tanto ¿tiene una real voluntad de dialogo?

Las interrogantes se agudizan cuando en el mismo sondeo, el empresariado considera mayoritariamente (85,9%) que durante el 2015 no se observará una buena disposición para lograr acuerdos entre Gobierno y oposición, lo que refleja una falta de confianza en que uno y otro sector político tengan la capacidad suficiente de lograr acuerdos nacionales.

Nuestro país requiere del diálogo público-privado para hacerse cargo de la competitividad y la productividad, así como también de la forma en que el Estado garantizará derechos ciudadanos en materia de salud y educación.

Vivir del cuento

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Revuelo causó en España a mediados de octubre la detención de Francisco Nicolás Gómez, un joven de 20 años que ya es conocido públicamente como "el pequeño Nicolás", quien fue acusado de falsedad, estafa y usurpación de identidad.

Lo que llamó la atención fue su ostentoso estilo de vida. Autos de lujo, guardaespaldas, noches de juerga en salones vip de las principales discotecas de Madrid y un poder de convencimiento que le generó una importante red de contactos. Sus amigos lo califican como un superdotado, poseedor de una mente privilegiada.

Rápidamente se ganó el cariño de la sociedad española en las redes sociales cuando se le acusó de haber estafado a empresas simulando ofrecer favores políticos mediante su red de influencias. Su novel edad no fue un problema para codearse con políticos y empresarios, como en la coronación del Rey Felipe VI y en la elección de Mariano Rajoy como presidente.

"El pequeño Nicolás" explicó su versión de los hechos a la prensa. Dijo ser un colaborador del Centro Nacional de Inteligencia, la Casa Real y Vicepresidencia del Gobierno Español, situación que explicaría que fue detenido por Asuntos Internos -entidad policiaca que se dedica a investigar la corrupción entre sus funcionarios-, y no por las fuerzas de seguridad tradicionales.

Más allá de cuán cierta sea su versión de los hechos o de la astucia que demuestran tamañas experiencias de vida a tan corta edad, Francisco Nicolás entendió desde muy joven que podía lograr ser respetado aparentando ser alguien importante, algo que en tierras hispanas es definido como "vivir del cuento".

Hace algunos días, un estudiante de la Universidad del Desarrollo se transformó en tendencia en redes sociales debido a un mensaje en el que invitaba a votarlo como presidente del centro de alumnos de su carrera puesto que son gente que piensa muy parecido, estilo ABC1, y que deberían aprovecharlo. Hoy es conocido como "el zorrón de la UDD".

Este tipo de situaciones son propias de un entorno en el que se valora el "cuánto tienes, cuánto vales". Advertir a la juventud de estos peligros puede ser todo un lugar común, pero es difícil hacerlo cuando muchos adultos a nivel político y empresarial no dan el ejemplo.