Desafío de la Teletón
La última Teletón resultó una vez más exitosa al pasar los 25.500 millones de pesos, superando la meta alcanzada el año anterior. Una y otra vez los chilenos demuestran su afecto por la institución y por los niños atendidos allí.
Es destacable que esta obra se haya mantenido por 36 años y que sea capaz de superar sus propias marcas, una y otra vez, continuando y extendiendo su labor en nuevos centros. La Teletón ha sabido mantenerse neutral en política y salvar divisiones. Las personas confían en ella y le entregan sus aportes.
Es de esperar que en la cruzada que se inició anoche, por 27 horas, seamos nuevamente capaces de superar la meta, por el bien de los menores y por lo que esta campaña provoca en los chilenos.
Hay que considerar que el 13% de la población tiene algún grado de discapacidad, lo que se traduce en alrededor de 2 millones de personas, según la encuesta realizada en 2006 por el Servicio Nacional de Discapacidad (Senadis). A partir de la Teletón, la discapacidad ha pasado a ser un tema importante en el desarrollo de políticas públicas, promoviendo mejores condiciones de vida para las personas. La Teletón es la obra más importante que se ha realizado en favor de los niños con discapacidad, trabajando en su rehabilitación y generando un cambio cultural, por su dignidad y derechos. Gracias a esta campaña se han construido centros en todo el país. Este año iniciará sus operaciones el número 14, ubicado en Valdivia.
Esta campaña ha apelado además a la conciencia y a las emociones de los chilenos respecto de la necesidad de integración a la sociedad y que se respeten los derechos de los discapacitados. Tomemos en cuenta que la mitad de las personas con discapacidad no ha completado la educación básica, situación que les impide desenvolverse en el ámbito académico y laboral de manera igualitaria.
La discapacidad dejó de ser un tema individual y asociado a la anormalidad, para transformarse en una temática social, y de la cual debemos hacernos cargo como sociedad. Es necesario dar paso a la integración y a la generación de un rol activo de las personas que tienen disminuidas algunas de sus facultades, logrando así un cambio cultural. El llamado es a participar activamente en esta Teletón.
Desde 1978 el evento benéfico ha logrado conseguir una y otra
Déjenlo trabajar
Alfredo García Luarte
Sacar al intendente Rodrigo Díaz parece ser un anhelo que no pocos esconden, tanto en la oposición como en el propio oficialismo. Los primeros, por el solo hecho de anotarse un 'triunfo político' -táctica habitual de quien transita por la vereda de la oposición-, mientras que los segundos, por la necesidad de ajustar cuentas internas o aprovechar oportunidades con miras a incrementar su poder político e influencia.
Se le acusa ahora al intendente de carecer de liderazgo, debido a que supuestamente fue incapaz de gestionar ante el gobierno central mayores recursos para incrementar el presupuesto del Bío Bío para el próximo año, cosa que habrá que ver si es tan así dentro de los próximos días. Poco 'peso político' se le enrostra a Rodrigo Díaz desde la oposición, opinión que algunos también comparten en la Nueva Mayoría, pero más silenciosamente.
Esta forma de aportillar la labor de un Intendente no es nueva. Son varios los que en el pasado han sido víctima de estos intentos, algunos de los cuales han debido renunciar al cargo por falta de apoyo y respaldo político.
La consecuencia de todo esto la termina pagando la Región y sus habitantes. La inestabilidad del cargo impide planificar con seriedad y responsabilidad las metas por las cuales se espera alcanzar un crecimiento y desarrollo importante para la zona. No se trata de no fiscalizar esas labores, sino simplemente dejar que la autoridad haga su trabajo en función de los objetivos trazados. Luego vendrá la rendición de cuentas.
Estar más pendiente de dejar contento a los socios de coalición, atendiendo sus peticiones particulares y presiones varias, por cierto que resulta desgastante y distractor sobre aquello que realmente importa.
Con casi nueve meses en el cargo, el intendente Díaz ha demostrado un real compromiso con la Región, que trasciende su filiación política, hecho que por cierto parece incomodar a muchos de su propia coalición, que creen que los cargos públicos son palitroques que hay que abatir o botines de guerra que capturar, con el objetivo de incrementar el poder político.
La seriedad y la responsabilidad del intendente Díaz es un activo que hay que cuidar para beneficio no de su partido ni de su coalición, sino de la Región del Bío Bío, la que requiere con urgencia de cambios y transformaciones importantes que contribuyan a conducirla en el corto y mediano plazo hacia mayores niveles de crecimiento y desarrollo.
Ojalá que quienes promueven esos aportillamientos -tanto de la oposición como del oficialismo- piensen un poco más en la Región y no tanto en esos intereses políticos mezquinos, de los cuales la ciudadanía está harta.
La seriedad y la responsabilidad del